La Amazonia que nadie imaginó, por Luis Esnal

La depredación está transformando al mayor pulmón del planeta en un desierto arenoso: sólo en un año se perdieron 25.500 km de selva, que quedaron convertidos en ceniza. Causas y consecuencias de un desastre ecológico de proporciones impensadas, que podría prevenirse

SAN PABLO, Brasil.- Cuando la foto satelital llegó a manos de los técnicos del Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil cundió el espanto: 25.500 kilómetros de selva amazónica habían simplemente desaparecido en un año. Algo así como una provincia de Tucumán de selva se había convertido en cenizas o pastos como consecuencia de todo tipo de depredaciones.

La selva amazónica está cada vez más reducida. La foto satelital mostró una agudización de algo que ocurre año tras año, cada vez con más intensidad, en las últimas dos décadas. Desde 1988 hasta 2002, esta selva conocida como el pulmón del planeta o la farmacia del futuro -porque en medio de las miles de especies desconocidas puede estar la cura para los males más diversos- perdió 605.000 kilómetros cuadrados de superficie.

Las comparaciones sirven para entender el tamaño del desastre: es como si una selva del tamaño de la cuarta parte de la Argentina hubiera desaparecido del mapa.

Son muchas las causas de la desaparición paulatina y preocupante de la selva amazónica. En entrevista con la Revista desde el Estado de Acre, enclavado en medio de la región amazónica, Luiz Menezes, coordinador del Programa Amazonia de la organización ambientalista Wilde World Foundation (WWF), enumeró algunas de esas causas. "Hay un aspecto fundamental que es el de la crisis económica, que empuja al pequeño y mediano productor agrícola a ampliar sus áreas de producción para aumentar el lucro", explicó.

En teoría, las propiedades rurales de la región amazónica tendrían que preservar el 80% de su superficie como la naturaleza la creó, y sólo el 20% podría ser utilizado para plantar o criar ganado. "Lo que ocurre hoy es lo contrario: eliminan el 80% de la selva y conservan el 20% de las propiedades", aseguró Menezes.

Según Paulo Adario, dirigente de Greenpeace, a este ritmo, "en 80 años la selva amazónica va a haber desaparecido".

La soja, que convirtió a Brasil en uno de los grandes productores mundiales agrícolas en los últimos años, es también responsable, explicó Menezes. "Como el cultivo de soja necesita áreas extensas y continuas, los productores arrasan con todo." En lugar de los árboles de cientos de especies diferentes, que sirven de hábitat a su vez para miles de especies animales, crecen en su lugar plantaciones de soja. "Eso podría no ser tan terrible -explicó Menezes- si esas plantaciones fueran realizadas de forma responsable."

Es que después de algunos años el suelo, con sus nutrientes consumidos por apenas un tipo de cultivo, se gasta, y en lugar de abonar la tierra para plantar nuevamente en años siguientes, los productores salen a la búsqueda de nuevos terrenos. Y esas nuevas superficies para plantío son obtenidas de una forma condenable: incendiando. Donde había selva quedan cenizas. Como el 75% de la riqueza de la selva no está en el suelo, sino en lo que crece arriba de él, una vez que todo fue quemado, el suelo aguanta pocos años produciendo hasta que se agota. Lo que era selva se convierte en pocos años en un desierto arenoso sin vida.

WWF está trabajando para presionar a los gobiernos de la Unión Europea para que únicamente compren soja de países que la producen con criterios de protección al medio ambiente. Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil, concuerda. "No podemos desperdiciar los recursos de un milenio por los lucros de una década."

La depredación de la selva se agravó el año último debido, también, a una transferencia de atribuciones del gobierno nacional para administraciones estatales. Durante el período de cambio burocrático de mando, la fiscalización para que las leyes ambientales fueran respetadas quedó en un limbo y perdió fuerza. Por eso, teme Menezes, cuando dentro de un mes el Instituto de Investigaciones Espaciales vuelva a tomar una foto satelital de la región puede llegar a descubrir un desflorestamiento aún mayor.

Esperanzas

Las esperanzas de que la reducción de la selva amazónica pueda comenzar a ser revertida surgen porque la noticia del desastre ambiental motivó al gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva a tomar acciones más enérgicas. Marina Silva anunció que se invertirán 7 millones de dólares este año para luchar contra el desflorestamiento ilegal, y se creó un grupo de trabajo con once ministros, para pensar acciones conjuntas que salven a la selva.

Las organizaciones no gubernamentales también están intentando cambiar el foco de las inversiones que el Estado realiza en la zona amazónica. Estas iniciativas existen, pero aún son ínfimas frente a una voracidad destructiva que está convirtiendo a la mayor reserva verde del planeta en un campo de pasto o, peor, en un desierto. El problema es urgente.

Por Luis Esnal (Corresponsal en Brasil)

Para saber más

www.amazonia.org
www.wwf.org
www.biodiversidadla.org

La Nación, Argentina, 17-8-03

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