Argentina: represa Yacyretá: un delito ambiental y social

"La economía y los modos de vida de los afectados fueron paulatinamente eliminados por la represa: 'pescadores comerciales y de subsistencia, fabricantes artesanales de ladrillos y tejas, recolectores de juncos para techar quinchos, lavanderas, dueños de pequeños astilleros, agricultores, tanto de la margen paraguaya como de la argentina, en las provincias de Misiones y Corrientes'. Debajo de las 100 mil hectáreas inundadas han quedado historias, culturas y un impacto ambiental aun no sospechado"

Cerca de 200 Afectados por la represa Yacyretá se encuentran en Buenos Aires reclamando a la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina que resuelva la demanda entablada contra la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). El tribunal ya decretó un embargo preventivo sobre las oficinas que el EBY posee en Puerto Madero, Buenos Aires. Son 1200 las personas que iniciaron este expediente y que reclaman indemnizaciones por haber perdido sus hogares y medios de vida bajo las aguas contenidas del Paraná. Exigen que la resolución judicial los alcance no sólo a ellos, sino a lo que estiman son “80 mil desaparecidos económicos”, consecuencia de una historia que arranca en 1973 con la firma del tratado binacional.

Unos galpones en desuso de la estación terminal de Federico Lacroze ofrecen un magro techo a las familias argentinas y paraguayas que viajaron desde el alto Paraná gastando la última reserva de esperanza, en lo que hoy por hoy es para ellos un “todo o nada”. Brígido Olivera, alias Coco, es el vocero de la Asamblea Binacional de Afectados por la Represa Yacyretá en Defensa del Medio Ambiente y los Derechos Humanos, conformada por pobladores de ambas márgenes del río Paraná, por argentinos y paraguayos. En la Asamblea participan varias asociaciones civiles, principalmente de Ituzaingó -Corrientes-, de Posadas -Misiones- y de varias localidades de Paraguay. Todos los martes desde las 10 de la mañana, desde febrero de este año, van a manifestarse a la plaza Lavalle frente al Palacio de Justicia.

Coco era olero, se dedicaba a la fabricación artesanal de ladrillos y ya no puede seguir sustentando su vida del modo en que lo hacía en las cercanías de Posadas. Tampoco sus hijos pudieron seguir con el oficio y están todos desocupados. Él junto a su familia y como tantos otros fue “relocalizado” con motivo de las inundaciones que generó la represa Yacyretá. “El desplazamiento empieza como un quitarte del río, que es tu fuente de trabajo. La mayoría éramos trabajadores autónomos. Todos trabajábamos en la forma propia de destajo, principalmente con la pesca y los ladrillos. De acuerdo a sus necesidades cada uno producía, vivía bien y no tenía necesidades. Al ser sacados de forma intempestiva, al ser cargados en camiones en forma involuntaria, y llevados a ghettos de casas de muy poca calidad, sobre terrenos movedizos de bañados, te obligan a vivir ahí donde no hay sombra y no hay agua. En la costa había agua gratis. En estos lugares está la obligación de pagar agua, luz, en una vivienda que no es nuestra, que hay que pagar y que por aceptarla se renuncia a todo reclamo a los gobiernos y a los bancos que financiaron la obra”.

La economía y los modos de vida de los afectados fueron paulatinamente eliminados por la represa: “pescadores comerciales y de subsistencia, fabricantes artesanales de ladrillos y tejas, recolectores de juncos para techar quinchos, lavanderas, dueños de pequeños astilleros, agricultores, tanto de la margen paraguaya como de la argentina, en las provincias de Misiones y Corrientes”[1]. Debajo de las 100 mil hectáreas inundadas han quedado historias, culturas y un impacto ambiental aun no sospechado.

