Los biocombustibles y la Cumbre de las Américas

Por Xinhua
Idioma Español
País América

Los biocombustibles se han convertido en un tema controversial en los debates de la Cumbre de las Américas, liderando Estados Unidos y Brasil los gobiernos que sustentan su producción, mientras varios países se oponen resueltamente

El presidente boliviano, Evo Morales, rechazó hoy de plano que la declaración de la cumbre incluya la producción de este nuevo tipo de combustible, en línea con la postura que adoptó al respecto la reunión de los países de la Alternativa Bolivariana de las Américas(ALBA), que encabeza Venezuela.

En un documento dirigido a los 34 líderes de la Cumbre de las Américas, ALBA expresa que "generalizar el uso de los agrocombustibles sólo puede incidir negativamente en los precios de los alimentos y en la utilización de recursos esenciales, como el agua, la tierra y los bosques".

Desde que el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fracasó en la Cumbre de Mar del Plata, en noviembre de 2005, Estados Unidos y Brasil decidieron mediante un acuerdo desarrollar una estrategia para extender la producción de etanol, que extraen del maíz y la caña de azúcar, respectivamente.

La base de dicho acuerdo es que ambos países son muy dependientes del petróleo, debiendo desarrollar combustibles alternativos para bajar el consumo de gasolina, como el etanol de maíz porque Estados Unidos tiene grandes plantaciones de ese cereal,mientras Brasil cuenta con plantaciones de caña de azúcar, sumando ambos el 70 por ciento del mercado mundial.

Según el presidente Lula da Silva, los biocombustibles se van a convertir en el mayor y más positivo carburante en los próximos quince años.

En su reunión en Washington el mes pasado, Lula y el presidente estadounidense, Barack Obama, ambos presentes en la actual Cumbre de las Américas, decidieron continuar impulsando las investigaciones y producción de los biocombustibles.

Obama quiere dejar como un legado de su presidencia una reducción significativa del uso del petróleo.

En un reciente artículo, la Agencia Periodística del Mercosur señaló que Washington quiere alinear detrás de sí a toda la región de América Latina "para que le abastezca de biocombustibles, o su materia prima" y además pretende "asegurarse el precio de esta fuente alternativa".

Hoy Brasil y Estados Unidos son los principales productores del mundo de etanol y apuesta a consolidar una alianza que terminará con afianzarlos como líder regional y como potencia global en esta materia.

En el proyecto de declaración no se menciona el tema, y solo dice: “Nos comprometemos a aumentar el aporte de fuentes de energía renovables y bajas en carbono, para lograr que en 2050, a más tardar,se logre cubrir con ellas por lo menos el 50 por ciento de nuestras demandas de energía, e introduciremos, si fuera necesario, nuevas estructuras financieras y de políticas para facilitar y acelerar ese proceso".

Seducidos por las promesas del mercado global de biocombustibles,otros gobiernos desarrollan planes de biocombustibles, que limitarán sus sistemas agrícolas a la producción de gran escala, monocultivos energéticos, dependientes de la utilización intensiva de herbicidas y fertilizantes químicos, desviando millones de hectáreas de cultivo que de otra forma podrían ser destinadas a la producción de alimentos.

Para los detractores, el auge de los biocombustible consolidará su control sobre los sistemas alimentarios y energéticos, y permitirá determinar qué, cómo y cuánto se producirá, resultando en más pobreza rural, destrucción ambiental y hambre.

Los biocombustibles han sido promovidos como una buena alternativa al petróleo. Sus impulsores afirman que servirán como sustituir a ese hidrocarburo que se acaba, mitigando el cambio climático por medio de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentando los ingresos de los agricultores, y promoviendo el desarrollo rural.

Sin embargo, investigaciones y análisis realizados por respetados ecologistas sugieren que el auge de la industria de biocombustiblesa gran escala será desastrosa para los agricultores, el medioambiente, la preservación de la biodiversidad y para los consumidores, particularmente, los pobres.

Cada día más, las industrias de la biotecnología de Estados Unidos y Brasil están utilizando la actual fiebre del biocombustible para elevar su prestigio, desarrollando y diseminando semillas transgénicas para la producción energía, no de alimentos.

La actual crisis económica y energética ha proporcionado la oportunidad para tejer poderosas alianzas globales entre las industrias del petróleo, los granos, la ingeniería genética y la automotriz.

Estas nuevas alianzas entre alimentos y combustibles están decidiendo el futuro del paisaje agrícola mundial, según organizaciones ecologistas.

Analistas internacionales de este asunto coinciden en que es necesario un análisis social que anticipe las implicancias del desarrollo de programas de biocombustibles sobre la seguridad alimentaria y el medioambiente en países pequeños.

Al no existir consenso, quizás el tema de los biocombustibles no aparecerá reflejado en la Declaración de Puerto España de la Cumbre de las Américas, pero seguirá siendo controversial entre los líderes del hemisferio.

Xinhua Net, Internet, 19-4-09

Comentarios