Colombia: el sector agropecuario contra el TLC

Idioma Español
País Colombia

"Moldear el más amplio y democrático movimiento de unidad y resistencia nacional de todos los sectores de la producción agropecuaria, industrial, intelectual, cultural, de usuarios de servicios públicos..., para impedir que cristalicen los afanes de la recolonización que desvelan a las multinacionales"

Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria - Distrito de Riego del Río Saldaña-Tolima

Entrando ya en el origen y causas de estos tratados comerciales, George Bush, padre, planteó el ALCA a principios de la década de los 90 como producto de los buenos resultados del libre mercado para su país y señaló que era un proyecto que iba a revolucionar y desarrollar las economías de la América desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, en la Argentina, y que beneficiaría e integraría a 800 millones de personas en 34 países, con un PIB total de 14 billones de dólares.

El fracaso en las negociaciones del ALCA llevó a Estados Unidos a firmar gran cantidad de acuerdos bilaterales como el TLC para no quedar rezagados respecto a la Comunidad Económica Europea que integró 25 países de la región con una única moneda sin visas, con permisos de trabajo, algo completamente diferente al TLC, donde no hay negociación de visas ni movilidad laboral, la cual existe únicamente para ellos. Una vez firmado este tratado, supuestamente el año entrante, el Tío Sam continuará las negociaciones del ALCA.

El arribo de George Bush a Cartagena fue el último desengaño para los ilusionados con un buen arreglo en el TLC. Cuando le trataron el tema solo se dio a entender: "Ustedes fueron quienes lo pidieron, ahora quieren que se les excluya todo, que se les trate con cuidado su sector agropecuario". Lo que sí quedó claro es que él no desautoriza a los negociadores de su país, ni al Congreso Norteamericano, que impone las pautas de la negociación por anticipada.

Se requiere entonces, moldear el más amplio y democrático movimiento de unidad y resistencia nacional de todos los sectores de la producción no solo agropecuaria, sino industrial, intelectual, cultural, de usuarios de servicios públicos, etc., para impedir que cristalicen los afanes de la recolonización que desvelan a las multinacionales, con la complacencia de los vendepatrias criollos y encaminarnos a la reconstrucción de nuestra nación sobre la base de dignas y justas relaciones internacionales.

El Nuevo Día, Colombia, 16-2-05

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