Semana de Acción Mundial contra UPOV

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La libertad y el derecho de las comunidades a conservar, utilizar e intercambiar sus semillas son pilares fundamentales de la soberanía alimentaria de los pueblos. 

Pero hoy en día, campesinas, campesinos y otra gente dedicada a la agricultura se enfrentan a amenazas extremas por la privatización de las semillas. Una institución es instigadora especial de todo esto: la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV).

En el 60º aniversario de la UPOV, el 2 de diciembre de 2021, queremos decir ¡NO A LA UPOV! Durante esa semana, redes y movimientos sociales de todo el mundo pedirán el desmantelamiento de la UPOV, llamando la atención sobre su papel en la privatización de las semillas y la amenaza a la soberanía alimentaria.

Con ello queremos reforzar la resistencia a las leyes de semillas nacionales o regionales, destacar ejemplos de legislación de semillas a favor de los campesinos y exponer el papel de los tratados de libre comercio en el impulso de las leyes de semillas en todo el planeta.

Llamado a una semana de acción mundial contra UPOV 
2 - 8 de diciembre

Sin semillas y sin campesinado no sería posible la agricultura. Desde que comenzaron la agricultura y la crianza de animales, campesinas y campesinos, agricultores, han desarrollado, compartido y conservado cuidadosa y libremente millones de variedades de cultivos diferentes, adaptadas a nuevas y diferentes condiciones socioambientales. Hoy la gente del campo se enfrenta a amenazas extremas por la privatización de sus semillas mediante leyes que prohíben las variedades locales y originarias que no se ajustan al modelo industrial, restringiendo el acceso y la circulación.

Una institución está en el centro de todo esto: la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV). La UPOV fue iniciada en 1961 por unos pocos países europeos para permitir que los “obtentores de variedades” impusieran derechos de propiedad intelectual, una forma de apropiación sobre sus semillas, paralela a las patentes. Este régimen se denomina protección de las obtenciones vegetales y es frecuente que los acuerdos de comercio exijan a los países que adopten o imiten las normas de la UPOV.

La UPOV exige y promueve uniformidad en las semillas y, por lo tanto, en el suministro de alimentos, permitiendo así que un pequeño grupo de productores internacionales, especialmente empresas transnacionales, mantengan la prerrogativa de facilitar la apropiación y el control de las semillas, sin tener en cuenta que muchos pueblos y comunidades tienen relaciones socioculturales históricas con las semillas. Esto sirve al sistema agroalimentario industrial, que alimenta al 30% de la humanidad. Pero promueve erosión genética, vulnerabilidad económica y la pérdida de autonomía de la gente campesina, agricultoras y agricultores que alimentan al 70% del mundo en estos momentos.

No hablamos solamente de campesinas, campesinos, que producen en pequeña escala o de comunidades pesqueras, que son quienes  alimentan a la mayor parte del mundo: enfatizamos que las mujeres en particular son las principales custodias de las semillas y la vida. Y siendo que a menudo se encuentran en circunstancias ya precarias, con el peso del patriarcado y la subordinación económica, UPOV aumenta su carga al criminalizar sus prácticas. UPOV es por tanto anti-mujeres, además de servir a los intereses corporativos. En el caso de la gente pobre que vive en los márgenes de las zonas urbanas, la mayoría de las veces son las mujeres quienes llevan la carga de cuidar a sus familias, y proporcionarles alimentos. Esto demuestra que las semillas entrañan más que un acto de cultivo: son relaciones sociales de cuidado y solidaridad cruciales para emprender acciones progresistas más amplias. UPOV es, por tanto, un ataque directo contra el cuidado, la comunidad y la solidaridad; un ataque contra nuestra capacidad de trabajar en conjunto y con respeto mutuo por un futuro mejor.

Siendo un organismo intergubernamental, el único objetivo de la UPOV es obligar a que los países en todo el mundo apliquen leyes que privaticen las semillas, permitiendo a las empresas capturar a ese 70% de campesinas y campesinos mundiales que en la actualidad usan sus propias semillas con dignidad y libremente. Bajo estas leyes, las empresas obtienen el derecho de extraer de las personas y las comunidades que cultivan alimentos cuantiosos pagos en concepto de derechos, a menudo con un margen de beneficio del 10-12%. Cuando un país se convierte en miembro de la UPOV, debe cumplir sus estrictas normas, que se revisan periódicamente para proteger aún más los intereses de la industria sobre las semillas, por ejemplo, previniendo cualquier vacío legal y convirtiendo en delito el hecho de guardar y compartir semillas.

