México: somos gente de maíz

Idioma Español
País México

El maíz puede verse desde los más diversos puntos de vista. El lunes 14 de noviembre, por ejemplo, durante el encuentro El maíz: nuestro rostro, nuestra vida, nuestro patrimonio, que organizó el Coneculta de Chiapas, David Barkin se refirió a la respuesta campesina frente a la crisis del campo. Al día siguiente Enrique Florescano cautivó al auditorio refiriéndose al maíz como mito e historia

A lo largo de seis días, ante un público de maestros y estudiantes de normales, se hizo un interesante recorrido. El maíz en la época prehispánica como planta y como centro de la mitología y el maíz desde la mirada de los indígenas de Chiapas hoy.

Siguió la milpa y sus variantes de acuerdo con estaciones y lugar donde se ubica, la participación femenina en su cultivo, la manera en que se ha preservado la herencia milenaria, cómo se aplican en cada cosecha conocimientos ancestrales -que se renuevan en cada siembra-, además del intercambio de esa experiencia en Mesoamérica.

La riqueza y variedad de los maíces criollos, sus cualidades nutritivas, las bondades de la planta que se usa íntegramente, el maíz como centro de la autonomía campesina, las presiones a las que ha sido expuesto, el abandono del campo, la migración y el peligro de los transgénicos.

El maíz es música, como lo muestra un canto huichol al elote y las coplas al maíz transgénico reunidas por Fernando Híjar. En el video Cuerpos de maíz, que proyecta Amparo Sevilla, el tema es la danza ceremonial.

Canto lacandón

"El que a la Tierra no ama, solamente la violenta." Y se la ha violentado. De acuerdo con Armando Bartra, aunque la producción de maíz ha aumentado, la tienen en sus manos los agroempresarios que se quedan con la mayor parte de los subsidios que otorga el gobierno.

De este maíz, la mayor parte se utiliza en la industria. Falta entonces maíz para nuestro consumo y éste se importa. El maíz que llega no se usa en Estados Unidos para consumo humano; aquí sí y, además, se introduce maíz transgénico de ese país. En cambio, ha disminuido la producción en pequeña escala, esa de la que depende la vida de los campesinos.

Para los zoques, explica Susana Villasana, el maíz es parecido al hombre; sus granos van de blandos a macizos, como nosotros de niños a viejos; su cuerpo es el tallo, las hojas sus brazos, su sangre es la savia que corre por sus tejidos; está cubierto de vello, tiene cabellos, pero lo más importante es que habla cuando lo roza el viento.

"Somos gente de maíz", afirma Griselda Galicia. Y ¿quiénes seríamos los mexicanos sin el maíz?, se pregunta Hugo Perales. Cada tema podría llevarse páginas. Público y ponentes mostraron un gran compromiso. Al final queda, entre las muchas imágenes, la del lacandón Antonio Chan Kin oficiando por decisión propia la ceremonia del balché.

El canto resuena y nos conmueve. Toca algo profundo y sagrado.

La Jornada, México, 29-11-05

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