Aportes de la ética social para valorar los procesos y productos de la biotecnología moderna

En épocas de grandes cambios urge apelar con mayor ahínco a los valores para sopesar sus riesgos y oportunidades así como sus costos y beneficios

Los valores nos sirven de parámetro para evaluar en qué medida nuestras acciones y conducta son consecuentes con ellos o no. Sin embargo, el ejercicio de apreciación de lo bueno o malo de las acciones humanas, de la justicia o injusticia de los resultados, del mejoramiento o menoscabo en la calidad de vida que producen y el sentido que le dan a la existencia, no es fácil de lograr ya que los valores a veces no son tan claros, a menudo hay diferencias y oposiciones entre ellos, y no todos tienen el mismo peso o estimación. Surgen entonces los llamados conflictos de valores que nos colocan ante la necesidad de optar por uno o algunos en detrimento de otros de acuerdo a una jerarquía o escala que ayude a justipreciar los cambios y sus consecuencias.

La ciencia y la tecnología son dos actividades humanas que están sufriendo grandes modificaciones en sus paradigmas de trabajo y, a la vez, están generando productos y procesos nuevos y repercutiendo en la esencia misma de los seres humanos, de otros seres vivos y del medio ambiente. Lo anterior es especialmente cierto en el caso de algunas técnicas de la biotecnología moderna (1), especialmente la ingeniería genética, la clonación y la transferencia de embriones, ya que constituyen herramientas muy poderosas con un rango de impacto sumamente amplio más allá de lo meramente humano. En ella basaré el análisis valorativo de esta ponencia.

Quiero hacer la salvedad de que aún en el caso de quienes no somos eticistas ni bioeticistas, estamos en el derecho y el deber de interesarnos por el tema y de estudiar los paradigmas, planteamientos y resultados de la biotecnología, con el fín de que podamos tomar posición con conocimiento de causa frente a algo que está transformando la vida de todos, incluyendo nuestra casa, como lo es el planeta tierra.

El objetivo de esta ponencia es rescatar el pensamiento de algunos pensadores contemporáneos que nos proporcionan ideas y nos abren horizontes para despejar algunas dudas en cuanto a los valores que orientan nuestra conducta en general, pero que también son útiles para juzgar, adoptar o rechazar los procesos y productos generados por la biotecnología. Estos pensadores nos dan la teoría; pero a cada uno de nosotros nos toca optar por una posición a favor o en contra. En ese sentido, el punto de vista que ofrezco no pretende, de ninguna manera, convencer a nadie ni lo planteo como algo perfecto y acabado. Igual que muchos de ustedes, me encuentro en proceso de búsqueda y con gusto comparto algunos de los resultados del proceso.

Los aportes de los pensadores consultados nos ayudan en dos temas principales:

- El primero es sobre los aportes de la ética social en general analizando tres de sus principios.

- El segundo nos abre el horizonte al sugerirnos la necesidad de contextualizar el análisis ético dentro del aquí y el ahora pero, dadas las circunstancias actuales de impacto de la ciencia y la técnica, proyectarlo al futuro.

La ponencia esta dividida en esos dos puntos enriquecidos con ejemplos sobre la biotecnología.

LA ÉTICA SOCIAL PERFILA NUESTROS ACTOS

La ética social (2) nos ayuda a valorar los hechos humanos como actos de naturaleza transitiva, es decir con efectos sociales, aún cuando se generen individualmente, ya que impactan a otros individuos conocidos o desconocidos. El filósofo costarricense Jaime González (1982:81)sintetiza esta idea como sigue: "No soy solamente responsable de mí mismo y ante mí mismo. También soy responsable de los otros y ante los otros".

Don Arnoldo Mora en la presentación magistral del Seminario Ética y Medio Ambiente organizado hace unos años por el Depto. de Filosofía de la Universidad Nacional hace unos años, nos compartió algunas ideas de Sartre que profundizan las de don Jaime indicando que, en condiciones normales, somos entera y absolutamente responsables de nuestras acciones y de sus consecuencias, las estemos o no previendo, en vista de que todas tienen como punto de partida las acciones mías o nuestras. Ahora bien, como arriba señalé, el terreno de la ética es sumamente resbaladizo y la escala de valores puede variar, según el color del cristal con que se mire. De esta manera, nos decía también don Arnoldo, que Popper, el gran ideólogo del neoliberalismo y desde fuera de las tiendas de la ética social, tenía una posición diametralmente opuesta a la de Sartre puesto que para él sólo somos responsables de nuestras acciones y sus consecuencias previstas (Mora 1992). Prácticamente un anti-valor.

