En nombre de las necesidades energéticas nacionales, grandes negocios planificados desde el Estado Nacional han hecho que el paulatino desembarco en Vaca Muerta por parte de las mayores empresas de la industria petrolera se tornen una realidad que altera las economías, sociedad y culturas de la provincia. Mientras el discurso oficial que infla a Vaca Muerta choca con las elevadas demandas corporativas, crece la especulación inmobiliaria. Detrás de ese espectáculo, el avance de la frontera hidrocarburífera llega, literalmente, hasta el patio de las casas de algunos vecinos.