Argentina: vecinos de Gualeguaychú denuncian afecciones por derrame tóxico

Por Télam
Idioma Español
País Argentina

Pobladores de Gualeguaychú denunciaron ante la Justicia sufrir problemas en la piel, garganta y ojos, como consecuencia del derrame tóxico que se registró el martes en la planta que Botnia construye en Fray Bentos, frente a las costas entrerrianas

Alejandra Crimella, una de las personas afectadas, reveló hoy que los problemas comenzaron luego que, con otras dos asambleístas, intentó fotografiar la planta de Botnia desde el puente General San Martín, el martes pasado.

Ese mismo día, se produjo un accidente en la planta mientras un grupo de obreros manipulaba sulfuro de sodio que, como consecuencia de los fuertes vientos, alcanzó a un grupo de trabajadores que estaban realizando tareas en las inmediaciones.

En total unos doce trabajadores resultaron intoxicados y debieron ser internados de inmediato.

Crimella dijo que las otras asambleístas intoxicadas son Gabriella Caballero e Isabel Nievas, con quienes se trasladó hasta el puente internacional para obtener las fotografías.

Mari González, una ciclista que hacía gimnasia en la ruta 42, entre Pueblo Belgrano y el Parque Unzué de Gualeguaychú, también sufrió irritaciones en la piel, garganta y ojos, según dijo Crimella.

La asambleísta relató que el martes, mientras se encontraba con Nievas y Caballero en el puente tratando de obtener fotografías de Botnia, sintieron un fuerte olor a cloro, que les provocó una inmediata picazón de garganta e irritación en la piel.

La otorrinolaringóloga Ana Emilia Muñoz confirmó que las asambleístas presentan la piel muy irritada y comparó la afección con los síntomas que mencionan los productores rurales luego de las fumigaciones con agroquímicos.

En declaraciones a radio Máxima, Muñoz dijo que si la afección que padecieron las asambleístas la hubiera sufrido un niño, "con vías respiratorias más pequeñas que las de un adulto, no sé que hubiera pasado".

Crimella explicó que se encuentra medicada por las afecciones en la piel y garganta y que hoy debió concurrir a un oftalmólogo debido a que sufre una severa irritación de ojos, síntomas que también están afectando a las otras tres mujeres.

La asambleísta dijo que la situación fue denunciada ante el fiscal de Gualeguaychú, Rubén Chaia, quien pasó las actuaciones al juez de Instrucción Eduardo García Jurado.

"Según lo que me comunicaron hoy en los tribunales, este magistrado se declaró incompetente y pasó la causa al juez federal de Concepción del Uruguay, Guillermo Quadrini", agregó Crimella.

La ambientalista dijo que otros pobladores de Gualeguaychú que se encontraban el martes en Arroyo Verde, donde participaban del corte de la ruta que conduce a Fray Bentos, también sufrieron los efectos del derrame tóxico y presentan síntomas similares a los que ella denunció.

Fuente: Télam

Página/12, Argentina, 16-08-07

Comentarios

16/09/2007
qué bien, cuantas palabras, por cris, de gualeguaychu
es doloroso leer tanto palabrerío, sin embargo está bueno que alquien le dedique tanto tiempo gratuitamente al tema (¿gratuitamente?). es doloroso ver como la planta extrangera funciona para perjuicio de todos y que lo haga con total impunidad. Me acerqué al puente el jueves 6 de septiembre, ingenuamente y quedé con mi cara y cuellos lesionados, y todavía estoy sufriendo ardor y dolor, además de faringitis. realmente no quiero que mis hijos vivan en un ambiente contaminado, no quiero ver como mi pueblo se va a ir empobreciendo y enfermando y te lo digo de corazón no te deseo que sientas este ardor en la cara y cuello que estoy sintiendo yo en este momento. Dios mío. ¡¡¡¡¡Por favor ayúdennos que estamos condenados a morir o a irnos!!!!! y es nuestra tierra no la de los finlandeses.
17/08/2007
Las "afecciones por "derrame tóxico", por ecoUruguay
Ya no extrañaría una noticia que dijera: “Busti no descarta que el terremoto en Perú haya sido ocasionado por las pruebas en Botnia”. Perdidos todos los frenos, el gobernador saliente acusa de todos los males imaginables a una planta de celulosa que todavía no ha empezado a funcionar. Se afirma precisamente en eso: en que “todavía no empezó a funcionar y ya contamina”. Y no le da vergüenza. Pero, por las dudas, se desmarca de las piqueteras “intoxicadas” en el puente. Para tanto no le da.

