“Misión Toronto”: Minería y condición colonial en el siglo XXI

Idioma Español
País Argentina

"Unos y otros saben, todos sabemos, que esta ‘paz social’ –tan parecida a la de los cementerios- tiene ‘patas cortas’, y que, en realidad, ‘nadie se la cree’… Porque tanto entreguismo colonial es repugnante; lisa y llanamente intolerable… En las paredes de Andalgalá, de Tinogasta, de Belén, de Santa María, de la propia Capital, están pintadas las voces silenciadas de las resistencias…"

"Venimos a vender nuestros proyectos mineros que son muchos e importantes. Tenemos que recuperar la actividad minera. Con Bajo Alumbrera la gente tenía expectativas enormes, pero si la provincia se queda sólo con ese emprendimiento en operación, el ciclo termina”. (Lucía Corpacci, Gobernadora de Catamarca en la apertura de la Feria Internacional “Prospectors & Developers Association of Canada” (PDAC), Toronto).[1]

"Vamos a mostrar una provincia con una clara decisión política, donde el conflicto se ha disminuido de manera sustancial". (Ángel Mercado, Ministro de la Producción de la Pcia. de Catamarca, esposo de la gobernadora, en vísperas del viaje a Canadá) [2]

“Los países deben competir por atraer capitales, lo que implica –en términos muy claros y simples- que, en recursos naturales, la competitividad se define por la proporción de las rentas de explotación que están dispuestos a ceder en beneficio de los inversionistas. Es más competitivo el país que otorga los mayores incentivos y que hace menos uso de su soberanía nacional.”. (Fernando Sánchez Albavera, Ex Ministro de Energía y Minas de Perú, Ex Director de la División de Infraestructura y Recursos Naturales de la CEPA, actual CEO de Barrick Gold para Centroamérica)[3]

Como en sus orígenes, cuando el brillo del oro infectó de codicia los corazones y desató la voracidad expropiatoria que marcó los albores del capitalismo, la minería moderna sigue siendo una actividad emblemática y fundamental para la (re)producción y el mantenimiento de la condición colonial en nuestros días. Se trata, por tanto, de una actividad que muestra, en toda su obscena desnudez, el carácter de enclave colonial de los escenarios sociales que fabrica, allí donde se instala. Tanto a nivel local, como en el plano global… Acá en nuestra pequeña aldea provinciana, como en esa capital mundial de los capitales mineros que es Toronto.

Hacia allí partieron precisamente ‘nuestros gobernantes’ por estos días; aquellos que se dicen nuestros ‘representantes’ fueron hacia ese nodo clave del entramado colonial presente con la ‘sacrosanta’ misión de ‘atraer inversiones’[4]… Así efectivamente, un nuevo rito de la vieja religión colonial se ha instaurado en la liturgia política de la dependencia consentida en estos últimos años: el peregrinaje de nuestra clase política a la feria mundial de negoci(ad)os mineros que se celebra año a año en esa ciudad canadiense… Una ‘peregrinación’ extraña: donde se va a rogar que (nos) vengan a explotar

No puedo dejar de imaginar a Colón y trazar el paralelo entre los intentos del comerciante genovés de convencer a la Corona de España sobre la conveniencia de financiar esa ‘aventura’ conquistadora originaria, con el sentido y el objeto de la ‘misión’ que llevan hoy a Toronto la actual gobernadora de Catamarca y su séquito de ‘funcionarios’. Ella, como antes los Brizuela y los Castillo –porque en esta fundamental cuestión política no hay diferencias ni ideológicas ni partidarias-, emprendió ese vergonzante viaje para tratar de ‘vender’ las bondades de nuestros cerros y de nuestras almas… Porque no sólo se trata de ‘seducir’ al capital mostrando las leyes mineralógicas de nuestras montañas, asegurándoles el acceso al agua y a la energía que serán cruciales para toda explotación; no sólo se habla de la muy generosa y conveniente ecuación fiscal que las leyes mineras de los ’90 (sí, esas que sancionó Menem, en pleno auge del neoliberalismo y que hoy, se supone, está ‘muerto y enterrado’ por un gobierno ‘nacional y popular’!!) les tienen preparadas para garantizarles ‘con fuerza de ley’ exorbitantes tasas de rentabilidad; en definitiva, no sólo ‘exhiben’ con ‘orgullo’ que somos un pueblo ‘pobre’ y ‘necesitado’ de ‘sus’ capitales, y que por tanto, se pondrá todo el aparato del Estado a su disposición con tal que ellos vengan… Sino que, fundamentalmente, tienen que ir a mostrar y exhibir que acá hay un pueblo ‘pacificado’, es decir, domesticado y servil, presto a garantizar la ‘gobernabilidad’ y la ‘estabilidad’ jurídica y política de las futuras explotaciones

