¡Y dale con la economía verde!

Idioma Español
País Ecuador

"En una economía extractivista basada en combustibles fósiles, en hierro y cemento, en millones de toneladas de biomasa o metales a gran escala no existe ninguna posibilidad de circularidad. Además de que es una economía alta y progresivamente entrópica, es decir que transforma cada vez más materiales o energía que no se pueden reutilizar, y se convierten en desperdicios, muchas veces de alto impacto negativo, local o global".

#1 - LA FÁBULA DE LA ECONOMÍA CIRCULAR

El 13 de abril el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca anunció lanzamiento del Libro Blanco de la Economía Circular de Ecuador (1), auspiciado por la cooperación alemana y la GIZ, por la Universidad San Francisco y el Centro de Innovación y Economía Circular.
El Libro Blanco inicia con una cita a Rachel Carson, autora de La Primavera Silenciosa:

“Estamos en el lugar en que dos caminos divergen. El camino que hemos tomado hasta ahora ha sido engañosamente fácil, una carretera de alta velocidad en cuyo final se encuentra el desastre. El otro camino, el menos tomado, nos ofrece la última, la única oportunidad de alcanzar nuestro destino de la preservación de la vida en nuestro planeta”.

Aparentemente ninguna de las personas que elaboró el Libro Blanco de la Economía Circular entendió el contenido de la obra de Carson, puesto que la autora lo que denuncia es el uso extensivo de plaguicidas en la agricultura industrial y la desaparición de insectos, aves y otros animales. La cita en concreto utiliza la metáfora de la carretera de alta velocidad como el desarrollo y el crecimiento de la economía y la crisis ambiental inevitable que conlleva. El otro camino, podríamos entenderlo como el decrecimiento de los países industrializados, el des-desarrollo o, para el caso del Ecuador, el Sumak Kawsay, más no como una economía circular que se ha convertido en una nueva retórica del “desarrollo sustentable” y de la economía verde.

Según economistas ecológicos, como el profesor Joan Martínez-Alier (2), la economía circular simplemente no existe, ni podrá existir. Es fácil entenderlo.

En el mundo, en general, se consume alrededor de 100.000 millones de toneladas de materiales. De estos una buena parte son petróleo, gas o carbón, que se extraen y se queman, una sola vez. Una parte de los combustibles fósiles extraídos y quemados se convierte en energía y otra se echa a la atmósfera como CO2, del cual hay un exceso y por eso se produce el calentamiento global (3).  Ningún galón de gasolina puede quemarse dos veces. Para el caso del Ecuador, se extraen cerca de 24 millones de toneladas de petróleo al año, que se consumen en el país o se exportan. Nada de este proceso es circular, puesto que el petróleo no se recicla ni regresa al subsuelo.

Otra buena parte de materiales constituyen aquellos usados para la construcción de infraestructura, que cada vez aumenta. Carreteras, edificios, puertos, aeropuertos, represas. Mucha de esta infraestructura resultó inservible o está abandonada. Solo en china se consume alrededor de 2.300 millones de toneladas de cemento al año, usado por ejemplo para decenas de ciudades construidas para millones de habitantes, pero que están vacías. Todo este cemento no será reciclado jamás. Es un insulto al sentido común que la Unión Andina de  Cementos (UNACEM Ecuador) haya “aportado significativamente en la elaboración de la Primera Fase del Libro Blanco de Economía Circular” y que el Ministerio de la Producción le agradezca públicamente en la presentación del Libro.
 