“Las fallas de Botnia serán utilizadas para presentar nuevas pruebas en La Haya”, anuncia la agencia estatal de noticias Télam, y agrega que, para el gobernador Jorge Busti, está “absolutamente comprobado” que cuando la planta de Botnia inició sus primeras pruebas produjo fuertes olores y vibraciones, y advirtió que estos elementos serán utilizados en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

“Está absolutamente comprobado que cuando se iniciaron las primeras pruebas en la planta, hubo un olor a azufre infernal en toda la zona y vibraron las cabinas del puente San Martín, que une Fray Bentos con Gualeguaychú”, dijo.

Lo de que une Fray Bentos con Gualeguaychú es algo que llama la atención, porque Gualeguaychú está a más de 30 kilómetros de carretera de Fray Bentos. También ese sitio afirma que el humo de la chimenea se ve desde Gualeguaychú, cosa que si ocurriera sería un portento por la distancia que separa los dos lugares, y que impide ver tal cosa por la sola curvatura de la tierra. Pero pase.
Lo fantástico de estas declaraciones es que, precisamente cuando se produjeron las primeras pruebas, varios medios piqueteros –como El Día, de Gualeguaychú– cayeron en el ridículo cuando ni siquiera pudieron inventar algo que se pareciera a una noticia. Se enteraron de que Botnia estaba haciendo pruebas a través de la prensa uruguaya, y basta leer los diarios de aquellos días: "La gente se preguntaba", "Corrían rumores...".
Ahora, Busti afirma que todo tembló kilómetros a la redonda, y hubo fuertes olores infernales (que, como se sabe, son a azufre). Si no los olió El Día, si no tembló Máxima, ni de invento, dé por seguro que no existió.

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Respecto al accidente del martes, dijo Busti, “se están reuniendo todos estos elementos y se están realizando todas las acciones que permite el marco de la legalidad supranacional para la defensa de las pretensiones argentinas”, respecto a la necesidad de que Botnia se vaya del Río Uruguay, planteada por Argentina ante La Haya en mayo de 2006.

En realidad el incidente no provocó la intoxicación de ningún trabajador: sólo dos tuvieron una severa irritación de las mucosas. Fueron los únicos que permanecieron internados por unas horas, y dados de alta el mismo día. A ellos se sumó un episodio en el mejor de los casos confuso, pero que más bien -según trascendidos todavía no confirmados- aparecería asociado a la picaresca o “viveza criolla”, consistente en ir a inhalar las bolsas de sulfuro de sodio, aparentemente buscando un “desmayo” que habilitara una licencia médica. Pero de intoxicación, nada.

De todos modos hay que reconocer a Busti que, ignorante de todos los límites de la vergüenza, es capaz de discernir hasta dónde se puede disparatear. O alguien le advirtió que no hablara del tema. Lo cierto es que se apartó de la denuncia de las tres piqueteras que afirmaron haberse “intoxicado con cloro”, a varios kilómetros de distancia, siete horas después de que el fuerte viento esparciera un poco de polvo, y que se diluyó en el aire a no más de 30 metros del lugar. “Intoxicadas” con cloro aunque el polvo no contiene cloro, siete horas después de esparcido, a siete kilómetros del lugar, con un viento de 40 kilómetros por hora que, por lo visto, soplaba en círculo entre la planta y el puente.

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Respecto a la presunta intoxicación de tres personas del otro lado del río Uruguay, nadie las ha tomado en serio porque son intrínsecamente ridículas.

El médico de emergencia que asistió a los operarios, Henry Jaurés, indicó que algunos habían presentado “sintomatología respiratoria irritativa y a nivel de piel”. De todas formas, agregó a El País que “por la cantidad que inhalaron no tiene secuelas inmediatas. Dos de los operarios un poco más comprometidos quedaron internados en observación, pero fuera de peligro”.

En declaraciones a Página/12, Castillo advirtió que “si la planta contamina” lo van a denunciar y serán “los primeros en marchar para que la planta se vaya”.

Luego de evaluar los hechos, la empresa ya tomó algunas decisiones. “Cuando el viento sea de más de 10 nudos (unos 19 km/h) se detendrá las tareas fuera de la zona de exclusión que creamos para manipular estas sustancias”, indicó a El País el ingeniero García, responsable de las operaciones de la planta.
De todas maneras, aseguró que el accidente no ocasionó ningún tipo de impacto ambiental negativo. “Fue en un área muy confinada, estamos hablando de una cantidad muy baja de polvillo que se arrastró entre 25 y 40 metros dentro de la planta; por lo tanto desde el punto de vista ambiental no hay ningún tipo de consecuencias”.

