Cambio climático: una gravísima advertencia

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Durante el desarrollo de la cumbre mundial sobre el clima y medio ambiente en Montreal, el prestigioso científico estadounidense James Hanson -quien en la década del 80 fue el primero en advertir sobre el efecto invernadero-, alertó que el mundo "está al borde del precipicio", otorgándole de tal manera a sus anticipos una característica cargada de dramatismo

Es que de acuerdo con sus estudios y estimaciones, un solo grado más de temperatura sobre los actuales niveles, sería suficiente para provocar cambios climáticos como no se registraron en el último medio millón de años de la tierra. Según los referidos estudios, y como para imprimirle todavía mayor gravedad a lo expresado, se dejó bien en claro que el mundo cuenta con solamente un lapso de diez años para reducir el calentamiento global.

Hasta hace poco, se suponía que el desastre climático por el calentamiento de la corteza terrestre se produciría dentro de algunas décadas, lo cual daba un margen para que los líderes mundiales siguieran alegremente prometiendo y declamando soluciones, sin adoptar medidas serias y responsables.

Si bien la advertencia es sumamente grave, se aseguró que la situación no es irreversible, pero que queda escaso tiempo por delante para comenzar a revertir el calentamiento del globo terráqueo.

Uno de los temas que aparece más difícil de resolver debido a los fuertes intereses que hay de por medio, es el relacionado con la industria automotriz. Es que son indispensables medidas sobre el sector energético, especialmente en cuanto a los automóviles, combinadas con métodos para controlar los gases de efecto invernadero, como el caso del metano.

Si bien la problemática es conocida, la industria automotriz está bloqueando algunas decisiones gubernamentales que podrían ser el comienzo para vislumbrar soluciones.

Todos los cálculos indican que manteniendo el actual ritmo de generación de gases con efecto invernadero y la construcción de nuevas plantas para la quema de combustibles fósiles, dentro de diez años ya no existirá la posibilidad de revertirlo.

Ni los gobiernos, ni la gente, aún han tomado verdadera conciencia de la velocidad con la cual se puede deteriorar el clima, que comenzará por el deshielo de los casquetes polares con la consecuencia inmediata del aumento de los niveles de océanos y mares, causando inundaciones en todo el mundo.

Si eso es grave, lo será aún más para todas aquellas regiones áridas o semiáridas que directamente quedarán desprovistas de agua potable y, a merced, a sequías que podrán extenderse por décadas, todo en un ambiente de temperaturas altísimas, al punto de hacer casi imposible el desplazamiento diurno.

Los dos países que no adhirieron al protocolo de Kyoto, que entró en vigencia el 16 de febrero de este año -obligando a una reducción de 5,2 por ciento de emisión de gases con respecto a 1990-, fueron Estados Unidos y Australia.

Justamente la principal potencia mundial del planeta, que debería ser la que llevara la bandera para proteger el hábitat de la raza humana, es quien ha venido violando las disposiciones, manteniendo e incluso aumentando la emisión de gases que dañan la tierra, dejando prevalecer los intereses de su industria por sobre la misma conservación del globo terráqueo.

Los cambios climáticos que ya se vienen sintiendo con mayor incidencia en algunas regiones del planeta, están dando la pauta de lo que puede llegar a suceder de seguir agravándose la situación. Por lo pronto, no queda más margen por delante para seguir dilatando acciones que, frente a la seriedad de la advertencia, se hace imperioso comenzar a implementar.

Servindi, Internet, 13-12

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