The Lancet: los efectos nocivos del entramado industrial de las bebidas ultraprocesadas

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La evidencia expuesta por la revista científica The Lancet sugiere que las bebidas azucaradas deben ser el primer objetivo de las políticas de salud pública.

La revista científica The Lancet ha publicado una serie fundamental titulada  “Alimentos ultraprocesados y salud humana” (Ultra-Processed Foods and Human Health), en la que las bebidas azucaradas -refrescos, jugos industriales y bebidas energéticas- emergen como el ejemplo más claro de cómo el procesamiento industrial masivo afecta la salud global.

En los tres artículos científicos que componen la serie, se hacen puntualizaciones en torno al consumo de estas bebidas, señalando que es uno de los factores principales que influyen en la aparición de las enfermedades no transmisibles.

«El alto consumo de alimentos ultraprocesados también se asocia con mayores ingestas de azúcares libres y energía total, y menores ingestas de fibra, proteínas, vitaminas y minerales. Estas asociaciones están impulsadas en gran medida por el alto consumo de bebidas azucaradas», se señala en el primer artículo de la serie,  «Ultra-processed foods and human health: the main thesis and the evidence».

Más que “agua con azúcar”

Este primer artículo de esta serie de The Lancet advierte que las bebidas azucaradas no son simplemente agua con azúcar; son formulaciones industriales creadas a partir de sustancias derivadas de alimentos (como el jarabe de maíz de alta fructosa) y aditivos (colorantes, saborizantes y emulsionantes) diseñados para ser hiperpalatables.

Los alimentos hiperpalatables son aquellos cuya combinación de sus componentes, como grasa, sodio (sal), azúcar y carbohidratos, los hace “más sabrosos”, por lo que suelen provocar adicción o la tendencia a consumirlos con demasiada regularidad. 

Y esto tiene consecuencias en la salud. De acuerdo a lo expuesto por The Lancet, «los metaanálisis de estudios prospectivos han mostrado que el alto consumo de bebidas azucaradas está asociado con un riesgo significativamente mayor de diabetes tipo 2”.

Tendencias de consumo: un mapa dividido

La serie de The Lancet también revela un cambio drástico en los patrones de consumo global de las bebidas azucaradas, con un descenso en regiones de ingresos altos y la iniciativa de la industria de los ultraprocesados en expandir su consumo en países de regiones de ingresos bajos y medios.

«Las ventas anuales per cápita de bebidas azucaradas aumentaron en todas las regiones de ingresos bajos entre 2007 y 2022, pero disminuyeron en América del Norte, Australia, Asia y Europa occidental”, señala The Lancet.

Esta disminución la atribuye a una mayor conciencia sobre la salud y a la implementación de políticas regulatorias.

En tanto, se señala que en las regiones de ingresos bajos y medios, las ventas de bebidas azucaradas continúan aumentando, impulsadas por redes de micro-distribución que llevan estos productos incluso a las zonas más remotas.

En el caso específico de América Latina, se ha registrado una reducción en las ventas totales de productos ultraprocesados después de 2016, liderada principalmente por la caída en el consumo de bebidas endulzadas gracias a leyes de etiquetado y fiscalidad.

El poder corporativo y la «captura de la ciencia»

Uno de los puntos más críticos del estudio es el análisis de los determinantes comerciales. Coca-Cola y PepsiCo dominan el mercado con altos presupuestos de marketing: en 2024, gastaron aproximadamente 13.2 mil millones de dólares en publicidad, una cifra que casi cuadruplica el presupuesto operativo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta inversión es consecuente con una visión histórica de estas empresas. «En 1986, el entonces CEO de Coca-Cola, Roberto Goizueta, declaró su visión de que los refrescos deberían eventualmente reemplazar al agua del grifo como el líquido más consumido a nivel mundial», se reseña.

Para este objetivo, la industria de los ultraprocesados no solo invierte en marketing, sino que también ha utilizado litigios y control de medios para bloquear políticas que buscan regular el consumo de las bebidas ultraprocesadas, tal y como señala el tercer artículo de la serie, titulado  «Towards unified global action on ultra-processed foods: understanding commercial determinants, countering corporate power, and mobilising a public health response”.

«En Colombia, la embotelladora de bebidas azucaradas más grande del país utilizó su propiedad de medios y litigios para bloquear anuncios de defensores de la salud pública que apoyaban un impuesto a las bebidas azucaradas.», apunta el artículo como un ejemplo de esta práctica.

A los mecanismos de expansión de la industria también se agrega su búsqueda de influencia en la percepción de salud, con el propósito de desvincular la relación probada del consumo de las bebidas azucaradas con la obesidad. 

«Las revisiones sistemáticas de la asociación entre el consumo de bebidas azucaradas y el aumento de peso o la obesidad encontraron que las revisiones con financiamiento de la industria tenían cinco veces más probabilidades de no encontrar asociación que las revisiones sin financiamiento de la industria.»

Otra estrategia es el desvío de atención, a través de un cambio de enfoque de la dieta al ejercicio. «Coca-Cola financió la Red Global de Equilibrio Energético (Global Energy Balance Network) para promover la idea de que la falta de ejercicio, en lugar de la mala dieta, era el principal impulsor de la obesidad.»

Hacia una solución: impuestos y regulaciones

La evidencia de The Lancet sugiere que las bebidas azucaradas deben ser el primer objetivo de las políticas de salud pública, debido a su baja densidad nutricional y alto riesgo metabólico, además de que “son más fáciles de identificar como poco saludables para el público y los responsables políticos».

Los datos indican que los resultados de las políticas de regulación y fiscalización de las bebidas azucaradas es un punto inicial exitoso sobre el cual se deben construir políticas más amplias para todo el espectro de productos ultraprocesados.

Hace referencia a que la aplicación de uno de un 10 %  de impuesto especial a estos productos “se asoció con una reducción promedio del 10 % en las compras y el consumo de estas bebidas”, un resultado que puede ser ampliado si se aplicara la recomendación de implementar una política fiscal de un impuesto especial de al menos un 20 %.

La serie de The Lancet sostiene que esta política fiscal ha empujado a algunas empresas a una reformulación de estos productos, pero advierte que esta práctica no elimina el problema del procesamiento. 

«Los impuestos han animado a algunos fabricantes a reformular sus productos, sustituyendo el azúcar por edulcorantes no nutritivos. Sin embargo, aunque esto reduce la ingesta de azúcar y energía, no cambia su naturaleza ultraprocesada.»

Ante esto, se menciona la importancia de usar los ingresos de los impuestos especiales a las bebidas azucaradas para promover el consumo de agua potable. «Las políticas públicas deben aspirar a que el agua sea la bebida por defecto (…) Los ingresos de los impuestos a las bebidas azucaradas pueden utilizarse para mejorar la infraestructura de agua pública y su acceso en escuelas y espacios públicos.»

Además, se recomienda extender la aplicación del etiquetado frontal de advertencia y prohibir el patrocinio de eventos deportivos y culturales por parte de marcas de refrescos, lo que ayudaría a limitar el consumo de estas bebidas en la población más joven.

«Por ejemplo, en Chile, tras la implementación de una ley integral que incluye etiquetas de advertencia en el frente del envase y restricciones de comercialización, la publicidad televisiva de bebidas azucaradas disminuyó en un 61% en el total de anuncios y en un 51% en los anuncios dirigidos a niños”, se señala como ejemplo en el segundo artículo de la serie,  «Policies to halt and reverse the rise in ultra-processed food production, marketing, and consumption».

Fuente: Saludable Saberlo

Temas: Salud, Sistema alimentario mundial

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