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En el campamento de Arroyo Verde, los activistas seguían con atención las noticias del hecho en la versión de los medios locales. Esos medios, según lo han manifestado explícitamente, no se rigen por las normas del periodismo independiente sino que se asumen como herramientas propagandísticas de la Asamblea.

Previsiblemente, la noticia fue explotada por la Asamblea. Tres militantes se presentaron ante la Justicia para denunciar que fueron afectadas físicamente por lo que llamaron “nube tóxica” generada del otro lado del río Uruguay.
Queden para la historia sus nombres: Gabriela Caballero, Alejandra Crimella e Isabel Nievas se presentaron ante el fiscal Rubén Chaia, y denunciaron que, al enterarse del accidente (según declararon a APF.Digital fue pasada la hora 15, seis horas después de ocurrido), se dirigieron al puente internacional General San Martín para fotografiar una “gran nube tóxica” que emanaba de la chimenea de la planta de Botnia.

Sin embargo, el dirigente sindical Rossi había informado horas antes que la sustancia que causó estas reacciones “no salió por la chimenea, porque la empresa está manipulando químicos a cielo abierto”. Según Rossi, “los trabajadores que estaban ejecutando específicamente la manipulación de los productos químicos usaban ropa y protección adecuada y no se vieron afectados, pero sí quienes estaban alrededor”.

Las militantes “asambleístas” manifestaron a Página/12 que, apenas llegaron a la cabecera del puente, sintieron un “muy fuerte olor a cloro”, y minutos más tarde presentaron síntomas como picazón, enrojecimiento en piel y ojos. Agregaron que sólo pudieron permanecer un par de minutos en la mitad del puente.
Agregaron a APF.Digital que, al regresar a la zona de Arroyo Verde “la gente que estaba en el corte nos decía que nos sentía olor a cloro en la ropa y en el auto. Luego de un rato, empecé a ponerme muy roja en la cara, las orejas y el cuello; me ardía la garganta y la lengua y también tenía la vista muy roja, según me dijeron”, añadió una de las mujeres.
El fiscal les tomó la denuncia y caratuló la causa como “lesiones de contaminación ambiental de índole internacional”. Tras la presentación, las mujeres fueron revisadas por médicos forenses, quienes les diagnosticaron una dermatitis aguda, producto de la inhalación de algún ácido.

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El sitio Bustismos.com registraba, poco después, los siguientes y otros comentarios:

“Extrañamente, este polvillo de sulfuro de sodio tiene propiedades especiales, nunca antes analizada por los especialistas. Sorteando hábilmente a todos los ciudadanos uruguayos (salvo a los nueve trabajadores), logró escaparse del predio de Botnia en horas de la mañana y –arteramente– llegó hasta la cabecera argentina del puente internacional, quedando agazapada durante varias horas, esperando caer sobre un incauto. Horas después, alrededor de las 15:00, y aprovechando la casual visita de tres asambleístas, la nube tóxica se ensañó terriblemente contra las ciudadanas argentinas.
A kilómetros de distancia del accidente, las tres asambleístas sufrieron –según sus palabras– picazón, enrojecimiento de la piel y dermatitis aguda ‘producto de la inhalación de un ácido’. Y raudas, se presentaron ante la Justicia argentina para intentar entablar una demanda contra la empresa Botnia. Cosas veredes, Sancho…”

Posteriores entradas registran comentarios como:

“El accidente ocurrió en la mañana y las asambleístas fueron por la tarde. Un nivel de concentración de un gas o de partículas que aguante en el aire tanto tiempo debería haber afectado a miles de personas después de esa cantidad de horas. Y, a esta altura, la nube debería estar por Santa Fé o Corrientes…
Los síntomas de las asambleístas dan la impresión de que estuvieron cerca de un producto relacionado con el cloro. Mi conclusión primaria, subjetiva: flor de embarrada de cancha, aprovechando un lamentable accidente”.

