"A pesar de la agresividad estadounidense y de la inhumanidad del bloqueo, así como de una crisis económica agudizada, Cuba presenta indicadores de salud inéditos para un país del Sur y comparables a los de los países del Norte. Esto solamente ha sido posible gracias a la puesta en marcha de una estrategia de desarrollo planificada por el Estado que le dio prioridad a la sanidad y a la investigación desde el comienzo de los años sesenta del siglo pasado. Estos sectores han prosperado sin inversiones privadas, sin competencia despiadada y sin la obsesión por las ganancias, ya que las financia el presupuesto público y se integran en un sistema de salud al servicio del pueblo".