Capítulo 4 | Concentración de la tierra y expulsión de pueblos originarios y campesinxs de sus territorios

- Foto de Jaanus Jagomagi.

Avance del agronegocio y tierras en pocas manos son sinónimos. En todos los países donde intervino el modelo empresario (que privilegia la mayor rentabilidad mediante monocultivos, mayores cosechas, más venta de insumos y más exportaciones), lxs pequeñxs productorxs fueron perdiendo tierras. Además de los desalojos y la violencia sobre campesinxs e indígenas (aspecto desarrollado en el Capítulo 5), otrxs sufrieron asfixia económica, quebraron y/o tuvieron que vender o alquilar sus tierras. En paralelo, se da un fenómeno común en los cinco países relevados: muy pocxs productorxs del agronegocio viven en las zonas rurales. El modelo propone un campo vacío de personas.

Concentración de la tierra

En Argentina se perdieron 87.000 establecimientos productivos entre 1988 y 2002, una disminución del 21%: de 414.285 establecimientos, quedaron 327.285. En el mismo período, aumentó la superficie media de las chacras, que pasó de 469 a 550 hectáreas. Sucede lo mismo que en los otros cuatro países: las fincas son cada vez menos, y más grandes.

En 2018 se realizó el censo agropecuario y los datos preliminares se hicieron públicos a fines de 2019. Las estadísticas confirman que en el país continúa la tendencia de la década anterior: en comparación al año 2002, desaparecieron el 25,5% de los establecimientos productivos. Si se tiene en cuenta el censo de 1988 (anterior al inicio del modelo transgénico) la caída es del 41,5%.

Los datos de este último censo también confirman el aumento de la superficie promedio de las chacras: de 550 hectáreas en 2002, se pasó a un promedio de 690 hectáreas. 

Se confirma también la tendencia a concentrar mucha tierra en pocas manos: el 1% de las explotaciones agropecuarias controla el 36,4% de la tierra, mientras que el 55% de lxs pequeñxs productorxs (con menos de 100 hectáreas) cuentan con solo el 2,2% de la tierra.

En Paraguay, entre 1991 y 2008, desaparecieron 18.300 fincas. Al mismo tiempo, aumentó la superficie cultivada, que pasó de 23,8 millones a 31 millones de hectáreas. En lo que respecta a la agricultura campesina, se perdieron 15.088 chacras (de 279.135 quedaron 264.047).

Un dato muy gráfico de Paraguay nos muestra que la agricultura campesina representa el 91% de las fincas con sólo el 6% de la superficie, mientras que el latifundio, con el 3% de las fincas, controla el 85% de la tierra.

En Bolivia existen 774.250 UPA (Unidades de Producción Agropecuaria) que tienen características de base campesina e indígena. Esto representa el 88,7% del total de las UPA. El restante 11,3% (98.391) son unidades medianas y grandes, de tipo empresarial. Esta predominancia numérica de la agricultura campesina e indígena contrasta con su baja importancia en términos de superficie cultivada.

Mientras la superficie cultivada en el altiplano y valles representa el 38% del total nacional, estas dos regiones concentran el 83,5% de las UPA. Por el contrario, en el oriente  particularmente en el departamento de Santa Cruz de la Sierra-, la superficie cultivada representa el otro 62% del total del país, que está en manos del 16,4% del total de las unidades productivas agropecuarias. Bolivia no cuenta con datos de la desaparición de fincas.

En Uruguay se perdieron 12.241 chacras en once años. En el año 2000 había 57.131 establecimientos agropecuarios; en 2011, eran 44.890. Las fincas más afectadas fueron las de menor tamaño: desaparecieron el 40% de las de menos de 20 hectáreas y el 31% de las menores a 100 hectáreas. En el mismo período, aumentaron un 4,1% las explotaciones
de más de 2.500 hectáreas.

Todos estos datos tienen relación con el acelerado proceso de concentración de la tierra en manos de empresas cada vez más grandes. En paralelo, existe un proceso por el cual cada vez más productorxs abandonaron la gestión de sus campos para arrendar a pooles (grupos de empresarios) de siembra. De este modo, quien era productor pasa a convertirse en rentista.