Porque –tengámoslo claro- la ‘bolilla’ decisiva del ‘examen’ que van a rendir ‘nuestros’ gobernantes allá en Toronto es la del control político la ‘conflictividad social’[5]. Al fin y al cabo, el régimen legal y fiscal, las condiciones de accesibilidad, disponibilidad y seguridad de las concesiones de los ‘recursos’ son prácticamente las mismas, toda vez que forman parte del paquete de leyes que el Banco Mundial impusiera, desde Pinochet en adelante, por toda la geografía minera del ‘Tercer Mundo’ (no sólo Latinoamérica, sino también África y ciertos países de Asia). De modo tal que lo que marca la diferencia en términos de ‘seguridad y rentabilidad’, no son esas leyes de ‘fondo’ sino el ‘clima’ de aceptación social o no de las inv(er)asiones mineras… Lo que aumenta el riesgo, lo que amenaza las condiciones de previsibilidad y estabilidad que ‘requiere’ el negocio minero; lo que toca el nervio central del capital minero es el grado de conflictividad social existente en un determinado territorio…

Por otro lado, aún para quienes no lo ‘quieren’ ver, esto significa la aceptación tajante de que la mega-minería, allí donde se instala, en cualquier lugar del mundo, es –inevitablemente- una fuente generadora de violencia y de conflictividad social…. Porque el rechazo social que genera esta actividad no es –como se lo pretende pintar- una ‘locura’ de minúsculos grupos ‘ambientalistas’, sino más bien, expresiones de una legítima reacción popular ante la destrucción de ecosistemas y los focos de contaminación ambiental y social que inevitablemente implican estas explotaciones. No hay alícuotas de regalías y fondos de ‘responsabilidad social corporativa’ que logren compensar tantos y tales costos ambientales, sociales, económicos, culturales, éticos y políticos…

Por eso, el grado de ‘conflictividad social’ es el indicador político por excelencia de la ‘elegibilidad’ de los proyectos minerosPor eso, la ‘baja conflictividad’ acá significa estar en condiciones de ‘ofrecer’ un pueblo ya ‘con-vencido’, es decir, lo suficientemente resignado y desmovilizado como para aceptar pasivamente toda clase de atropellos y expolios… Un pueblo que ha perdido toda sensibilidad vital y hasta el más mínimo sentido de dignidad… Un pueblo que es capaz de vender, no ya sus cerros-fuentes de agua, sino hasta su propia alma… Eso es, en definitiva, lo que se quiere y lo que se busca ‘ofrecer’ en estas ‘rondas de negocios mineros’…

Pero claro, ningún político está en condiciones de asegurar ni de ofrecer de modo creíble tales niveles de domesticación ni de servilismo a largo plazo… Los períodos de ‘paz social’ que hay en los entornos mineros son efímeros y engañeros, como la ‘mansedumbre’ de nuestros ríos de montaña… Son apenas respiros que se toma la resistencia en la dura tarea libertaria de parir un mundo nuevo; radicalmente otro, habitado por mujeres y hombres sanos de juicio, pero sobre todo, sanos de corazón (es decir, no infectados por el virus letal de la modernidad capitalista).

Entonces, ¿qué es lo que, en definitiva, van a ofrecer como ‘baja conflictividad social’ nuestros gobernantes? Lo que van a ofrecer es lo innombrable, aunque sea evidente; lo que se niega y se re-niega, aunque se practique de modo crónico y sistemático… Sí, como nuestros ‘representantes’ no pueden asegurar un pueblo servil y completamente colonizado, van a de-mostrar ellos que son capaces de ‘hacer lo que hay que hacer’ para brindar la seguridad jurídica a las empresas. Es decir, van a mostrar que van a ser capaces de reprimir cuantas veces sea necesario; que no les va a temblar el pulso, ni les va a incomodar la conciencia, para dirigir las armas y las leyes contra sus propios ‘com-patriotas’… Que van a ser eficientes en administrar las dádivas de la colonia: que las regalías, las ‘obras públicas’ y los donativos se van a distribuir en tiempo y en forma para que –como expertos anestesistas- inmovilicen el cuerpo social, lo adormezcan mientras es amputado… La cirugía es, sin embargo, de larga duración… Por eso, no hay anestesia que valga… Por eso, cada tanto, las poblaciones, aún las más anestesiadas por la dádiva clientelar, sienten en carne propia la desagarradura de la expropiación… Y entonces, estos ‘gobernantes’ tienen que demostrar al capital minero, que van a ser capaces de contener las rebeliones a fuerza de represión y criminalización… Eso es lo que van a demostrar allá en Toronto…