Demos un ejemplo entre los muchos que podemos sacar de los productos biotecnológicos y su valoración ética:

1. La responsabilidad de los actos y sus consecuencias previstas o no

Los planteamientos de González y de Sartre, arriba mencionados, adjudicarían una fuertísimo responsabilidad, a los ingenieros genéticos por los daños a la salud humana, animal y al medio ambiente que eventualmente pudieran ocasionar sus semillas modificadas que expresan resistencia a los antibióticos. Esta sería una acción individual o de un grupo de individuos en la que claramente se percibe su naturaleza transitiva, es decir, sus efectos sociales. Por otra parte, según la posición de Sartre, habría responsabilidad de los científicos y empresas financiadoras:

- En las consecuencias negativas previstas o no, producidas directamente en la salud y en el medio ambiente;

- o bien, en las consecuencias producidas indirectamente si su producto si se diseminara. en forma accidental o por medio de polinización natural.

Por su parte, Popper no los haría responsables de estas consecuencias si no fueron previstas. El filósofo Alejandro Gutiérrez (1997: 70), hablando del nivel de vida en el neoliberalismo, nos indica que la preocupación por lo social está ausente en este paradigma y que el ser humano vive en "... un eterno presente y en una aldea global sin coordenadas".

Ahora bien, veamos cómo operan estos valores y anti-valores en la vida real. Muy recientemente, el 12 de abril recién pasado, el Parlamento Europeo, basado en el principio de precaución (que viene a ser un valor de importancia dentro de la escala) endureció las condiciones de uso de las semillas transgénicas con resistencia a los antibióticos, poniendo en evidencia, de hecho, la responsabilidad social de las empresas en este campo. En una segunda decisión, sin embargo, adoptó una postura más popperiana, pues rechazó hacer responsables civiles a las empresas productoras por los daños que eventualmente pudieran producir a terceros. En una actitud todavía más neo liberal, en donde el valor máximo es la competitividad y la norma ética por excelencia es la producción material para generar ganancias, hay países como Estados Unidos que plantea que cualquier cosa que se oponga a los valores de la competitividad y la ganancia, es barrera al comercio dentro de las que no caben las iniciativas, o caben con muchas reticencias, para alertar al consumidor, por medio de etiquetas, del contenido transgénico de los productos que va a consumir.

2. ¿El fin justifica los medios?

En otro orden de cosas, la influencia del pensamiento de Maquiavelo se nos ha introducido casi sin darnos cuenta, de manera que con frecuencia justificamos los medios que utilizamos, si creemos que con ello conseguimos fines nobles. Norberto Bobbio (1992:35-36) al criticar los aspectos débiles de la máxima "el fín justifica los medios", señala que ésta no se puede aceptar con ligereza puesto que se requieren fines muy altos y calificados para justificar el uso de cualquier medio para conseguirlos.

Personalmente añadiría que también se requiere de una conciencia crítica para juzgar y aceptar como ciertas las promesas de los defensores de la industria biotecnológica que nos presentan a la ingeniería genética y sus productos como salvadores de los problemas ambientales, del hambre y de la salud. Independientemente del argumento con relación a que hacen falta muchas otras cosas, además de la ciencia y la tecnología, para solucionar estos problemas, lo que aquí nos interesa es afirmar que no es posible aprobar con ligereza lo medios que se utilizan aunque se prometan fines nobles.

Tal es el caso, entre los abundantes ejemplos de la ingeniería genética, de la técnica conocida como "exterminadora", por la cual se incapacita genéticamente a las semillas para germinar (RAFI 1998:20), cuya verdadera razón de existir no es ni siquiera la elevación de la productividad, sino impedir su reproducción para que los agricultores paguen cada año una nueva regalía a quien sea poseedor de la patente. Definitivamente, el fin no justifica los medios ni con la promesa de semillas de alta productividad, ni con una tecnología desnaturalizadora.

