Pronunciamiento CSA Día Internacional de las Personas Migrantes
En el Día Internacional de las Personas Migrantes, la Confederación Sindical de Trabajadoras y Trabajadores de las Américas (CSA) reafirma su compromiso con la defensa de la dignidad y los derechos humanos y laborales de millones de personas que deciden o se ven obligadas a cruzar fronteras nacionales, fruto de las múltiples crisis que atraviesa nuestra región y el mundo. No son cifras abstractas, sino trabajadoras y trabajadores que huyen de la desigualdad estructural generada por políticas neoliberales, de los desastres climáticos, de la violencia armada y otros males. La migración no es un delito ni un problema: el problema es la injusticia que la provoca.
Mientras nuestros pueblos luchan por sobrevivir, con el ascenso de gobiernos con perspectivas ideológicas de la extrema derecha, se ha incrementado la discriminación, discursos de odio, xenofobia, racismo y en algunos países se han implementado políticas antiinmigrantes, de exclusión, criminalización y utilizan la migración como arma política: siembran miedo, criminalizan la movilidad humana y buscan dividir a la clase trabajadora. Desde la CSA, reafirmamos la dignidad de las personas migrantes, rechazamos toda acción de discriminación y cualquier intento de colocarlas como el enemigo para otras personas trabajadoras. El enemigo es el modelo que precariza, expulsa, explota y deshumaniza.
En la región, el gobierno de Trump se ha convertido en el principal ejemplo de malas prácticas con sus políticas anti-inmigrantes; sus ataques acusando a esta población de estancar el progreso de Estados Unidos; prohibiendo el ingreso o expulsando masivamente a migrantes, especialmente de América Latina y el Caribe, y arrebatando derechos adquiridos. Ya son alrededor de medio millón de deportaciones y cientos de miles de personas detenidas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en lo que va del 2025. Varias personas han muerto bajo custodia de esta agencia debido a las malas condiciones y hacinamiento.
Las trabajadoras y trabajadores migrantes cuidan, crean conocimiento, fortalecen la integración cultural de nuestros pueblos y sostienen las economías realizando trabajos esenciales. A pesar de todo esto, continúan enfrentando barreras de acceso al empleo formal, a los servicios públicos y a la protección social; sufren discriminación, racialización, violencia institucional y prácticas laborales abusivas en todas las etapas del ciclo migratorio y tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de trabajo forzoso. Todo ello afecta de manera particular a las mujeres, juventudes, comunidades racializadas y trabajadores/as insertos/as en sectores altamente precarizados como los cuidados, el trabajo doméstico, la agricultura y los servicios. La irregularidad es una herramienta de dominación y negocio para quienes lucran con la precariedad. La regularización y garantía de los derechos para esta población, debe ser una prioridad de las agendas del movimiento sindical.
En este difícil contexto regional, el movimiento sindical de las Américas reafirma el rol histórico de la clase trabajadora migrante, su aporte al desarrollo de los países de acogida y la necesidad de ser parte fundamental al integrarse a las luchas de toda la clase trabajadora y a las organizaciones como sujetos del trabajo con igualdad de derechos, así como participar en la negociación colectiva, en la conducción sindical y en la definición de la agenda política. La clase trabajadora es diversa y no reconoce fronteras. No habrá verdadero fortalecimiento del sindicalismo, ni justicia social sin la integración sindical de los/as trabajadores/as migrantes.
Desde el movimiento sindical de las Américas continuaremos trabajando por la justicia, la igualdad y los plenos derechos de las personas trabajadoras migrantes, a partir de los siguientes lineamientos:
- Exigir el fin de toda criminalización de la migración y el freno inmediato a las políticas que buscan retroceder en derechos laborales bajo el pretexto de control migratorio.
- La ratificación, implementación y supervisión efectiva de los Convenios y Recomendaciones de la OIT vinculados a las personas migrantes y a la protección de derechos fundamentales en el trabajo.
- Promover la portabilidad plena de derechos, homologación de saberes, reconocimiento de cotizaciones y acceso pleno a los sistemas de protección social, sin discriminación.
- Exigir políticas públicas con enfoque de derechos, acompañadas de servicios específicos para personas migrantes y refugiadas, con especial atención a mujeres, niñeces y juventudes.
- Promover una política migratoria continental que garantice la igualdad de trato y oportunidades, y que priorice la protección frente a la explotación laboral, la trata y cualquier forma de violencia.
- Avanzar hacia un estatus de ciudadanía latinoamericana y caribeña, a partir del impulso a los procesos de integración regional y para romper con las fronteras que sostienen la desigualdad.
La migración es un derecho de todas las personas y hace parte de la historia, del presente y del futuro de nuestros pueblos. Hoy se ha convertido en una expresión de desigualdad, al mismo tiempo que en una fuerza viva de resistencia. La defensa de los derechos humanos y laborales de las personas migrantes es una responsabilidad y una tarea ética y política del sindicalismo internacional y en cada uno de los países.
Fuente: Confederación Sindical de Trabajadoras y Trabajadores de las Américas (CSA)