“El proceso Kraft se inicia generando licor blanco. Este licor blanco es una mezcla de sulfuro de sodio en solución de hidróxido de sodio. No hay un sólo átomo de cloro en esta mezcla. El sulfuro de sodio es un polvo blanco de apariencia cristalina pero muy ligero, de apariencia similar al talco. Viene en bolsas con las que se cargan las tolvas que vierten ese polvo en los tanques que están a una cierta altura, creo que de unos 30 metros.
(…) Sólo hay dos explicaciones para las mujeres de Gualeguaychú (bueno, en realidad tres). O bien lo que dicen es mentira, o bien es autoinfligido (por ejemplo exponiéndose a hipoclorito de sodio concentrado) o bien es histerismo (somatización). En ningún caso lo que pasó puede ser culpa de Botnia por las razones del artillero: 1) Botnia no está usando sustancias cloradas. 2) La inmensa mayoría de los obreros en el perímetro de la fábrica no sufrieron ninguna afectación. 3) Los que sí la sufrieron tuvieron problemas consistentes con el contacto con sulfuro de sodio, no con sustancias cloradas”.

En definitiva, unos gramos de sulfuro de sodio se esparcieron dentro del predio de Botnia, por el viento de 40 kph que soplaba desde Gualeguaychú hacia Fray Bentos. Seis o siete horas después, tres personas dicen haberse "intoxicado" por 8na "nube tóxica" que nadie pudo ver pero aún permanecería en el lugar después de tantas horas, y que habría empujado al polvo en dirección contraria al viento, desde Fray Bentos hacia Gualeguaychú. Luego resultó que otra de las presuntamente afectadas estaba más lejos aún.

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Pero, incontenible, Busti dijo que “sí está comprobado que las pruebas en la planta de Botnia afectan a pájaros, palomas y peces, y producen fuerte olor a azufre, además de vibraciones”.

Es otra afirmación que sólo puede hacer un irresponsable como el señor gobernador. Lamentablemente, nadie le advirtió que podía argumentar otro de los “resultados comprobados” de la sola presencia de la planta en Fray Bentos: la eutrofización de las aguas en el lago de la represa de Salto Grande y la superpoblación de algas.
Precisamente en estos días las autoridades están analizando ese problema que, presuntamente, podría producirse… cuando los “efluentes contaminantes” de la planta fueran vertidos al río Uruguay.
De modo que, así como ahora adjudica a la planta la muerte de peces por causa desconocida (que viene siendo denunciada desde hace meses) y aves (desde hace meses se denuncia la supuesta desaparición de los pájaros, también por causa desconocida ya que Botnia no empezó a trabajar ni a producir los malignos efluentes aéreos), y ahora menciona la supuesta muerte de palomas (“palomas y peces”, aunque se supone que pájaros y palomas son parientes), podría haber mencionado la abundancia de algas por eutrofización de las aguas, y cargárselas también a la planta de celulosa.

Ante lo que Busti califica como la decisión del gobierno uruguayo de avanzar con el hecho consumado y la inminente puesta en funcionamiento de la planta, prevista para septiembre, el gobernador se manifestó “preocupado” y afirmó que teme “reacciones muy peligrosas” entre los habitantes de Gualeguaychú, que siguen pidiendo la relocalización de la planta fuera del río Uruguay.

Varias cosas no quedan claras. No está claro si se trata de reacciones peligrosas que adoptarían “los habitantes de Gualeguaychú que siguen pidiendo la relocalización de la planta fuera del río Uruguay”, si es otra amenaza de las que acostumbran hacer los piqueteros como Fritzler, Pouler y otros, en el sentido de que “alguien” hará “algo terrible” pero que “nadie quiere que ocurra” o si le preocupa la reacción de otros entrerrianos hartos del dominio piquetero de las rutas. Porque, afirmó a continuación, “Nosotros creemos que estas medidas son inconducentes”.

Quizá para despistar o para no malquistarse con el piquete que él mismo financia con dineros públicos, postuló de inmediato que “lo que hay que buscar son medidas para mostrar que lo que nosotros dijimos es verdad, que se contamina, que están muriendo pájaros, que se intoxica gente, que se perjudica el río, el puente”.
Pero, aparentemente para llegar tortuosamente a lo que quería decir, afirmó que el corte de la ruta 14, programado para el lunes entre las 14:00 y las 16:00, podría traer “hechos de violencia” y adelantó que su gobierno “está tomando todas las medidas preventivas para que no suceda”.

No le preocupa el corte de la ruta 15, en cambio, que afectaría una vía que une a Chile con el Mercosur. Como supone que no podría traer “hechos de violencia”, su gobierno no “está tomando todas las medidas preventivas para que no suceda”. Ni por mandato judicial.