3. Las distintas esferas de acción de la axiología vistas de manera integrada

Los efectos de los productos y procesos de la biotecnología también pueden ser analizados bajo el principio de que no podemos sostener la autonomía de las distintas esferas de acción de la axiología en forma aislada sino que tenemos que saber combinarlas cuando sea necesario para contar con perspectivas más integrantes y juicios más apropiados. Por ejemplo, tratar como absolutamente autónomos el arte que juzga lo bello y lo feo; la ciencia que juzga lo verdadero y lo falso; la economía que juzga lo útil y lo inútil; la moral que juzga lo bueno y lo malo; la ecología para valorar lo ambientalmente pertinente o arrasador, nos conduce a juicios parciales de cada una de estas esferas. Hay que recordar que algo económicamente útil, puede ser moralmente injusto o ecológicamente devastador. Igual análisis cabría para juzgar la pertinencia de la ciencia y de la tecnología que no puede ser enteramente autónoma en sus decisiones.

Este sería el caso, nuevamente de las semillas con resistencia a antibióticos o de la tecnología exterminadora, que podrían catalogarse como tecnológicamente innovadoras y bien ejecutadas, así como tener perspectivas económicas muy positivas para sus dueños, pero ser moralmente injusta para los campesinos del tercer mundo y ambientalmente peligrosas.

Una profunda discusión específica merecería el análisis y valoración de los proyectos como el del genoma humano y el de diversificación del genoma humano que no podrán ser tratados en este breve trabajo.

EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD MAS ALLA DEL AQUÍ Y DEL AHORA

Hasta hace pocos años, la ética hacía referencia a un ámbito de circunstancias limitado, calificando sólo la actuación entre seres humanos, incluyendo el trato consigo mismo, por lo cual se dice que la ética tradicional es por naturaleza antropocéntrica (Jonas 1995:29). En cuanto al tiempo y al espacio, la ética sólo tomaba en cuenta la acción de alcances inmediatos. Filósofos importantes como Ortega y Gasset nos heredaron pensamientos que reflejan el entorno restringido dado a nuestras acciones. Por ejemplo, podemos citar un pensamiento como: "yo soy yo y las circunstancias que me rodean", o como aquella otra que fija los límites de la ética precisamente en "el aquí y el ahora". Jaime González (1982:81), por ejemplo, al enfatizar en que el destino de la sociedad depende de nuestra responsabilidad, tiene una frases que dice: "Solamente me afirmo como persona al asumir personalmente mi circunstancia".

Otros principios religiosos como: "Ama a tu prójimo como a ti mismo"; "No hagas a otros lo que no quieras para a tí" apuntan, como dice Hans Jonas a que "...el agente y ´el otro´, de su acción, participan de un presente común" (Jonas 1995:30). La preocupación está centrada en un entorno limitado de espacio y de tiempo.

La toma de conciencia de la vulnerabilidad de la biosfera, del poder que tenemos sobre ella con una ciencia y tecnología cada vez más poderosas, y el impacto de nuestra acción mucho más allá de nuestro presente y de nuestro espacio cercano, ha dado como resultado la necesidad de confrontar esa acción bajo la óptica de nuevas dimensiones valorativas que la normen mucho más allá de los alcances de la ética próxima e individualizada y referida a las relaciones entre humanos.

Si bien la responsabilidad humana por la naturaleza tiene en última instancia un interés moral y por tanto antropocéntrico porque nuestro destino está irremisiblemente ligado a su conservación; sin embargo, las nuevas coordenadas temporo espaciales, la conciencia de la irreversibilidad de los daños infligidos a la biosfera por la acción humana y el carecer acumulativo de sus efectos, nos colocan ante nuevas dimensiones para calificar nuestros deberes y derechos. Tenemos ahora que conocer críticamente que nuestras acciones afectan a otros seres vivos, al resto de la naturaleza y al entorno de las generaciones futuras. Esto, por supuesto, no se encuentra previsto para la filosofía neo liberal y sus anti-valores, que como arriba apuntamos, trata de que los seres humanos vivamos un "eterno presente en una aldea global sin coordenadas" (Gutiérrez 1997:70), sin preocupaciones de solidaridad ni conciencia del bien común.

