Suiza: el poroto ruinoso

Idioma Español
País Europa

WWF Suiza y Coop Naturaplan quieren ofrecer "soja sustentable". La primera carga llegarà a Suiza en junio. Pero detrás de la etiqueta hay un engaño sin vergüenza

Adolfo Boy está en una misión casi imposible. El agrónomo jubilado viene de Buenos Aires y pasó la semana pasada en Suiza para explicarles a algunas organizaciones socioambientalistas y productores orgánicos, porque no puede existir soja sustentable producida industrialmente. Concretamente se indigna por un proyecto lanzado hace dos años por la WWF Suiza, Coop Naturaplan y Secretariado de Economía del Estado (SECO). „El proyecto sigue el objetivo de parar la destrucción de bosques y savanas únicos en Latinoamerica. Ecosistemas amenazados por la expansión de los cultivos de soja.“ El proyecto ya está bien avanzado.
En junio llegará la primera carga a Suiza.

A pesar de esto Adolfo Boy está vehementemente en contra. Argentina está inundada con soja, dice él: „En 1999 solo se cultivaron entre 2 y 3 millones hectareas de soja. Este año ya son más de 15 millones de hectareas – mucho más que la mitad de la superficie sembrada.“

Tambos, ganadería y la agricultura tradicionalmente diversa están desplazados.

Aunque la WWF intenta fomentar soja que no fue manipulada geneticamente el proyecto al fin y cabo se basa en el mismo modelo de la producción industrial: „la gente ya no tiene trabajo: para plantar 500 hectareas de soja se necesita solo un empleado. El país ya no puede garantizar el autoabastecimiento porque en todos lados se está cultivando soja. Y todo eso solamente para exportar forraje barato a Europa. Es tan absurdo que hasta los sistemas sociales dependen de las exportaciones. El Estado cobra un impuesto a la exportación. Con estos ingresos el gobierno financia el subsidio de paro y las donaciones de alimentos para los más pobres.“ Los políticos no arriesgan actuar en contra de la soja. Boy habla de la soberanía alimentaria. Cada país debería tener la capacidad de alimentar su propia poblacion primero. En Argentina la soja trajo el hambre mientras la misma soja alimenta el ganado europeo.

Por eso tampoco sirven los „criterios de Basilea“ que provienen de la organización ProForest. Estos criterios deberían garantizar cultivos de soja sustentables – pero nada que ver con sustentable. Leyendo los criterios uno se imagina cuán cruel debe ser el negocio sojero normal.

Pues se escriben en las criterios cosas que al consumidor le parecen evidente como: hay que respetar las leyes del país, no al uso de agrotóxicos ilegales, no al trabajo de niños y no al desmonte para ganar suelo agrícola.

WWF y Coop en cambio quieren utilizar el suelo improducitvo para expandir los cultivos de soja. Pero precisamente estas tierras son reivindicadas por los campesinos sin tierra, dice Boy. Además los „criterios de Basilea“ no pueden impedir que otras empresas sigan desmontando la selva virgen para la soja mientras los suizos „concientes“ consumen soja de campos ya en cultivo.

Aniquilamiento de proteínas

El boom sojero está estrechamente ligado a la vaca loca. Como consequencia de la BSE està prohibido en Europa alimentar al ganado con proteinas animales. Por eso aumentó tanto la demanda de soja. Cerdos, gallinas, pollos y vacas son animales de „alto rendimiento“ por eso necesitan forraje científicamente balanceado.

Para la producción de un kilo de pollo se necesitan 10 kilos de proteínas vegetales. Concretamente, la población suiza necesita 230 metros quadrados de soja por habitante y año para cubrir su consumo de carne, huevos y leche.

Esto corresponde a una superficie de 161.000 hectareas – mucho màs que la mitad de la superficie suiza apta para la agricultura. Los agricultores suizos sobreviven mientras puedan importar forraje extranjero a precios rídiculos.

Hasta productores orgánicos no pueden sustraerse a esta presión económica. No vale la pena cultivar forraje propio.

Un 70% del forraje biológico se importa. La mitad de este volumen viene de la Union Europea, 34% de China y 12% de Brasil e Argentina.

WWF programatico

Al mismo tiempo se queman en Suiza cantidades gigantescas de proteinas animales con alto valor forrajero.

De una vaca casi 60% resultan „basura“ y miles de gallinas se echan después de desgastar sus energías en un año de producción intensiva. Un sistema loco que el WWF explicitamente no quiere tocar. En sus papeles está escrito: „No es objetivo nuestro limitar el cultivo o uso de soja sino queremos conducir la producción en otra dirección más sustentable. Al mismo tiempo remite a la presión económica: „Otro problema es el precio que no debe aumentar ni a mediano plazo.“ Pero sustentable y barato no es compatible – no se trata de una questión política sino biológica: Sustentable significa que se consume solamente lo que crece de nuevo. La agricultura industrial en cambio devora demasiada energía fossil.

El WWF tiene mucha comprensión para la crítica de Adolfo Boy. Tiene razón que es realmente un problema que se use un 85% de la producción sojera como forraje.

Pero Boy se hace las preguntas fundamentales que la WWF no sabe tampoco contestar. „Un mundo perfecto no existe“, dice Jennifer Zimmermann lacónicamente que está encargada en el WWF por la soja sustentable: „Hay gente que dice que no hay que conversar con los grandes productores. Pero nosotros trabajamos pragmaticamente: queremos darle a la producción una dirección sustentable para conservar areas naturales de alto valor biológico.

Que más podemos hacer? Nada, porque no se puede frenar el desarollo global – y después en 10 o 20 años más ya no sobra nada para proteger.“

Esto es entendible. Pero es un engaño que WWF y Coop vendan esta soja como „sustentable“. Pues, los monocultivos de soja son la base de una gigantesca industria alimentaria no-sustentable.

Diario la Voz de Zurich

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