Encuentro de la Articulación de Mujeres de La Vía Campesina “Somos semillas campesinas, plantamos nuevas ideas”
Del 15 al 18 de agosto, se realizó el Encuentro de la Articulación de Mujeres de La Vía Campesina en Mutoko, Zimbabue, un espacio de formación, evaluación, de planificación y de organización de las mujeres del campo. Las delegadas reflexionaron sobre el contexto global, regional y local, así como sobre las luchas antifascistas, antirracistas y anticolonialistas.
Evaluaron la VI Asamblea de Mujeres (Colombia, 2023), las Escuelas Continentales (2024) y la organicidad de la Articulación a nivel internacional y regional en este periodo. Colocaron desafíos como la paridad de género y la lucha contra todo tipo de violencia, así como la violencia política, y la importancia se seguir profundizando y avanzando en el Feminismo Campesino y Popular.
Los debates también se centraron en la organicidad del movimiento, la estrategia de comunicación, las campañas de LVC y los espacios de incidencia (COP 30, Foro Nyéléni, Mecanismo de la Sociedad Civil, Nuevo Marco Comercial). Se lanzó una agenda colectiva de mujeres, inspirada en los planes adoptados en la VIII Conferencia de La Vía Campesina.

Tendencias Globales
En este contexto, Nancy Kachingwe, aliada de South Feminist Future, presentó cinco tendencias globales que es importante profundizar y analizar dentro de los movimientos sociales: las crisis globales exacerbadas por los sistemas imperialistas, neoliberales y heteropatriarcales; la cooptación del feminismo para justificar la opresión; el rol limitado del Estado en los derechos y servicios públicos; la parálisis del multilateralismo; y la participación de la juventud frente a la violencia y la injusticia.
Estas tendencias forman parte de dinámicas globales que trascienden fronteras y afectan a los movimientos campesinos y feministas de todo el mundo. “El verdadero problema es político: malas políticas y corrupción gubernamental, hoy en día, hay una mayor conciencia de esto, estamos despiertas”, señaló.

Reforma Agraria y el Rol de la Mujer en Zimbabue
Desde su independencia en 1980, Zimbabue ha emprendido una redistribución de tierras para transferir explotaciones agrícolas comerciales a agricultores sin tierra, con medidas específicas para las mujeres. La producción alimentaria se mantiene estable y contribuye a la autosuficiencia nacional. Hoy, a través de ZIMSOFF, La Vía Campesina aboga por la protección de las semillas campesinas y la soberanía alimentaria, promoviendo la diversidad y la independencia de las comunidades agrícolas. Esta experiencia local es parte de un contexto africano más amplio, donde las mujeres rurales desempeñan un papel central en la resiliencia y el desarrollo de la comunidad.
El continente africano en lucha
África se enfrenta a graves crisis económicas y sociales: inflación, pobreza, desnutrición, colapso de infraestructuras y violencia, lo que impulsa, en particular, a lxs jóvenes a migrar a Europa. La dependencia del Norte Global y las potencias occidentales ha reforzado la explotación de recursos, la acumulación de riqueza por parte de las élites y el subdesarrollo. Algunos Estados africanos buscan afirmar su autonomía frente a esta influencia externa.
En este contexto, lxs trabajadores —campesinxs, mujeres, jóvenes y pequeños productores— siguen siendo los verdaderos impulsores del cambio. El crecimiento de la población joven genera grandes expectativas, pero las oportunidades económicas y laborales son limitadas.
La situación de las mujeres en África
Las mujeres son las más afectadas por las crisis sociales y económicas, con una mayor carga de trabajo no remunerado, cuidados y reproducción social. La violencia de género sigue siendo alta y el acceso a la tierra, el crédito y los mercados es limitado. Sin embargo, siguen siendo fundamentales para la resiliencia y la reconstrucción de un continente más inclusivo y solidario.