En el lado paraguayo está San Cosme y Damián, donde las obras de canalización del río generan contaminación en el agua que toma la población, entre otras cosas, por su mezcla con las napas freáticas. Según contaron los propios habitantes de la zona a este cronista, “esa es el agua que utilizamos para sobrevivir. Antes teníamos todo, el agua, nuestras casas, la pesca del río”. A ello se suma que el río Paraná en esa parte está contaminado por tres papeleras de capitales chilenos. “Los paraguayos reclaman por el mal uso que se le da al río, por no haber estudios de impacto de esas papeleras. En el Paraguay la población entera que fue trasladada a esos guethos no tiene trabajo y no tiene de qué vivir. ¿Dónde se fueron?, al basural a competir con los chanchos, los perros y las ratas. Lo cuento y a mí me hace llorar, porque recuerdo lo que vi en San Cosme, en Encarnación, en tantos lugares”, agrega Coco.

Los casi 200 afectados que resisten desde febrero en los galpones de Federico Lacroze sufren el rigor del clima, las escasas comodidades y la pobre alimentación. “Yo vine a fines de febrero y sigo estando acá. Hay un grupo de doce personas que estamos desde esa fecha. También hay grupos que rotan a través de TBA, que nos lleva y nos trae en forma gratuita colaborando con nosotros. En forma recíproca nosotros también les ayudamos porque defendemos este tren que es un bien comunicacional”.

Uno de los principales lugares afectados es la Isla Yacyretá que “estaba habitada por pescadores, pequeños ganaderos y agricultores que combinaban sus actividades, y era además parte del territorio ancestral de la comunidad Mbya Guaraní. A algunas familias les fueron entregadas casas, donde ubicaron grupos de a quince personas en dos ambientes, edificadas una al lado de otra en tierras improductivas. Los llaman campos de concentración. Muchos no pudieron soportarlo y volvieron al borde del río. Otros están viviendo en basurales”[2]. De este modo el reclamo a la Entidad Binacional de Yacyretá es, según los pobladores, por “el robo de sus casas, sus tierras, su salud y su futuro”.

Otro foco de conflictos está en la provincia de Corrientes. Se trata de la ciudad de Ituzaingó. Según Coco, “en el patio de esta ciudad se hizo la represa. Ahí está la salida de la energía a través de cuatro canales que producen un campo magnético que genera cáncer a la población”.

Yacyretá también fue bautizada como “monumento a la corrupción”. En ese sentido Coco dice que “en el expediente judicial nosotros pedimos el allanamiento de las oficinas de Yacyretá para que busquen documentación que nunca presentaron. Hay gente que figura como que recibió 8 mil dólares, gente a la que nunca le dieron nada”.

- Coco, ¿hasta dónde nos tenemos que remontar para entender lo que sucede con Yacyretá?

- Podemos ir muy atrás, pero pongamos como inicio la firma del acuerdo que hacen los presidentes [Juan Domingo] Perón y [Alfredo] Stroessner, en la década del 70 [3] y eso da comienzo a los primeros contratos. Con la venida de los militares hay como un parate. En el 83-84 empiezan las primeras entregas de vivienda, pero eran para las fotos, para conseguir los préstamos de los organismos internacionales.

Luego de esta etapa llega [Carlos] Menem que desfinancia la obra con el fin de privatizarla, con un comprador elegido, el viejo [George] Bush. Cuenta la gente que el gobierno peronista de Ramón Puerta [Misiones] trajo al viejo para que se interesara por la represa en un precio módico, mil quinientos millones de dólares, y que para entusiasmarlo le enganchan un gran dorado en el anzuelo. Hubo diputados y gente que se opusieron y finalmente no se vendió.

En la etapa actual nada cambió. Han discutido mucho entre Argentina, Paraguay y Brasil el problema de la “cota del río” para poder darle un manejo apropiado a la subida y bajante del agua. Los isleños que perdieron todas sus tierras, más de 200 islas inundadas, creen que desde Itaipú [represa gestionada por Brasil-Paraguay] se manejó la creciente del '83, donde la mayoría de los isleños se fue porque no pudieron soportar tanta agua, bajantes y subidas de forma imprevista. Así, con la gente que se va por su cuenta, hay menos indemnizaciones que pagar.

Pero hay más. En Posadas, para esa época [inicios de los 80], hacen un censo y decían que el censo era para cobrar un impuesto. Y con esta mentira también mucha gente se fue, ¿pero dónde?, si Misiones se caracteriza por tener cantidad de latifundios. Entonces muchos hermanos indígenas fueron a parar a tierras de donde luego los correrían.

