Desarrollo sustentable: biodiversidad, soberanía alimentaria y energética. El papel del sector agropecuario

Documento Final del Primer Foro Nacional de Desarrollo Sustentable realizado el 4 y 5 de septiembre 2003 en Oro Verde, Entre Ríos, Argentina

Facultad de Ciencias Agropecuarias - Universidad Nacional de Entre Ríos,

Facultad de Ciencias Agropecuarias - Universidad Nacional de Córdoba.

El Primer Foro Nacional de Desarrollo Sustentable convocó, en la localidad de Oro Verde -Entre Ríos, Argentina-, a más de 300 personas: docentes, investigadores y extensionistas de diferentes universidades nacionales, institutos de investigación y de otras organizaciones estatales, estudiantes, profesionales, productores, representantes de asociaciones de productores y miembros de ONGs, provenientes de las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Misiones, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Salta, Jujuy, San Juan y Santiago del Estero.
Este evento, organizado por las Facultades de Ciencias Agropecuarias de las Universidades Nacionales de Córdoba y de Entre Ríos, fue inaugurado por el Sr. Decano de la F.C.A. de la UNER, Ing. Agr. José Casermeiro. En su discurso inaugural, resaltó como ideas centrales, las siguientes:
“La gran preocupación generada por hechos absolutamente concretos y documentados detectados en nuestro país que ponen en serio riesgo nuestros ecosistemas nos ha llevado a invitar a Uds. a participar en este I Foro Nacional. Somos conscientes que estamos poniendo gran parte de nuestro capital científico a favor de tecnologías y herramientas que no han producido el bienestar de nuestra sociedad.

Empresas transnacionales se han hecho cargo de gran parte de nuestros recursos alimentarios y energéticos sin importarles las necesidades de nuestra población y la estabilidad de nuestro ecosistema, fomentando, además, intereses nacionales que ansían beneficios cortoplacistas. Nos preocupan los tan discutidos transgénicos pero más nos preocupa la destrucción lisa y llana de una gran parte de nuestros recursos naturales que fueron prácticamente arrasados.

El empobrecimiento y la degradación de la biodiversidad de nuestros ecosistemas repercute directamente en nuestra población, en nuestros conciudadanos. No existe ningún modelo de desarrollo sustentable si no están presentes los aspectos ecológicos, económicos y sociales. Esto implica una nueva racionalidad en el manejo de los sistemas agropecuarios. Sin embargo, la frontera agrícola se sigue expandiendo, desmontando campos a toda velocidad hacia limites insospechados, bajo promesas de jugosas utilidades. Los derechos a la tierra, el agua y los recursos naturales se ven profundamente afectados.

La expansión de la frontera agrícola tiene límites, limites que están impuestos por el mismo ecosistema. Si continua la expansión no solamente corren riesgo los mismos productores sino ciudades enteras como las catástrofes que asolaron nuestro país hace muy poco tiempo. Esa presión, realizada al ecosistema se vuelve en contra de nosotros mismos. La capacidad de los montes, pastizales y selvas de regular el agua, los nutrientes, el clima y el ambiente ya no existirá más.
El sector agropecuario es uno de los motores de desarrollo de nuestro país (representa el 7% del producto bruto). Si los productores pierden, pierde toda la sociedad. El sector agrícola es el que más afecta, en amplias extensiones, el equilibrio natural ya que sus efectos inciden sobre el suelo, la dinámica del agua, los nutrientes, la captación de energía solar, los ciclos biogeoquímicos, etc.

Se habla mucho de desarrollo sustentable, existen programas y proyectos en el país, existen grupos de trabajo de primer nivel, pero nos preguntamos ¿en qué nivel de desarrollo sustentable nos encontramos?, ¿podemos hablar de ello en la argentina con el 50% de la población bajo el nivel de pobreza? ¿podemos hablar de soberanía alimentaria y energética, bajo estas condiciones? Tenemos infinidad de preguntas que se concatenan con estas y otras que aparecerán de cada uno de Uds.”

Para comenzar con el desarrollo del foro, se presentaron los diagnósticos de situación de los recursos naturales y su relación con la realidad socioeconómica de las diferentes regiones del país: Antártida (Prof. Antonio De Petre), Patagonia (Dra. Mónica Bertiller), Provincia Fitogeográfica del Monte (Dr. Pablo Villagra), región Central -con especial referencia a la provincia de Córdoba- (Dra. Alicia H. Barchuk), Mesopotamia (Dr. Juan de Dios Muñoz), Yungas (Dr. Ricardo Ojeda) y Región Chaqueña (Ings. Agrs. Carlos Chiaruli y Gustavo Soto). A continuación se presentaron conferencias sobre los siguientes temas:

