Declaración de OilWatch para el Foro Social de las Américas

Mientras los movimientos sociales luchan en contra de la globalización, de las empresas trasnacionales y por la sustentabilidad, en todos los países los gobiernos avanzan con decisiones que desmontan la soberanía nacional y firman -secuestrados por imposiciones- Tratados de Libre Comercio

El acceso, abuso y privación de energía determinan la vida de los grupos sociales y de las naciones y está en el corazón de la agenda de los Tratados de Libre Comercio.

La fórmula de estos tratados es extraer petróleo para exportarlo, exportarlo para tener divisas y pagar la deuda externa, y luego endeudarnos nuevamente para seguir exportando. Y así asegurar que las naciones industrializadas cuenten con un flujo constante de energía para mantener su maquinaria industrial, financiera y económica.

El acceso a la energía constituye un derecho humano fundamental, al igual que lo es el agua o la tierra, y debería estar garantizada para todos los habitantes del planeta. La población es usuaria, no clienta de las empresas.

El abuso en el consumo de la energía obliga a las naciones a aumentar la explotación de las fuentes de energía. Para ello juegan un papel central las empresas transnacionales y sus socias, las fuerzas armadas como mecanismo de persuasión, y todas las bases políticas y jurídicas que permiten el acceso y control de nuestros recursos y territorios.

La privación, o privatización de la energía, supone quitar a los Estados todo el control sobre estos recursos, incluyendo sus bases jurídicas de administración, y control.

LOS TLC: EL TEMA NO ES COMERCIO, ES SOBERANIA

La discusión sobre los Tratados de Libre Comercio está en plena vigencia, país a país en toda América se los discute, negocia y aprueba. Para muchos se trata apenas de negociaciones sobre inversiones y de comercio.pero no. Se trata de una pérdida total de la soberanía de los Estados, en donde uno de los objetivos es el acceso y control de los recursos naturales, fundamentalmente petróleo y gas, fuente de energía del sistema, así como de la biodiversidad y el agua, recursos fundamentales para la industria.

Para la política estadounidense "sin un incremento sustancial en las reservas de energía, Estados Unidos puede enfrentar una amenaza a su seguridad nacional y su bienestar económico". Por esto ha declarado a todas las reservas petroleras en el mundo como un asunto de seguridad para ese país.

La demanda energética de los Estados Unidos requiere de 20 millones de barriles por día. Su producción y reservas son absolutamente insuficientes. De cada 100 barriles consumidos en Estados Unidos, se importan 60. Para el 2020 serán 75 barriles de cada 100. Estados Unidos consume la mitad de la gasolina mundial, y representan apenas el 4% de la población mundial. En este escenario, América Latina es clave, provee en la actualidad el 40% de las importaciones de petróleo a los Estados Unidos y esta cantidad podría aumentar si logra que se desarrollen las reservas encontradas a ritmos de extracción forzada.

Para el acceso a los recursos de América se han propuesto una serie de estrategias que suponen la ocupación de espacio a través de oleoductos, carreteras, puertos, corredores biológicos. A esto se suma una estrategia militar, una de descomposición de las estructuras de control del Estado, y un control absoluto de la administración y manejo de los recursos en manos de las empresas transnacionales.

Los Estados del Tercer Mundo, sujetos a presiones externas, han ido delegando sus funciones. Es así como se están privatizado las empresas eléctricas, el transporte, los procesos de obtención de la energía, ya sea proveniente de hidrocarburos como de fuentes hídricas.

La intervención en Colombia tiene como objetivo controlar la producción petrolera en ese país y mejorar su presencia en la región para evitar perder el control sobre el crudo principalmente de Venezuela. El Plan Puebla Panamá, y la iniciativa militar "Nuevos Horizontes", incluye la construcción de ductos en dirección a los Estados Unidos.

El petróleo es la sangre de la globalización, es la que permite poner a funcionar todas las propuestas de mercado, transporte, consumo, industrialización, es la que sostiene la supremacía de las naciones imperiales.

ARBITRAJES, LA VIA PARA ACABAR CON LA SOBERANIA JURÍDICA

Dentro de los TLC se ha previsto como forma de resolución de controversias los arbitrajes. El argumento central de estas controversias es el "trato discriminatorio". Esto supone dar a las transnacionales el mismo trato que a una empresa nacional o a otra empresa cualquiera. Cualquier decisión errada que haya tenido un estado se convierte en precedente para futuras para demandas futuras por conseguir condiciones iguales. Las normas (ambiental, tributaria, mercantil, bancaria, etc.) que al aplicarse limiten la inversión extranjera puede interpretarse como "discriminatoria" y por lo tanto las empresas pueden apelar a tribunales de arbitraje, que protegen estrictamente las inversiones.

Con el modelo de resolución de conflictos mediante arbitraje, se aplican reglas ajenas a las leyes nacionales. Estos mecanismos son, en muchos casos, inconstitucionales. Cuando un país asume los arbitrajes, independientemente de los diferentes foros y modelos de arbitrajes, renuncia a su soberanía jurídica y pierde todas las posibilidades de apelación, revisión o cuestionamiento a los fallos.

Los arbitrajes son una renuncia a la "imparcialidad de la justicia". Son tribunales comerciales que dictaminan sus sentencias exclusivamente protegiendo inversiones e inversionistas, no los derechos ni de los Estados ni de las personas.

NACIONES SOBERANAS A TRAVÉS DE LA SOBERANIA ENERGÉTICA

La soberanía energética se la demanda, exigiendo a los gobiernos definir una plataforma energética democrática y sustentable, que termine con la dependencia al petróleo y al gas, que termine con la dependencia a las transnacionales y que termine con la dependencia a las tecnologías importadas.

La soberanía energética desde las comunidades se la mantiene, pues muchas comunidades mantienen modelos propios de manejo y consumo, conservando los ecosistemas e impidiendo que nuevas zonas sean destruidas con la exploración petrolera.

La soberanía energética se la construye, desarrollando estrategias locales y comunitarios de producción y consumo de energía, que nos permitan ser autónomos y romper la dependencia.

Mientras las empresas y los Estados intentan desarmar la soberanía mediante una sola decisión, las comunidades, desde las autonomías, desde la diversidad, descentralizadas, defienden y mantienen la verdadera soberanía, la que radica en el pueblo.

Quito, 25 al 30 de julio del 2004

¡¡ ROMPER LA DOMINACION CON IMAGINACION !!

OILWATCH

La red OILWATCH nació impulsada por la necesidad de desarrollar estrategias globales para las comunidades afectadas por las actividades petroleras y de apoyar sus procesos de resistencia en la lucha contra esta actividades. Entre las funciones de la organización están: el intercambio de información sobre las operaciones de las compañías petroleras en cada país afectado; sobre sus prácticas operativas así como sobre los diferentes movimientos de resistencia y campañas internacionales contra compañías específicas. Oilwatch se esfuerza por hacer crecer, a nivel global, la conciencia medioambiental, exponiendo los impactos de la actividad petrolera en bosques tropicales y en sus poblaciones locales, estableciendo también las relaciones de esta actividad con la destrucción de la biodiversidad, el cambio climático y la impune violación de los derechos humanos. La secretaria internacional de Oilwatch está localizada en Quito, Ecuador. Casilla 17-15-246-C ce.gro.hctawlio@iatnaget/
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