En cuanto a metales, está el cobre, hierro o aluminio, que requieren de ingentes cantidades de energía para obtenerlos y los restos de la extracción son inutilizables. Por ejemplo, para obtener alúmina, se produce el doble de cantidad el lodo rojo que no sirve para nada, aparte de ser muy contaminante. Tal vez se recicla un mínimo de latas de aluminio comparadas con la exorbitante cantidad que se fabrican en nuestro país y el mundo. En Ecuador, en las dos minas más grandes, tanto Fruta del Norte como Mirador, se debe remover casi un millón de toneladas de mena al mes para obtener una cantidad de menos de una tonelada de Cobre, Oro o Plata, respectivamente. Los millones de toneladas de materiales de desecho, tóxicos o no, simplemente son tirados al ambiente y nunca se los podrá reciclar o reutilizar, a pesar de que el Libro Blanco cree que pueda existir una minería sostenible y circular.

También entre los materiales que usamos está toda la biomasa, para alimentarnos o alimentar a los animales de granja o inclusive, sobre todo en países del Norte, para calefacción. Por ejemplo, el Ecuador exporta 350 millones de cajas de banano al año, es decir cerca de 18 millones de toneladas. Este banano no se recicla, y por el contrario utiliza millones de litros agua y de plaguicidas para su cultivo, lo que nos recuerda el temor de Rachel Carson.

Entonces, el grado de reciclaje de los materiales del que hablan los promotores de la “economía circular” es muy reducido o nulo, a esto lo llaman la brecha de la circularidad, pero que en realidad es un abismo. En una economía extractivista basada en combustibles fósiles, en hierro y cemento, en millones de toneladas de biomasa o metales a gran escala no existe ninguna posibilidad de circularidad. Además de que es una economía alta y progresivamente entrópica, es decir que transforma cada vez más materiales o energía que no se pueden reutilizar, y se convierten en desperdicios, muchas veces de alto impacto negativo, local o global.

Tampoco existe el llamado desacoplamiento de la naturaleza o la tal desmaterialización de la economía, puesto que cada vez se consumen más y más materiales en el mundo y cada vez más se destruye el ambiente y se vulneran los derechos de la naturaleza. Inclusive con una economía digital y financiarizada se necesita más energía, agua para enfriar los cientos de megacentros de cómputo y más metales para los sistemas informáticos.

También para los planes de reconversión de las matrices energéticas hacia las renovables, hemos visto que se necesitará más metales, más balsa y más espacios para colocar los aerogeneradores, los paneles solares o para la recarga de los cientos de miles de carros eléctricos. Los planes de Cero Carbono, Cero Emisiones o neutralidad de carbono se alinean también con esta falacia de la economía circular.

Hoy, los gobiernos están encantados dictando políticas y leyes de economía circular, como la de China de 2008 (4) -a pesar de la cual ahora ese país consume casi la mitad de los materiales del mundo-, las políticas como el Plan de Acción de Economía Circular de la Unión Europea (5), o el dicho Libro Blanco de Economía Circular en Ecuador junto con la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva (6) aprobada hace pocos días. Esta Ley, aunque de manera enunciativa reconoce el derecho a la seguridad social de los y las recicladoras, deja abiertas dos puertas muy peligrosas para el país en nombre de la “economía circular”: la puerta para la importación de desechos plásticos y la puerta para el coprocesamiento que no es sino una forma elegante y disfrazada de referirnos a la importación de residuos.

Para las organizaciones ecologistas, la economía circular es una fábula moderna que le permite al capitalismo cubrirse de verde. El gobierno del Ecuador, así también, podrá evadir la necesidad de tomar otro camino, con menos extracción petrolera, sin minería metálica a gran escala, sin agroindustria exportadora, sin importación de desechos plásticos (7), sin el uso masivo de plaguicidas…

Para las comunidades la economía verde será solo un justificativo más para que sus tierras y territorios, aguas, ríos, suelos, bosques, sigan siendo acaparados, devastados o contaminados.

Nuevamente esta estrategia de la economía verde lo único que busca es distraernos de la obligación imperativa que se tiene de cambiar de rumbo hacia economías y sociedades más ecológicas y respetuosas de la naturaleza.