Siendo que hoy y desde hace miles de años la base del manejo comunitario de las semillas es su libre intercambio, la adhesión a la UPOV será catastrófica ya que conduce a la criminalización de agricultores y campesinos por el simple hecho de realizar sus prácticas cotidianas y tradicionales: guardar, criar, compartir y distribuir sus semillas. Además, UPOV fomenta la concentración de la industria semillera. En muchos países estas leyes privatizadoras de las semillas son conocidas como “leyes Monsanto” porque ayudan a empresas como Monsanto (ahora Bayer) o Syngenta a fusionar sus intereses en productos químicos, tecnología agrícola, OMG y semillas. Hay algunos países, como Venezuela, que cuentan con leyes que defienden las semillas campesinas, la libertad de guardarlas e intercambiarlas y la vida campesina. Pero ahora mismo, incluso La Cumbre de Sistemas Alimentarios, concebida por el Secretario General de la FAO y entidades privadas, está dando a UPOV un papel central en la “innovación para la agricultura y la alimentación”, como la vía para proveer a los agricultores con “mejores semillas”. La Pre-cumbre ocurre al momento en que hacemos este llamado.

En vez de adoptar leyes de semillas con base en UPOV, los gobiernos deberían establecer medidas legalmente vinculantes y discretas para reconocer y respaldar los derechos campesinos y sus sistemas de semillas. Dichas medidas deben garantizar el derecho de campesinas y campesinos a guardar, intercambiar y vender semillas sin las restricciones de los imperativos comerciales de empresas transnacionales. Si hemos de responder a nuestras crisis ecológicas y sociales, los derechos campesinos no sólo deben ser defendidos, sino que hay que profundizarlos y ampliarlos como el principio organizativo fundamental de nuestros sistemas alimentarios. Las leyes que se basan en UPOV no intentan hacer esto; únicamente impulsan un conjunto estrecho de intereses, y una diversidad disminuida. La diversidad es la vida, y es el núcleo de un futuro ecológico compartido y justo.

La soberanía sobre las semillas es un requisito previo y el componente esencial del ejercicio de los derechos de campesinas y campesinos, agricultores familiares y comunitarios. Son necesarias protecciones contra patentes, leyes de protección de semillas y variedades vegetales, contra el acaparamiento de información digital de secuencias de recursos genéticos y otros elementos similares que erosionan el ejercicio de los derechos campesinos. En un mundo ya fracturado, UPOV intenta fracturar aún más la vida, las semillas, la comunidad y las ecologías.

La libertad, el derecho y la capacidad de las comunidades para guardar, usar e intercambiar semillas son pilares centrales de la soberanía alimentaria de los pueblos. A esto, respondemos con integridad, porque ésta es la naturaleza de la vida, y por lo tanto de un futuro justo y armonioso, y por eso debemos defenderlas. Después de décadas de campaña en diferentes partes del mundo, queremos proponer una semana de acción global contra UPOV comenzando el 2 de diciembre de 2021 cuando UPOV cumple 60 años, e incluyendo el 3 de diciembre, que es el día de lucha contra los agrotóxicos. El objetivo es llamar la atención sobre el papel que desempeña la UPOV en la privatización de las semillas y la amenaza que representa para la soberanía alimentaria, y hacer un llamado para exigir su desmantelamiento. Esto hará posible que los grupos aumenten su resistencia ante leyes de semillas nacionales o regionales, destacar los ejemplos de legislación de semillas a favor de los campesinos, sea cual sea la forma que adopten, y denunciar el papel de los acuerdos de libre comercio en su presión en pos de leyes de privatización de semillas en todo el planeta. Podría ser una semana de movilización muy educativa, que abra un espacio para que campesinas, campesinos, agricultores y gente aliada se levante en unidad para detener a la UPOV y la privatización de las semillas. Defendemos las “Semillas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad”.

¿Cómo participar?
  •  Informarse, unirse y organizar procesos de formación, discusiones y debates sobre UPOV y la legislación sobre semillas en sus comunidades/países. Recursos para consultar:  UPOV | el gran robo de las semillasCómo la UPOV engaña a los países en desarrolloAnimación UPOV
  • Unirse a las luchas contra las leyes relacionadas con UPOV/OMPI que se están llevando a cabo actualmente a nivel nacional (por ejemplo, Nigeria, Ghana, Japón, Tailandia). Contacta con grupos de tu país/región y une fuerzas.
  • Apoyar el movimiento contra los TLCs que promueven UPOV y otras leyes de semillas que criminalizan las semillas campesinas, pedir una legislación de semillas pro-campesina.
  • Participar en la semana de acción global en diciembre que incluye el día de acción global el 2 de diciembre y el día internacional de acción contra los agrotóxicos el 3 de diciembre.

- Ingresa al llamado a la acción en el  siguiente enlace.

- También podés unirte al grupo de facebook (en inglés)  aquí

Convocantes:

  • African Centre for Biodiversity
  • Alianza Biodiversidad
  • APBREBES
  • COPAGEN
  • ETC
  • Friends of the Earth International
  • GRAIN
  • La Vía Campesina
  • Stop Golden Rice Network

Fuente: GRAIN

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Privatización de la naturaleza y la vida, Semillas

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