Se dibuja así, de cuadro entero, el fresco del entorno colonial presente… Un mundo completamente al revés… No sólo el reino de la sinrazón, sino ya uno literalmente ‘descorazonado’… Insensible a lo más elemental; ciego ante toda evidencia… Acostumbrado a todo brutal atropello… Así, nuestra ‘gobernadora’ viaja presta a Toronto; orgullosa ella de haber aplastado los bloqueos anti-mineros; de haber mandado primero al grupo Kuntur; luego, de haber armado y azuzado a una banda de ‘dichos-trabajadores y proveedores’ para enfrentar a sus propios hermanas y hermanos… Va sin ‘cargo’ de conciencia, o directamente sin ella. Ella, que en la campaña pre-electoral había prometido ‘diálogo’ con los ‘ambientalistas’, que había dicho que sus protestas eran razonables y que ‘había que escucharlos’, nunca los recibió… Nunca se acercó a las asambleas, pese a las veces que fue a Tinogasta, a Belén, a Andalgalá; pese a tantas veces fuimos ahí, frente a la Casa de Gobierno: nunca nos escuchó; nunca estuvo dispuesta a hacerlo… Va, en cambio, ahora, a mostrarse completamente solícita y servicial a Toronto. Va a competir en ese rubro con los Gioja, con los Beder Herrera y los demás cronopios mandamases de ‘pueblitos mineros/mineralizables’ de nuestra vasta Cordillera; no sólo del país, sino ya de NuestrAmérica… Porque es la región toda la que está amenazada y la que sigue siendo objeto de deseo de la voracidad imperial-extractivista… Hoy, como ayer, en los tiempos de Colón…

Mientras, las empresas periodísticas locales celebran el entreguismo ‘gubernamental’ y la firme decisión de avanzar con el modelo minero[6]. Lo que debería ser motivo de indignación, acá se festeja como ‘sabia política de Estado’. A ‘nuestros’ periodistas no les parece extraño que los gobernantes no reciban a su gente y, por el contrario, se muestren aduladores capataces de ‘inversores’ externos… Felicitan a la gobernadora por la decisión de ‘construir un hospital en Andalgalá’ con fondos de regalías mineras… Aplauden la decisión de ‘reglamentar la ley de regalías’ para perfeccionar las anestesias[7]… Los espejismos desarrollistas se multiplican, en tiempos de bonanza, ‘comprando las uvas y membrillos’ con fondos de regalías[8], arengando un pueril discurso productivista que no se sostiene ni económicamente ni ecológicamente… Editorializan orgullosos, que el Instituto Frazer, ese instrumento posmoderno para medir la colonialidad, ha mejorado la posición de Catamarca en el ranking de pueblos aptos para la mineralización/colonización[9]…

Sin embargo, unos y otros saben, todos sabemos, que esta ‘paz social’ –tan parecida a la de los cementerios- tiene ‘patas cortas’, y que, en realidad, ‘nadie se la cree’… Porque tanto entreguismo colonial es repugnante; lisa y llanamente intolerable… En las paredes de Andalgalá, de Tinogasta, de Belén, de Santa María, de la propia Capital, están pintadas las voces silenciadas de las resistencias… La voluntad popular re-negada y pisoteada habla a las claras de la falta de consenso social para las mega-explotaciones mineras… Los plebiscitos reclamados y sistemáticamente reprimidos son un certificado político de defraudación democrática… Así que, mal que les pese, ‘pro-mineros’ y mercaderes del voto, saben que su ‘gobernabilidad’ es frágil y precaria… Y que a la corta o la larga, caerán en la desgracia de la historia…

La sabiduría popular fragua las resistencias… “Queremos salud, no hospitales” rezan las pintadas próximas a la ‘obra’ que se anuncia en Andalgalá, con ‘fondos’ de Minera Alumbrera… Los agricultores saben bien que el gobierno les puede comprar hoy la uva y el membrillo, pero que lo que ellos necesitan para siempre es el agua y que sin ella, no hay ‘precio sostén’ que disimule su falta… No se engañen los ‘poderosos’; su poder es de corto plazo y está ya condenado a escribir las páginas más vergonzantes de la historia… En cambio, aquellas otras, esas páginas reservadas al honor y la dignidad, están siendo escritas por la resistencia tenaz de un pueblo que camina firme en la búsqueda necesaria hacia la descolonización/desmineralización de sus tierras y de sus almas…

Notas

[1] Ver aquí

[2] Ver aquí

[3] Sanchez Albavera, F. (2005) “Bases conceptuales para la elaboración de una nueva agenda en la explotación de los recursos naturales”, Cepal, Santiago de Chile, pág. 11.

[4] Ver aquí

[5] Ver aquí

[6] Ver aquí

[7] Ver aquí

[8] Ver aquí

[9] Ver aquí

Temas: Extractivismo, Minería

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