"Unos y otros saben, todos sabemos, que esta ‘paz social’ –tan parecida a la de los cementerios- tiene ‘patas cortas’, y que, en realidad, ‘nadie se la cree’… Porque tanto entreguismo colonial es repugnante; lisa y llanamente intolerable… En las paredes de Andalgalá, de Tinogasta, de Belén, de Santa María, de la propia Capital, están pintadas las voces silenciadas de las resistencias…"