La justicia nos reconoce afectación desde agosto del 94 para acá. Pero las pérdidas que sufren los trabajadores son cuantiosas. En principio hay una ley de los 80 que aplica el principio de “no innovar” que imponen al costero. Esto significaba que no podías cambiar una teja o un ladrillo en tu casa. De este modo frenaron a una generación. Por eso es difícil calcular la cantidad de afectados. Las familia iba creciendo y se iba colocando al lado de sus padres. Por treinta años frenan la posibilidad de que esa población costera se desenvuelva. Como el censo fue hecho en los 80, los bebés de esa época ahora tienen todos sus respectivas familias. Yacyretá hoy nos obliga a subir a un camión, nos lleva a una pequeña casa y no reconoce “la familia derivada”, y eso es todo culpa de ellos, por no haber entregado las viviendas a tiempo. Incluso el tratado Perón-Stroessner dice que “deberían ser previamente indemnizados los relocalizados”.

- Sumado a lo que implica abandonar la vera de un río como el Paraná que te podía brindar todo tipo de recurso para vivir. En ese sentido, ¿qué impactos viste en el río a partir de la puesta en marcha de la represa?

- El río era un lugar demasiado rico. Las especies de peces como el surubí que llegaba a los 70 kg. o el dorado hasta los 40 kg., y muchas otras de menor tamaño. Se hace la represa e implementan un sistema de “ascensor de peces” que mató a muchísimos ejemplares. Si los peces lograban subir desde la parte turbulenta eran presa fácil de los adaptados a la parte quieta. Esto pasaba en los primeros tiempos de la represa. Pero ahí no terminó porque vinieron gentes de todas partes a pescar sin control, de contrabando, y se llevaron inmensas cantidades de ejemplares, favorecidos por el enorme lago creado. Pero además, al dejar de subir algunas especies, especialmente el sábalo, que contribuye al alimento de especies mayores, el río comienza a perder su vida. En la revista Aventura salió un artículo titulado “El gran río agoniza”, donde dice que el río Pilcomayo y el Paraguay se ven afectados en sus cuencas por no haber sábalos, y en consecuencia no hay dorado ni surubí. Represa arriba el río murió.

Yacyretá empieza a producir energía eléctrica en 1994, en agosto. Pero el daño empieza antes. Hay un funcionario, presidente de la Cámara de Comercio de Corrientes, que en el año 91 ya decía que se había perdido un alto porcentaje de la variedad ictícola del río.

También cambió el sistema climático de la región. Para nosotros se terminó el invierno. También se terminaron las grandes lluvias de 15 o 20 días que hoy ya no están. Hay lluvias más cortas, muy fuertes, de gran cantidad de milímetros en poco tiempo. Una consecuencia inmediata de estos cambios y que tenemos ahora mismo es el dengue.

 

- ¿Cómo es que ustedes deciden venir a Buenos Aires?

- Después de hacer un corte del puente internacional Posadas-Encarnación aparece esta idea de venir a Buenos Aires. Hubo muchos cortes, pero hubo uno que duró del 5 de septiembre al 13 de septiembre del año pasado, donde fuimos reprimidos por un impresionante operativo conjunto de Gendarmería, Prefectura, la Policía Federal y Provincial. Frente a esto y antes que morir en Posadas preferimos venir a luchar aquí, a Buenos Aires, donde se resuelven las cosas en última instancia. Somos un grupo de gente dispuestos a morir acá en la búsqueda de justicia.

Decidimos venir a Buenos Aires a manifestarnos en febrero de este año. El día que llegamos fuimos recibidos por Rafael Llorens, el asesor jurídico de [Julio] De Vido [ministro de Planificación Federal]. Cuando empiezo a explicarle por qué estábamos en Buenos Aires, con burla nos dice que nuestro reclamo no es serio, que es “una joda”. Me terminan ofertando una entrevista con [Eugenio] Zaffaroni. Pero ya habíamos tenido una entrevista con él, de tres minutos. Y qué le puedo explicar al juez en tres minutos. De nuestras comunicaciones con la Corte surge que era posible que se resolviera algo para el 10 de abril, pero ya pasamos de largo esa fecha. Luego la expectativa fue para el 10 de mayo. Y cada vez que vamos a la plaza Lavalle volvemos con lo mismo, sin nada.