No quisiera terminar sin referirme brevemente y citar a Hans Jonas, filósofo alemán fallecido en 1993, al que se considera como el "... primero en ocuparse temprana e intensamente de los problemas ecológicos" (Castegnaro 21-11-1993). Según sus biógrafos, a Jonas le preocupaba el hecho de que el hombre tuviera la capacidad de destruir la creación o alterarla irremisiblemente con prácticas como la ingeniería genética. A Jonas también se le tiene como un humanista que promovió en todo el mundo el crecimiento de una conciencia en la que "... el lugar del hombre en el cosmos y su relación con la naturaleza constituyen el núcleo central" (Castegnaro 21-11-1993). Al preguntársele ¿por qué necesitamos de una nueva ética? Jonas respondió:

- Esta era de alta tecnología exige una nueva concepción ética pues el poder del hombre ha alcanzado dimensiones anteriormente inimaginables... (...) Antaño las religiones nos amenazaban con el juicio final. Hoy es nuestro maltratado planeta quien nos predice la llegada de ese día. Esta última revelación no procede del Sinaí ni del Sermón de la Montaña; tampoco del árbol Bo de los budistas: es una acusación muda que nos pide poner coto a nuestra omnipotencia para no hundirnos en la nada.

(1) De aquí en adelante me referiré a la "nueva biotecnología" sólo como "biotecnología". Se añade el adjetivo de "nueva" o "moderna", para diferenciarla de aquellas técnicas tradicionales, también biotecnológicas, utilizadas desde tiempos inmemoriales para fermentar alimentos, por ejemplo. En cambio, la biotecnología moderna consiste en una amplia gama de técnicas que tienen en común el uso y la manipulación de organismos vivientes que pueden ser comercialmente explotables (Fowler y otros 1988:32). Algunas de las más comunes son, el cultivo de tejidos, la clonación y los métodos de fermentación. Otras más sofisticadas que requieren mayor desarrollo tecnológico son, la fusión celular, la transferencia de embriones y el ADN recombinante o ingeniería genética. A estas últimos, que constituyen la biotecnología de punta, son a los que me refiero básicamente en este trabajo.

(2) Una diferenciación general entre ética y moral nos indica que la primera contempla los aspectos más teóricos o conceptuales de las nociones axiológicas "bueno" o "malo"; y que, en las cuestiones morales se discuten aspectos más prácticos de los problemas, siempre bajo el mismo juego de valores.

REFERENCIAS

Bobbio, Norberto. (1992). Política y Moral. En: Nexos. No. 172, abril de 1992. Págs. 31-36.

Castegnaro, Marta. (1993). El día histórico. En: Periódico La Nación. 21-11-1993. San José, Costa Rica.

Fowler, C., Lachkovics, E., Mooney, P., y Shand, H. (1988). Journey to the Centre of Life. En: Development Dialogue. 1988:1-2. The Dag Hammarskjöld Foundation. Upsala, Suecia. Págs. 32-48.

González, Jaime. (1982). Reflexiones éticas. Editorial Universidad Nacional (EUNA). Heredia, Costa Rica.

Gutiérrez, Alejandro. (1997). Neoliberalismo y cultura en América Latina: Los márgenes del desafío. En: Revista Praxis. No. 50. Departamento de Filosofía. Universidad Nacional Autónoma. Heredia, Costa Rica.

Jonas, Hans. (1995). El principio de responsabilidad: ensayo de un ética para civilización tecnológica. la. traducción al español. Editorial Herder. Barcelona, España.

Mora, Arnoldo. (1992). Ecología, Ética y Filosofía. Ponencia magistral presentada en el Coloquio Ética y Medio Ambiente. Departamento de Filosofía. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica.

RAFI. (1998). "Terminator", patente para impedir que los agricultores guarden semillas. En: Biodiversidad, sustento y culturas. No. 17, Octubre de 1998. Págs. 20-22.

Dra. Silvia Rodríguez Cervantes. silviar@una.ac.cr
Programa CAMBIOS
Escuela de Ciencias Ambientales
Universidad Nacional Autónoma. Heredia, Costa Rica

Presentado en

II CONGRESO NACIONAL DE DESARROLLO SOSTENIBLE
PERSPECTIVAS HACIA EL SIGLO XXI
Comisión de Desarrollo Sostenible
Consejo Nacional de Rectores (CONARE)
Costa Rica

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