Aumenta en Europa la discusión sobre cultivos genéticamente modificados

Idioma Español
País Europa

Luego del apoyo de la ciudadanía suiza a la norma que prohíbe el uso de cultivos transgénicos en la agricultura por un período de cinco años, el debate sobre este tipo de plantaciones comenzó en otros países del viejo continente

En una muestra más de la desconfianza generalizada que existe en Europa hacia los alimentos genéticamente modificados, los suizos votaron a fines de noviembre a favor de una prohibición de cinco años sobre el uso de cultivos transgénicos en la agricultura.

La decisión de la ciudadanía suiza es un resultado que agrava los problemas que enfrentan la Comisión Europea y empresas de biotecnología como Syngenta, Bayer y Monsanto en sus esfuerzos por superar las dudas de los consumidores respecto de la inocuidad de estos alimentos.

“Este voto refleja una punto de vista que se extiende a través de la Unión Europea”, señaló Adrian Bebb, experto en el tema que integra la organización ecológica “Friends of the Earth”. A su juicio, “la gente no quiere comer alimentos genéticamente modificados”.

Mientras que Estados Unidos lidera la producción y el consumo de los cultivos transgénicos, los consumidores del viejo continente son, por lo general, reticentes al respecto. A pesar que entre 1998 y 2004 la Comisión Europea prohibió las importaciones de estos organismos desde el país norteamericano, la presión ejercida por Washington condujo a que la institución comunitaria pusiera fin a la normativa en mayo del año pasado.

En el 2003, Estados Unidos demandó a Europa en la Organización Mundial del Comercio (OMC), afirmando que su prohibición equivalía a una práctica abusiva y que la UE no se había basado en evidencia científica para afirmar que los organismos genéticamente modificados afectan negativamente la salud humana o el medioambiente.

Muchos autoridades y consumidores de la Unión Europea (UE) han luchado contra los intentos de la Comisión por abrir el mercado. En junio, los ministros del medio ambiente de los países miembros ratificaron una decisión tomada por algunas administraciones, como Francia, Austria y Grecia, destinada a prohibir el uso de ocho productos genéticamente modificados previamente autorizados por Bruselas.

Mientras que algunos gobiernos, incluidos los de España, Gran Bretaña y Holanda, creen que Europa posee suficientes salvaguardias, varias otras naciones señalan que es necesario efectuar pruebas adicionales antes de permitir el sembrado de cultivos transgénicos. Actualmente, sólo España posee superficies importantes destinadas a estas plantaciones. En Alemania y Francia algunos agricultores han iniciado operaciones de este tipo a pequeña escala.

En Suiza, país que no pertenece a la UE, los productores no siembran cultivos genéticamente modificados. En consecuencia, el respaldo a la prohibición no tendrá un impacto en términos prácticos.

“Esta decisión muestra que la mayoría de los suizos no quieren consumir estos alimentos “, señaló a la Radio Suisse, Romande Marlyse Dormond, diputada socialista que apoyó la negativa.

Pruebas

La Comisión ha aprobado algunos productos genéticamente modificados nuevos a pesar de las dudas de algunos países europeos. El 31 de agosto, por ejemplo, aprobó el uso de una semilla de canola para alimentar a animales producida por la empresa estadounidense Monsanto, a pesar de que los países miembros de la UE estaban divididos respecto de si el producto representa un riesgo para el medio ambiente.

Michael Mann, portavoz de Mariann Fischer Boel -comisaria de agricultura de la UE- dijo que la Comisión somete a todos los transgénicos a rigurosas pruebas antes de aprobarlas. Además, sostuvo que la autoridad europea no emitiría ninguna declaración respecto del voto suizo.

Las pruebas, sin embargo, no han logrado persuadir a las autoridades de los países miembros. Un sitio web operado por “Friends of the Earth” proporciona un listado de 164 gobiernos locales de la UE que han tomado medidas destinadas a prohibir estos cultivos o se han expresado públicamente en su contra.

La acción contra el uso de los productos genéticamente modificados ha provocado una serie de disputas entre representantes regionales y la Comisión. En octubre, la Corte Europea de Justicia falló a favor del organismo comunitario en una disputa con una provincia austriaca que intentó prohibir estos productos. O en Toscana, Italia, donde temen que introducir estos cultivos dañará su imagen como productores de alimentos de alta calidad.

La mayoría de los transgénicos son producidos por grandes agricultores en países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil y China. Sus adherentes dicen que la tecnología, que introduce la alteración genética para ayudar a las plantas combatir los insectos y pesticidas, podría aumentar el rendimiento y recortar los precios a largo plazo.

“La prohibición privaría a nuestros agricultores, empresas e investigadores de la oportunidad de descubrir lo que los alimentos genéticamente modificados son capaces de hacer”, señaló el grupo económico suizo “Economie Suisse”, durante la campaña efectuada antes del voto. “Debido a que este es un sector muy dinámico, cinco años es equivalente a una eternidad, y no podremos recuperar el tiempo perdido”, agregaron.

Syngenta, uno de los principales productores de transgénicos -con sede en Basel, Suiza- criticó la decisión. “Lamentamos el impacto negativo en la investigación y que los agricultores no cuenten con toda la gama de opciones”, aseveró a Bloomberg News, Alwin Kopse, portavoz de Syngenta.

La Nación, Chile, 5-12-05

Comentarios