En el año 2000, los establecimientos de más de 1.000 hectáreas concentraban en Uruguay el 55% de la tierra. Para 2011, pasaron a concentrar el 60,6% (de ese total, el 63% bajo la forma de arrendamiento, lo que representa unas 453 mil hectáreas). La predominancia de esta forma de tenencia refleja la lógica en la gestión del territorio: obtención de renta en el corto plazo sin un compromiso en la conservación de los recursos ecosistémicos. Además, en estos once años, las sociedades comerciales pasaron de controlar el 1% del territorio a explotar el 43% de las tierras.

Tomando los valores promedios a nivel nacional, el valor de la tierra se multiplicó por 8,8 entre los años 2000 y 2014: de 448 a 3.934 dólares por hectárea. El precio de los arrendamientos se multiplicó por 6,2 en el mismo período: de 28 dólares a 174 dólares anuales por hectárea.

En Brasil, el censo agropecuario de 20172 muestra que el número de establecimientos se redujo considerablemente, con apropiación territorial por parte de grandes propietarios/as.

Los datos disponibles (a fines de 2019 todavía no se había procesado toda la información) del censo de 2017 precisan la existencia de 5.072.152 establecimientos agrícolas en un área total de 350.253.329 hectáreas. En comparación con el censo de 2006, esta superficie creció un 5% (16,5 millones de hectáreas) a pesar de la reducción del 2% en los establecimientos (103.484 unidades).

Entre 2006 y 2017 el número de explotaciones con más de 1.000 hectáreas (3.287) aumentó en detrimento de las fincas más pequeñas. Su participación en el área total aumentó del 45% al 47,5%, en tanto que entre los establecimientos de entre 100 y 1.000 hectáreas, la participación en la superficie total bajó de 33,8% a 32% (perdiendo 814.574 hectáreas) y desaparecieron 4.152 explotaciones.

Tweets sugeridos

#AtlasOGMConoSur | Avance del agronegocio y tierras en pocas manos son sinónimos. En todos los países donde intervino el modelo empresario, lxs pequeñxs productorxs fueron perdiendo tierras.

#AtlasOGMConoSur | Además de los desalojos y la violencia sobre campesinxs e indígenas, otrxs sufrieron asfixia económica, quebraron y/o tuvieron que vender o alquilar sus tierras.

#AtlasOGMConoSur | Según datos del censo agropecuario 2018, en Argentina desaparecieron el 25,5% de los establecimientos productivos. Si se tiene en cuenta el censo de 1988 la caída es del 41,5%.

#AtlasOGMConoSur | En Argentina, el 1% de las explotaciones agropecuarias controla el 36,4% de la tierra, mientras que el 55% de lxs pequeñxs productorxs (con menos de 100 hectáreas) cuentan con solo el 2,2% de la tierra.

#AtlasOGMConoSur | En Paraguay, entre 1991 y 2008, desaparecieron 18.300 fincas. Al mismo tiempo, aumentó la superficie cultivada, que pasó de 23,8 millones a 31 millones de hectáreas.

#AtlasOGMConoSur | En Bolivia existen 774.250 UPA (Unidades de Producción Agropecuaria) que tienen características de base campesina e indígena. Esto representa el 88,7% del total de las UPA.

#AtlasOGMConoSur | En Uruguay se perdieron 12.241 chacras en once años. En el año 2000 había 57.131 establecimientos agropecuarios; en 2011, eran 44.890. Las fincas más afectadas fueron las de menor tamaño.

#AtlasOGMConoSur | En Brasil, el censo agropecuario de 2017 muestra que el número de establecimientos se redujo considerablemente, con apropiación territorial por parte de grandes propietarios/as.

#AtlasOGMConoSur | El fenómeno de concentración, extranjerización y acaparamiento de tierras que ha producido el avance del agronegocio transgénico en la región es uno de los más graves en América Latina y el mundo.

- Para descargar el capítulo 4 completo (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Biodiversidadla -    www.biodiversidadla.org