Nanomáquinas: la nueva peste tecnológica

La nanotecnología será capaz de crear dentro de unos años máquinas microscópicas capaces de introducirse en el organismo con las finalidades más diversas. Su autorreproducción y el control en manos equivocadas podrían dar origen a nuevas plagas mucho más letales que cualquier arma biológica

Aunque todavía quedan años para que las nanomáquinas sean una realidad, su capacidad para autorreproducirse -ya verificada en laboratorio- y su microscópico tamaño -capaz incluso de atravesar la piel humana- han levantado un nuevo debate en torno a los usos potencialmente peligrosos que desaprensivos o terroristas podrían darle.

Con el cada vez mayor número de equipos de trabajo investigando sobre las posibilidades de la nanotecnología y con la amenaza de la guerra bacteriológica insuflada por las cartas de ántrax en Estados Unidos y las supuestas armas químicas en Irak, los temores se han reforzado.

Desde que el término nanotecnología se introdujo en el vocabulario popular a principios de los 80, se le ha asociado a multitud de especialidades científicas, al progreso y al futuro, pero nunca a ningún peligro para la salud humana.

?La posibilidad de crear máquinas al servicio del hombre manipulando la esencia misma de la materia, promete notables avances en disciplinas tan dispares como la medicina o la informática, pero también es cierto que podría muy bien permitir la creación de instrumentos con finalidades malévolas?, indicaba el mes pasado Jim Thomas, director de proyector del ETC Group -entidad dedicada a la conservación y desarrollo sostenible de la cultura, la ecología y los derechos humanos-, en una comparecencia ante el Parlamento Europeo.

Bajo esta premisa el ETC Group, Greenpeace y Genewatch Reino Unido, plantearon ante Bruselas su temor sobre las consecuencias de posibles desarrollos a esta escala, aún reconociendo que faltan todavía bastantes años hasta que aparezca la primera nanomáquina y se demuestre su funcionalidad.

¿Qué es?

La nanociencia no es un campo independiente, desconectado de los demás campos de la ciencia. Se trata de un modo nuevo de ver muchas de las antiguas disciplinas. Gran parte de lo que hasta hace poco era simplemente química, biología o ciencias de los materiales ahora se denomina nanociencia.

La gente sueña con los fantasmas de la nanotecnología desde que el término se introdujo en el léxico popular en la década de 1980 por obra de Eric Drexler, investigador del MIT por aquel entonces. ?Al igual que las proteínas y las enzimas del cuerpo, las máquinas del tamaño de una molécula, fabricadas por el hombre, serían capaces de producir prácticamente de todo, incluso de reproducirse a sí mismas?, explicó Drexler en su momento.

Como muy bien ilustra la película ?Hulk?, las partículas nanométricas son tan pequeñas que pueden penetrar la piel, entrar en los pulmones y viajar libremente por el cuerpo humano. De hecho, hoy en día, en cada simple inspiración penetran en nuestro cuerpo cientos de miles de partículas minúsculas que el sistema inmunológico se encarga de aislar y destruir.

La polémica sobre los posibles efectos perniciosos de los productos nanotecnológicos se desatan al comprobar que las propiedades de cualquier material pueden experimentar cambios sustanciales si se reduce a tamaños ínfimos.

Bajo esta premisa, diversos grupos presionan para que realicen estudios sobre los efectos de las partículas nanométricas; el problema es que existe una inmensa cantidad de partículas nanométricas diferentes como para poder estudiarlas todas.

Por ello, algunos científicos, como Kevin Ausman, director ejecutivo del Center for Biological and Environmental Nanotechnology (Centro para una Nanotecnología Biológica y Ecológica), de la Universidad Rice, prefieren estudiar sólo aquéllas sobre las que hay mayores avances en términos de investigación científica y de comercialización.

Peligros de novela

El autor de Parque Jurásico, Michael Crichton, el cofundador de Sun Microsystems, Bill Joy, o el mismísimo Prícipe Carlos de Inglaterra son algunas de las figuras destacadas que se han manifestado abiertamente en contra del desarrollo de este tipo de máquinas. Su Majestad, por ejemplo, expresó el pasado mes de mayo su inquietud sobre la perspectiva de una superpoblación de nanorrobots aludiendo al inmediato inicio de investigaciones sobre el tema en la Royal Academy of Engineering y la Royal Society, la academia nacional de ciencias británica.

Junto a ellos cada vez es mayor el número de científicos y personajes que expresan abiertamente su alarma sobre la posibilidad de que máquinas microscópicas se conviertan en plagas asesinas capaces de, como los virus, introducirse en el cuerpo humano, reproducirse y atacarlo desde el mismísimo nivel celular.

Si las nanomáquinas serán una plaga o no es algo que todavía está por conocerse, pero lo cierto es que ya hoy en día se están invirtiendo millones de dólares en proyectos de investigación sobre nanotecnología.

IBLNews, Internet, 25-7-03

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