• “Consecuencias ecológicas y económico sociales de la segunda revolución verde en argentina”. Dr. Walter Alberto Pengue (GEPAMA - FADU, UBA)
• “Biodiversidad: un tema que la sociedad no debe soslayar” “La biodiversidad y el desarrollo sustentable en la Argentina”. Dr. Ricardo Ojeda (IDIZA CRICYT – CONICET)
• “Seguridad, Soberanía Alimentaria y Desarrollo Rural”. Ing. Agr. Carlos Carballo González (CEPA, UBA)
• “Soberanía energética en Argentina. El papel de las energías no tradicionales”. Dr. Miguel A. Lara (CONICET – UNR)
• “Incorporando el enfoque agroecológico en las instituciones de educación agrícola superior: la formación de profesionales para una agricultura sustentable”. Ing. Agr. Santiago Sarandón (Facultad de Agrarias y Forestales, UN de la Plata)

TRABAJO Y DESARROLLO DE LOS TALLERES

En los cuatro talleres desarrollados a continuación (“Agroecosistemas económicamente y ecológicamente sustentables”, “Educación, cultura y ética del desarrollo sustentable”, “Soberanía y seguridad alimentaria” y “Biodiversidad y desarrollo sustentable”) se generó un ámbito de discusión e intercambio donde se analizó la realidad ecológica, económica y social del sector rural y se tomó posición acerca de la protección de la biodiversidad y la promoción de un planteo de desarrollo sustentable con enfoque agroecológico. Se logró consenso en cuanto a generar cambios curriculares, nuevos planes de investigación, formulación de políticas para el desarrollo sustentable y elaboración de nuevas leyes que protejan a los productores que generen agroecosistemas sustentables y a los ambientes que los contienen.

A modo de diagnóstico de la realidad, los participantes de los talleres manifestaron que:

• El modelo de uso actual conlleva a la pérdida de elementos constitutivos del ecosistema tales como suelo, nutrientes, especies y comunidades, así como migración de población rural a áreas urbanas con pérdida de bagaje cultural.
• Históricamente, en Argentina hubo dos proyectos políticos, uno que responde a la "elite" y otro que incluye al resto de la gente.
• Se evidencia una creciente y alarmante pérdida de la diversidad genética, específica y paisajística motivada, esencialmente, por un uso minero y destructivo de los recursos biológicos (microbiológicos, florísticos y faunísticos), en todo el territorio nacional.
• Existe una creciente agriculturización, homogeneización del paisaje y “pampeanización” de zonas marginales para la producción agrícola, que traen aparejado la implantación de sistemas productivos bajo monocultivo con la consiguiente pérdida de la biodiversidad y de las funciones y servicios de los agroecosistemas.
• Los costos sociales y ecológicos de la agriculturización industrial serán pagados por la sociedad y las generaciones futuras. En la actualidad, los más afectados son los pequeños y medianos productores.
• Se está viendo, corrientemente, al ambiente desde una posición productivista y de monoespecificidad productiva.
• Se están perdiendo ecosistemas que la naturaleza ha tardado cientos de años en construir.
• Se difunde generalizadamente que las alternativas al modelo de agricultura industrial, no son un buen negocio.
• Las prácticas alternativas que pueden llevarse a cabo, son poco viables dado que, en la mayoría de los casos, están rodeadas de producciones agrícolas industriales.
• Dado que muchos productores se encuentran indecisos (o poco informados) sobre "qué hacer" y "cómo hacer" algo alternativo, el avance del planteo neoliberal termina provocado su expulsión de los sistemas productivos actuales.
• Se observa despoblamiento de los campos y gran tala de los bosques debido, muchas veces, a la implantación de cultivos más rentables (muchas veces uno sólo) que no son ecológicamente sustentables.
• Los productores, al no trabajar organizadamente, no reconocen, su problemática de producción, ni los productos propios, ni la necesidad de ser dueños de la tierra.
• Existe escasa conciencia de la gente sobre a quién le compramos y qué comemos.
• Existe extranjerización y concentración de recursos sin la aplicación de los controles necesarios.
• Los últimos 25 años se caracterizaron por una Política Nacional de exclusión; y, actualmente, el ALCA se plantea como un peligro de profundización de la política de apertura y exclusión.
• Se destruyeron todas las instituciones de control del mercado (Junta Nacional de Granos, Junta Nacional de Carnes, etc.) y otras maneras de intervención del Estado.
• La Argentina no tiene seguridad alimentaria. Se perdió el derecho al alimento de un 50 % de la población argentina. La alimentación de calidad y la seguridad alimentaria, es un derecho humano primordial.
• Dominan los planes sociales de tipo asistencialista que generan pasividad en las personas y no favorecen el trabajo y la organización social.
• Existe, por parte de la sociedad en general, un incumplimiento de normas y leyes vigentes que promueven la conservación y el buen uso de los recursos. Por otro lado no se realizan los controles necesarios ni se aplican los castigos o penas correspondientes a los infractores
• La legislación vigente es incompleta y no está reglamentada.