Como Yacyretá siempre fue maliciosa, dilatoria, desleal, tenemos que recurrir a la Corte Suprema de la Nación para destrabar el embargo y que nos permita a nosotros cobrar. Un dinero que necesitamos para poder vivir, curarnos las enfermedades. Pero la Corte tiene además que generar una jurisprudencia para un arreglo global de los 80 mil desaparecidos económicos que estimamos. ¿De dónde sale ese número? Con fecha 26 de octubre del año pasado, Oscar Thomas, director ejecutivo de Yacyretá, dijo para el diario Misiones que había 17 mil familias afectadas de ambas márgenes. Y en nuestra región cada familia tiene bastantes hijos. Los hermanos mbya-guaraní y los mocovíes del Chaco y Santa Fé han ingresado al caso la jurisprudencia de la comunidad [ Mikisew] Cree de Canadá, que consiguieron gestionar una represa que da luz a Nueva York. Lo mismo queremos nosotros para esta represa ante la gran cantidad de “desaparecidos económicos” que tenemos, y si para 1200 personas el peritaje dice que son 300 millones de dólares, cuánto es para los 80 mil que calculamos. Veremos qué hace la Corte con esto.

El 17 de mayo se cumplieron dos años desde que presentamos este “recurso extraordinario” en la Corte que nos permite discutir algunos puntos. Y también hay un “recurso ordinario” que permite volver atrás y discutir todo. Por ejemplo, la justicia de Misiones indemniza a una lavandera “de por vida” con la irrisoria suma de 7200 pesos. Yo creo que la doctora Carmen Argibay debe sentir vergüenza de que haya mujeres que sean tratadas de esta manera. Argibay ganará unos 20 mil pesos por mes. Entonces la jueza por un mes de trabajo gana tres veces la indemnización de por vida de otras mujeres de este país. Al ser un problema alimentario, ya que perdimos nuestra fuente de trabajo, le deben dar máxima prioridad. No hay una causa tan vieja y tan grande (en cuanto a cantidad de gente y en cuanto a monto) como la nuestra.

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NOTAS:

[1] Página 12
[2] Redeco
[3] “El 3 de diciembre de 1973 se suscribió en Asunción el Tratado de Yacyretá”, La Vaca

Fuentes de Interés:

- http://picasaweb.google.es/afectadosyacyreta
- http://www.guardaelguachazo.com.ar/yacyreta/
- Video-Documental Desarraigo, de Pavel Wiechetek.

Por ra.moc.oohay@70oiggamrm
Para moc.liamg@aldoibaicnega

Comentarios

21/03/2016
No mas represas en climas subtropicales, por Gaston Centurion
Considero que esa gente está en todo su derecho de protestar, y les doy mi apoyo, sinceramente admiro su voluntad, soy un defensor de la vida y la naturaleza, desde Corrientes capital, les mando los mejores alientos.
DEBERÍAMOS INVOLUCRARNOS TODOS, EL CAMBIO CLIMÁTICO NOS ESTA AFECTANDO POR IGUAL.
01/12/2014
las lavanderas, por juan lazaro valdez
en posadas con mi madre "dona chona"lababa ropas para subsistir,volviamos de las piedras del rio ella con un laton y y dos bolsas llenas de ropas limpias yo traia un par de bagres ybogas que pescamos ahi mientras ella lababa,y yo gurseaba en la costa hasta que se hacia la hora de regresar.creo ferbientemente que ya es hora de que cierren la fabrica de hacer pobres y se ocupen de toda la gente que pide y mendiga lo que realmente les pertenece,es menester que se ocupen,ojala el gran jurado tenga en cuenta que tambien ellos seran juzgados por el de arriba.pd no jodan con nustra patria. juan.