Ecuador: el Yasuní sin Ambiente

Idioma Español
País Ecuador

Una vez más, estamos dejando a la deriva a una de las reservas ecológicas más importantes del planeta: el Yasuní

Esta reserva de vida, de una diversidad biológica inigualable es ahora un simple trozo de carne que quiere ser derruido por intereses petroleros, comunitarios y políticos de la más diversa índole. Somos ciegos a la hora de preservar nuestros recursos estratégicos para el futuro: la naturaleza.

Para comenzar, Petrobras insiste -por vías legales y por presiones diplomáticas- en mantener una licencia ambiental que incluye una carretera y una central de facilidades que sin eufemismos significa instalar una planta de producción de energía que, con solo ponerla puede ahuyentar decenas de especies de la zona. ¿No es más fácil sacar la carretera y el centro fuera del parque? ¿Por qué la insistencia contra toda lógica, responsabilidad social y ambiental y contra toda recomendación técnica? Es evidente que cuando de intereses petroleros se trata, la razón deja de tener espacios. Esta es otra de las explicaciones que debe dar el gobierno de Lucio Gutiérrez al país, pues fue durante esta administración cuando se otorgó la licencia. Pero debemos reconocer que Petrobras no es la única empresa existente en la zona.

Para abundar en la crisis, el pueblo huaorani, que posee 700 000 hectáreas ubicadas en el perímetro de la reserva, está dividido. La división se agrava por la dependencia de sus comunidades del dinero que obtienen para su supervivencia directamente de las petroleras asentadas en la zona.

La reserva Yasuní no tiene dinero para funcionar adecuadamente. Necesita alrededor de 500 000 dólares anuales para realizar labores de supervisión, monitoreo ambiental, mantenimiento y ordenamiento territorial, pero solo tiene 45 000.

Todo se podría solucionar si existiera una autoridad ambiental sólida, el Ministerio del Ambiente, que tome cartas en el asunto de manera decidida y decisiva. Una autoridad que no esté sometida permanentemente a la presión de una asociación de empleados que no tiene por qué decidir quién se queda y quién se va dentro del Ministerio, que no tiene legitimidad precisamente porque antes fue testigo mudo de los errores de otros ministros que causaron la debacle que existe actualmente.

El Ministerio del Ambiente será una de las instituciones más importantes del futuro, solo y únicamente si fortalece sus capacidades de control y autoridad en todo el territorio nacional. Solo y únicamente si es capaz de establecer un diálogo permanente con autoridades y comunidades locales y delega capacidades y responsabilidades adecuadamente. Solo y únicamente si es capaz de gestionar y hacer posible recursos sostenibles para el manejo adecuado de parques naturales y reservas de biosfera.

Por ahora la desconfianza es la que prima. Un ministerio sitiado no es autoridad ambiental, un comité de gestión de parque (el del Yasuní) no es un administrador eficiente mientras no tenga ó no pueda gestionar los recursos necesarios para su funcionamiento.

El Estado y autoridades comunitarias deben volver a convertirse en el único mediador e intermediario entre petroleras y comunidades indígenas, el paternalismo y el pago de favores deben dejar de ser las formas de solucionar conflictos sociales y ambientales. El Presidente de la República debe respaldar estos y otros cambios sustanciales para que el Yasuní y otras reservas naturales sobrevivan a la tempestad.

Diario El Comercio, Ecuador, 8-10-05

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