Crisis y luchas de las mujeres en Asia y el mundo árabe
En Asia, las mujeres rurales atraviesan una grave crisis financiera. A menudo emigran al extranjero en busca de oportunidades y están expuestas a la trata de personas. Lxs pequeños agricultores se ven desplazados de sus tierras, sufriendo los efectos del nuevo sistema liberal, la inflación, la crisis energética y el cambio climático, que afecta especialmente a las mujeres agricultoras. Para afrontar esta situación, luchan por la soberanía alimentaria, la protección de las semillas campesinas, reciben formación en agroecología y defienden sus derechos territoriales.
En el mundo árabe, las personas se enfrentan a la desigualdad, la explotación, el patriarcado, el racismo y la violencia. Palestina ha soportado 75 años de colonización sionista, con genocidio, bombardeos, hambruna y desplazamiento forzado. En Sudán, las mujeres y las niñas sufren violencia sexual y desplazamiento forzado a pesar de la abundancia de recursos. En Siria, Líbano, Irak, Túnez, Egipto, Marruecos y Mauritania, las poblaciones se enfrentan a la pobreza, la explotación de la tierra, la corrupción y el colapso de los servicios públicos. Las mujeres, especialmente en las zonas rurales, soportan la mayor parte del trabajo no remunerado, la reproducción social y el cuidado, a la vez que son actores clave de la resiliencia y el cambio. Como señala ARNA: «No somos países pobres, pero la explotación y la falta de justicia social obligan a nuestra gente a vivir en la pobreza».

Europa: Auge de la derecha y crisis agrícola
Aumento significativo de la derecha y la extrema derecha. Desde 2024, pérdida de derechos, en particular los ambientales. Las protestas campesinas contra el Acuerdo UE-Mercosur han demostrado el impacto de las políticas comerciales internacionales en los pequeños agricultores. El presupuesto agrícola se reducirá, mientras que el capitalismo verde, los monocultivos, los proyectos mineros, la prohibición de las semillas campesinas y la digitalización forzada dificultan el acceso de los jóvenes a la tierra y los recursos. Las personas migrantes se ven afectadas por deportaciones y restricciones al acceso al trabajo.
América: Criminalización de las mujeres y desigualdad
Las mujeres campesinas son criminalizadas por defender sus derechos y los bienes naturales. La lucha por la tierra está intrínsecamente ligada a la defensa del territorio y el derecho a una alimentación segura y digna. Sin embargo, el poder se concentra en pocas manos de las transnacionales, mientras avanzan los monocultivos, el acaparamiento de tierras y la contaminación de las fuentes de agua.

En la región, las mujeres son responsables de la mayoría de la producción de alimentos, pero poseen menos del 17% de la tierra. Reclaman el reconocimiento de su trabajo y demandan políticas que garanticen su acceso efectivo a la tierra.
La violencia de género, con altos indices de feminicidios, el acceso limitado a la salud reproductiva, la educación, así como la pobreza, afectan especialmente a las mujeres rurales, a las niñas y las comunidades campesinas. Así como también, los gobiernos oligárquicos y la injerencia imperialista, la privalización de servicios básicos y la falta de políticas públicas, agudizan su situacion de vulnerabilidad. Las mujeres asumen la doble carga del trabajo productivo y de los cuidados, lo que dificulta su participación en la vida pública y política.
Las mujeres rurales se organizan para defender sus derechos y construir espacios de resistencia, en los territorios, son las mujeres las que realizan formaciones políticas, escuelas continentales, regionales y locales para comprender la historia y las luchas colectivas, con un trabajo fundamental en la soberanía alimentaria y la agroecología campesina. Son las mujeres campesinas e indígenas las que están en la primera línea de la resistencia, en la defensa de las semillas, del agua, de la tierra y los conocimientos ancestrales ; así como en la lucha contra en cambio climático y las políticas neoliberales.
Fuente: La Vía Campesina