REFERENCIAS:

(1)    MPCEIP & GIZ. (2021) Libro Blanco de Economía Circular de Ecuador. Quito, Ecuador.  https://www.produccion.gob.ec/wp-content/uploads/2021/05/Libro-Blanco-final-web_mayo102021.pdf
(2)    Joan Martínez-Alier. La brecha de la circularidad y el crecimiento de los movimientos mundiales por la justicia ambiental. Abril 2021
https://www.accionecologica.org/la-brecha-de-la-circularidad-y-el-crecimiento-de-los-movimientos-mundiales-por-la-justicia-ambiental/
(3)     Solo como referencia: el mundo extrae al año alrededor de 4.500 millones de toneladas de petróleo, 4 millones de millones de metro cúbicos de gas y más de 8.000 millones de toneladas de carbón. Estas cifras siguen en aumento.
https://www.bp.com/content/dam/bp/business-sites/en/global/corporate/pdfs/energy-economics/statistical-review/bp-stats-review-2020-full-report.pdf
(4)    Ley de Promoción de la Economía Circular de la República Popular de China. 29/08/2008. (en inglés).
https://ppp.worldbank.org/public-private-partnership/sites/ppp.worldbank.org/files/documents/China_CircularEconomyLawEnglish.pdf
(5)    Comisión Europea. Plan de Acción para la Economía Circular. Aspectos Internacionales. 2020.
https://ec.europa.eu/environment/international_issues/pdf/Circular%20Economy%20ActionPlan_FS_ES_web.pdf.
Comisión Europea. Liderar el camino hacia una economía circular mundial. Marzo del 2020.
https://ec.europa.eu/environment/international_issues/pdf/KH0220687ESN.pdf
(6)    Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva. https://www.fielweb.com/App_Themes/InformacionInteres/informe2dodebate_econcircularfw.pdf
(7)    María Fernanda Solíz Torres. Editora, La partida 3915. Importación de desechos plásticos en Ecuador. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Alianza Global para Alternativas a la Incineración, GAIA Alianza Basura Cero Ecuador. Quito. 2021.  https://www.accionecologica.org/la-partida-3915/

#2 - LAS SOLUCIONES BASADAS EN LA NATURALEZA SON RACISTAS, COLONIALES Y PATRIARCALES*

Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (1) son un nuevo mecanismo del capitalismo verde, que se vende como algo positivo a favor del ambiente, en medio de una crisis ambiental sin precedentes. Sin embargo, muchas industrias petroleras, mineras, y otros grandes contaminadores las ven como una forma de seguir sus negocios y lucrando del desastre.  Las SBN tienen su origen en las grandes transnacionales de la conservación, en colusión con entidades internacionales como el PNUD y el sector corporativo.

No se puede hablar de las llamadas "Soluciones Basadas en la Naturaleza" (SBN) aisladas de la economía verde, ni hablar de esta sin abordar el capitalismo y sus nuevas -y viejas-formas de acumulación, asociadas al colonialismo, el racismo y el patriarcado, pilares sin los cuales no podría funcionar.

Entonces hay que preguntarse, ¿que tienen de racistas, de coloniales y de patriarcales, propuestas como las SBN? Y para responder a esto, podemos hacer uso de una herramienta de análisis poderosa como es la interseccionalidad. La interseccionalidad, como concepto, fue definida por primera vez en 1989 por Kimberlé Crenshaw, mujer afrodescendiente de Estados Unidos, y surge como una herramienta para entender cómo se juntan –o intersectan- diferentes formas de segregación o múltiples formas de opresión en un mismo sujeto.

Esta visión muestra situaciones, como por ejemplo las de las mujeres afrodescendientes o mujeres indígenas, doblemente oprimidas, puesto que sobre ellas intersectan cuestiones raciales o étnicas y de género y, en muchas ocasiones, también cuestiones de clase, de nacionalidad, estructura corpórea, edad. Es una conjunción de situaciones de opresión complejas que recaen en unos mismos sujetos.

