La "Central de Inteligencia" de Monsanto apuntó a periodistas y activistas

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- Foto tomada del sitio web T13/AFP.

Los temas que faltan en las noticias corporativas: Las 10 historias menos reportadas de 2020 del Proyecto Censurado. En su lucha para evitar su responsabilidad por provocar cáncer, el gigante agrícola Monsanto (ahora propiedad de Bayer) creó un "centro de integración de inteligencia" para "monitorear y desacreditar" a periodistas y activistas, informó Sam Levin para The Guardian en agosto de 2019.

"Más de 18.000 personas han presentado demandas contra Monsanto, alegando que la exposición al Roundup [herbicida] causó un linfoma no Hodgkin, y que Monsanto ocultó los riesgos manipulando los datos científicos y silenciando a los críticos", resumió The Hill. "La compañía ha perdido tres casos de alto perfil en el último año, y se informa que Bayer está ofreciendo 8 mil millones de dólares para resolver todas las demandas pendientes".

"Monsanto adoptó una estrategia múltiple para atacar a Carey Gillam, una periodista de Reuters que investigó el herbicida de la compañía", informó The Guardian.

Esto se llevó a cabo al mismo tiempo que se atacó a Neil Young (que publicó un disco en 2015, The Monsanto Years), y se creó una campaña masiva y multimillonaria de espionaje y desinformación contra los periodistas que escribían sobre el tema, así como contra los científicos y defensores que exponían los riesgos que su producto representaba. La creación de un ejército encubierto de aliados aparentemente neutrales para atacar a sus críticos fue fundamental en la estrategia de Monsanto.

El informe de The Guardian se basó en documentos internos (principalmente de 2015 a 2017) publicados durante el juicio. Mostraron que "Monsanto planeó una serie de 'acciones' para atacar el libro escrito por Gillam antes de su lanzamiento, incluyendo escribir 'temas de conversación' para 'terceros' para criticar el libro y dirigir a 'clientes de la industria y los agricultores' sobre cómo publicar reseñas negativas".

Además, Monsanto pagó a Google para sesgar los resultados de las búsquedas promoviendo críticas al trabajo de Gillam sobre Monsanto, y discutieron estrategias para presionar a Reuters con el objetivo de que la reasignaran. La compañía "tenía una hoja de cálculo del 'Libro de Carey Gillam', con más de 20 acciones dedicadas a oponerse a su libro antes de su publicación". También "escribieron un extenso informe sobre la campaña anti-Monsanto del cantante Neil Young, monitoreando su impacto en los medios sociales, y en un momento dado considerando 'acciones legales'".

Paul Thacker informó para The Huffington Post que todo el grupo de periodistas que cubría el tercer juicio también fue blanco de una operación de influencia encubierta. Un supuesto "freelance de la BBC" se burló de otros reporteros, tratando de llevarlos a escribir historias críticas sobre los demandantes que reclamaban a Monsanto. Al despertar su curiosidad, descubrieron que "su cuenta en LinkedIn decía que trabajaba para FTI Consulting, una firma de asesoría de negocios que Monsanto y Bayer, la compañía matriz de Monsanto, habían contratado para consultoría", y posteriormente emprendió su desaparición digital.

"El personal de FTI ha intentado anteriormente obtener información bajo el disfraz de periodismo", añadió Thacker. "En enero, dos consultores de la FTI que trabajan para Western Wire - un sitio web de 'noticias y análisis' patrocinado por el consorcio comercial petrolero y de gas Western Energy Alliance - intentaron interrogar a un abogado que representa a las comunidades que demandan a Exxon por el cambio climático".

La FTI tampoco estaba sola.

"Monsanto también ha empleado anteriormente redes oscuras de consultores, firmas de relaciones públicas y otros grupos para espiar e influenciar a los reporteros", escribió Thacker. "Y todo esto parece ser parte de un patrón en la empresa de utilizar una variedad de tácticas para intimidar, engañar y desacreditar a los periodistas y críticos".

"Los directivos de Monsanto estaban reiteradamente preocupados por la publicación de documentos sobre sus relaciones financieras con los científicos que pudieran apoyar las acusaciones de que estaban 'encubriendo una investigación poco halagüeña'", señaló The Guardian.

Al mismo tiempo, trataron de atacar a los críticos como "anti-ciencia".

"Las comunicaciones internas añaden combustible a las demandas en curso en la corte de que Monsanto ha 'intimidado' a los críticos y científicos y ha trabajado para ocultar los peligros del glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo", resumió.

"La campaña de Monsanto para monitorear y desacreditar a los periodistas y otros críticos no ha recibido casi ninguna cobertura de la prensa corporativa", señala el Proyecto Censurado.

Una rara excepción fue un informe de junio de 2019, de ABC News que, sin embargo, "subrayó consistentemente la perspectiva de Monsanto y Bayer".

- Traducción de Acción por la Biodiversidad.

Fuente original: Scene

Temas: Ciencia y conocimiento crítico, Corporaciones

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