Argentina: los alimentos que desaparecen a partir de la revolución sojera
Especialistas alertan sobre el impacto de la expansión de la soja en pequeñas producciones
Especialistas afirman que la expansión de la superficie sembrada de soja está desplazando a otras producciones, como la tambera, la ganadera y la de productos tradicionales de determinadas regiones que -como en el caso de la lenteja en el norte bonaerense, la batata en la zona de San Pedro y la zanahoria en Roque Pérez- desaparecieron o están en peligro de desaparecer
Sólo en el curso del año 2002, más de 1.000 tambos dejaron de operar en la Provincia de Buenos Aires. En los últimos años, una variedad de trigo, el llamado trigo candial, dejó de producirse en la Argentina mientras mermaba la producción de maíz. En los alrededores de San Pedro, donde en algún momento se sembraban 6.000 hectáreas de batata y había dos cosechas de papas por año, ambas producciones forman parte de la historia del lugar. Más cerca, en Arana, el tradicional cultivo del alcaucil tiene cada vez menos espacio para desarrollarse, a medida que los productores destinan más tierra al cultivo de soja.
Son postales que ilustran la contracara de la revolución sojera, un fenómeno que empieza a preocupar a especialistas de las facultades de Ciencias Naturales, Ciencias Exactas y Trabajo Social de la UNLP que trabajan en alimentación y que buscan crear un espacio de reflexión y debate en el que se analice el impacto que la expansión vertiginosa de la soja en los últimos años puede tener en la diversidad productiva y alimentaria de la región.
Como los especialistas nucleados en el llamado "Grupo de Reflexión Rural", los profesionales platenses apuntan a una preocupación concreta: que la explosiva expansión de la soja impacte negativamente en algunas pequeñas producciones regionales tradicionales hasta hacerlas desaparecer.
Y citan ejemplos concretos: el de la lenteja, que antes se producía en el norte bonaerense y el sur de Santa Fe y hoy se importa desde Canadá llegando al consumidor a un valor diez veces mayor; o el de las arvejas, que corrieron la misma suerte, según indica Adolfo Boy, uno de los creadores del Grupo de Reflexión Rural, un nucleamiento no oficial que se propone "hacer un diagnóstico distinto de la crisis del campo".
Oficialmente, en tanto, se reconoce que la explosiva expansión de la soja afectó a algunos cultivos, como el maíz. Pero se considera que los planteos que están dejando oír algunos especialistas son alarmistas y que "el propio mercado y las necesidades del productor van a regular las producciones".
UNA CUESTION DE RENTABILIDAD
Según las cifras manejadas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación, mientras en la campaña 92/93 la soja sembrada en la Provincia representaba una superficie de 1.297.500 hectáreas; en la campaña 2001/02 se sembraron 2.525.310 hectáreas, registrándose además siembras y cosechas récord en las campañas siguientes.
¿La razón? Oficialmente se indica que el vuelco hacia la soja se dio a partir de su alta rentabilidad y bajo riesgo, factores que, combinados, hicieron que muchos productores cerealeros y hasta tamberos, se inclinaran por ese cultivo en los últimos años convirtiendo a la Argentina en el segundo exportador de soja del mundo.
"Muchas zonas de la provincia que se caracterizaban por ser de chacra mixta hoy son cultivos intensivos de soja, mientras el ganado es desplazado a otras tierras y las pequeñas producciones desaparecen", dice Adolfo Boy, ingeniero agrónomo y uno de los fundadores del Grupo de Reflexión Rural, uno de los nucleamientos que alertan sobre esta situación.
Boy elige el ejemplo de San Pedro "una comunidad bonaerense que en su momento tuvo dos cosechas anuales de papas y 6.000 hectáreas sembradas con batatas. Hoy todo es soja, la batata desapareció y con ella las agroindustrias que hacían dulce de batata", cuenta.
El especialista indica que "el peligro del monocultivo en este caso está dado porque las tierras antes dedicadas a la producción mixta hoy son explotadas intensivamente, mientras las pequeñas producciones desaparecen, los productos deben importarse y se encarecen en el mercado y la alimentación de la población pierde diversidad".
Y pone el ejemplo de las lentejas: "que antes se producían en el norte bonaerense y el sur de Santa Fe y hoy se importan desde Canadá a un precio diez veces superior: de 0,80 a 8 pesos el kilo". Alude también al ejemplo de las zanahorias "que en algún momento fueron una producción importante en la zona de Pergamino y Roque Pérez, donde actualmente el principal cultivo es la soja".
Para Pablo Urdapilleta, director de Agricultura de la Provincia "estos nuevos planteos son demasiado alarmistas. Es cierto que la expansión de la soja se vieron afectadas otras producciones, sobre todo el cultivo del maíz y el girasol, la lechería y la ganadería, con el desplazamiento de lotes de mediana calidad. Pero esto sucede en la medida que la soja ofrece buena rentabilidad y bajo riesgo al productor y permite tener una cosecha récord como la que tuvimos este año. Cuando eso no sucede, el mismo productor cambia, como pasó con el girasol en el sudoeste, donde la cosecha de soja no fue buena y los productores volvieron a su producción tradicional".
Diario El Día, Argentina, 11-7-03