Este enfoque de interseccionalidad nos permite entender así por ejemplo ¿por qué mueren más mujeres en los desastres climáticos? ¿por qué hay más mujeres que hombres con cáncer en las zonas petroleras? ¿por qué mueren más personas empobrecidas por COVID-19? ¿por qué las Soluciones Basadas en la Naturaleza se implementan sobre todo en países del Sur? Las respuestas no recaen en el ámbito de la genética, ni en el de tipo ecosistémico. Recaen en asuntos de raza, género y clase.

Por ejemplo, las personas que están a cargo de los enfermos, de los mayores, de los y las niñas, son las mujeres. Si hay una inundación o un huracán, las mujeres no podrán escapar pues estarán ejerciendo las tareas de cuidado. En muchos lugares son pocas las mujeres que saben leer y muchas veces los anuncios de posibles desastres se hacen en lugares públicos –donde ellas no llegan- o no logran conocer la información escrita. También sabemos que uno de los problemas del calentamiento global es el aumento de las enfermedades, por lo que está recayendo en las mujeres más trabajo de cuidado. Asimismo, con la creciente escasez y acaparamiento de las fuentes agua, las mujeres deben esforzarse más para traerla a los hogares, o conseguir cada vez de más lejos la leña para cocinar.

En zonas de conflictos petroleros o mineros ocurre lo mismo. Con la masculinización de los territorios y el crecimiento de la violencia en las comunidades, llegan fuerzas policiales o militares, trabajadores de las empresas, cuerpos de seguridad privada, negocios ilícitos de drogas, bares, aumentando el consumo de alcohol, los abusos sexuales, o la propia violencia intrafamiliar. En este contexto, son las mujeres las que sufren más tanto por esta espiral de violencia como por las enfermedades asociadas a la contaminación. En el norte de la Amazonía ecuatoriana, por ejemplo, las mujeres son las principales afectadas de cáncer. De los casos registrados, 71% son en mujeres y 29% en hombres.

Es decir, se juntan su condición de mujer indígena y campesina, con la de sus cuerpos más expuestos a los ríos contaminados donde lavan la ropa, o a los mecheros junto a los hogares, entre otros males. Se puede decir, desde la interseccionalidad, que en estos territorios sacrificados, se juntan en los cuerpos de las mujeres varias opresiones socio ecológicas. O, dicho de otro modo, se junta la política de los cuerpos desde el feminismo, con la ecología política en los territorios. Hoy, en un nuevo contexto de COVID-19, podemos decir a su vez que, así como ocurre con las mujeres indígenas, campesinas y empobrecidas con los desastres climáticos y el extractivismo, son las personas empobrecidas, afrodescendientes, indígenas, migrantes o latinas, las más expuestas, y por ende en mayor riesgo de contraer la enfermedad y morir, pero a la vez, por las propias condiciones de marginalidad económicas y sociales, quienes más padecen las consecuencias económicas de la pandemia.

El capitalismo a lo largo de la historia ha necesitado de la distinción de razas -donde ya existía, la ha exacerbado o la ha tenido que implantar-, de la misma manera la distinción entre géneros, y la condición de pobreza. De esta manera tiene el justificativo para explotar a los pueblos del Sur, a los migrantes, a las mujeres y a millones de personas trabajadoras. La nueva fase del capitalismo globalizado, financiero y digital se ha visto abatido por crisis recurrentes -ambientales, financieras, sociales- que a su vez provocan crisis de acumulación.

Para intentar solventar estas crisis, los capitalistas inventan más mercados y nuevas mercancías basadas en los ciclos y funciones de la naturaleza, y nuevas fronteras para implementar sus nuevos negocios. Para esto se concibió también el Acuerdo de París sobre cambio climático, y todas las aristas y entramados que se van desarrollando a partir de este. Una de ellas son las "Soluciones Basadas en la Naturaleza" para sacar más provecho aún de las crisis ambientales y climáticas; una colusión entre las transnacionales de la conservación, el sector financiero y corporativo. Pero también lo fueron los mecanismos de compensación de carbono, de biodiversidad, de agua, y otros. El MDL y REDD, por ejemplo, ya eran "soluciones basadas en la naturaleza".

Las SBN, como producto mercantil y financiero, son un paso más en el avance de la economía verde, y también algo más sofisticadas. Ponen a la naturaleza de forma utilitaria en su discurso, emplean ampliamente medios informáticos para el control de territorios y para sus transacciones ultra veloces, y crean mercancías aún más revueltas. Pero siguen, de forma indignante, usando el supuesto lenguaje engañosamente inclusivo con las mujeres, los pueblos indígenas y ahora los trabajadores. Se puede ver que ahora apelan a que con “la mujer aliada con la naturaleza” se puede enfrentar mejor el cambio climático, o que la naturaleza es quien ahora contrata, como se titula el documento de la OIT, junto a la WWF, “La naturaleza contrata” (3), de octubre de 2020.

El capitalismo requiere de mujeres, sin paga o mal pagadas, mujeres del Sur, que hagan ahora un trabajo para el capital enverdecido. Las Soluciones Basadas en la Naturaleza crean trabajos como el de cuidar el carbono en los árboles de selvas tropicales, o cocinar para escuadrones de hombres taladores de madera de balsa en Ecuador, la que será usada en China en los trabajos verdes de construir aspas para aerogeneradores que se fabrican también con metales, que vienen de zonas en donde las mujeres son violentadas y deben ir cada vez más lejos a buscar agua limpia y leña para tener energía en sus hogares, recursos extraídos por empresas que dicen compensar sus daños con las mismas Soluciones Basadas en la Naturaleza. La naturaleza como sujeto en sí misma.

Si bien la interseccionalidad es una herramienta muy útil para mirar la conjunción de diversas opresiones, se queda corta cuando se mira la complejidad de las nuevas formas de capitalismo verde. Se debe entonces ampliar los sujetos, ¿por qué no incluir a la naturaleza como sujeto de derechos? Así, podremos, no solo mirar las opresiones sobre seres humanos, sino también sobre los seres no humanos.

La naturaleza también es explotada, es cosificada, feminizada, racializada y convertida en trabajadora explotada que produce recursos, bienes y servicios ambientales. Está claro que hay una simultaneidad de opresiones a las mujeres, a los pueblos indígenas, campesinos, trabajadores, y a la naturaleza también. De hecho, no podemos –no debemos- hablar de la historia del patriarcado, de la sociología del trabajo, o de la esencia del racismo, sin tomaren cuenta al sujeto naturaleza en este proceso. Con el capitalismo verde, y sus soluciones basadas de la naturaleza de siempre, vemos que el concepto de interseccionalidad toma un nuevo sentido. Cualquier análisis desde un solo eje de la discriminación (sea étnica, por género, o situación social) oculta a la naturaleza del contexto, reduciendo el análisis a las experiencias de identidad aisladas del territorio en el que se producen estas discriminaciones.

* Editorial basada en al artículo incluido en el Boletín del WRM Nº 255 - Marzo/Abril 2021, elaborado por Ivonne Yánez de Acción Ecológica.

https://wrm.org.uy/es/files/2021/05/Boletin-255_ESP.pdf

REFERENCIAS:
(1)    Más información crítica sobre las Soluciones Basadas en la Naturaleza se puede ver en:  https://www.accionecologica.org/?s=soluciones+basadas+en+la+naturaleza
(2)    PNUD. Compendium of Contributions Nature-Based Solutions. 2019.  https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/29988/Compendium_NBS.pdf
(3)    NATURE HIRES: How Nature-based Solutions can power a green jobs recovery. OIT-WWF. Octubre 2020.
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_emp/documents/publication/wcms_757823.pdf

Fuente: Acción Ecológica

Temas: Economía verde

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