Las principales necesidades identificadas fueron:

• Buscar una alternativa al modelo agropecuario actual, construida a partir de que, tanto los estudiantes y egresados de las universidades, como los docentes, investigadores y extensionistas de las instituciones estatales vinculadas con el sector agropecuario, asuman un papel más protagónico.
• Bregar por una formación más integral y más crítica de los estudiantes y lograr un espacio de inclusión para los mismos, que permita modificar la realidad actual.
• Generar un enfoque agroecológico para manejar los recursos naturales.
• Que las organizaciones estudiantiles y los docentes conozcan más la realidad del país y tomen conciencia del grado de avasallamiento que está sufriendo la población rural por parte de las grandes empresas, lo que se traduce, por ejemplo, en desalojos compulsivos.
• Lograr un consenso social y generar redes de trabajo, para fortalecer una propuesta de desarrollo sustentable.
• Discutir el papel de los profesionales del sector agropecuario para el desarrollo sustentable y prepararlos para ser buenos asesores desde una perspectiva agroecológica.
• Evaluar, desde el punto de vista ecológico y social, el impacto de la creciente agriculturización sobre los sistemas productivos.
• Disponer de herramientas técnicas y organizativas para trabajar propuestas alternativas con los productores.
• Demostrar en la realidad la viabilidad económica (en un sentido más amplio que el mercantilista) de sistemas alternativos, sustentables.
• Promover un fortalecimiento individual y social que permita la revalorización de las organizaciones y poder, así, contribuir a revertir el desastre socio-ambiental existente, ya que no se puede construir un nuevo país con personas conformistas e indiferentes.
• Encarar, de manera imperiosa, un planteo de desarrollo que integre armónicamente lo económico, lo social y lo ecológico ya que actualmente la balanza se inclina exclusivamente hacia lo económico, donde las fuerzas del mercado han trabajado libremente.

Como sugerencias, se expresó que:

• Es importante que la Universidad transcienda hacia el medio, pero con orientaciones diferentes a la formación que están recibiendo los actuales profesionales.
• Debemos ser conscientes de qué proyecto alentamos o apoyamos con nuestras acciones.
• Se deberían generar grupos de trabajo interdisciplinarios que orienten propuestas productivas sobre la base de información de sistemas que hayan sido probados como sustentables.
• Debemos ponernos de acuerdo en una estrategia para buscar el desarrollo sustentable e influir en las políticas de estado.
• Se debe realizar, desde este foro, una propuesta política compartida.
• Son importantes todas las acciones, a nivel micro y a nivel macro si se tiene bien conceptualizado el desarrollo sustentable.

A partir del trabajo en taller, a su vez, se construyeron los acuerdos conceptuales y metodológicos que se citan a continuación.

Se definió la sustentabilidad como “la capacidad de un agroecosistema de mantenerse productivo a lo largo del tiempo evitando la degradación del ambiente y proveyendo recursos económicos que permitan estabilidad a las comunidades rurales y mejoren su calidad de vida acorde a los límites ambientales y características culturales”. Por lo tanto, la sustentabilidad en agroecosistemas es algo relativo que puede solamente ser evaluado en el futuro. Por eso, la construcción del desarrollo rural sustentable, a partir de la aplicación de los principios de la agroecología, debe asentarse en algunas dimensiones básicas relacionadas entre sí: ecológica, económica, social y político-cultural.
Por ello, se acordó que el concepto de sustentabilidad debe ser lo más abarcativo posible considerando aspectos ecológicos (a diferentes niveles de organización y escala), económicos, sociales y culturales. En referencia al aspecto social, del cual se carece de desarrollos conceptuales amplios -como los alcanzados en aspectos más estudiados como el ecológico y económico-, se avanzó sobre su discusión, identificando los actores involucrados en este proceso
Un aspecto fundamental de la sustentabilidad social es el concepto de equidad. La equidad se refiere al derecho que tienen los integrantes de una sociedad a tener acceso a recursos -como la tierra y el agua-, a la educación y la salud. Este concepto de equidad debe entenderse tanto desde el punto de vista intra como inter generacional. La equidad intrageneracional contempla una actitud solidaria con la problemática rural de las diferentes regiones del país, a nivel del conjunto del pueblo argentino, así como con países limítrofes y la responsabilidad a escala global. Esto significa que es necesario incluir en la toma de decisiones, por ejemplo, a nivel nacional, la opinión y la voz de los diferentes sectores, reforzando las redes sociales y la participación a través de las organizaciones no gubernamentales. La equidad intergeneracional incluye el respeto de los derechos de las generaciones futuras.

Se estableció que es fundamental la educación para el desarrollo sustentable y la conservación de la biodiversidad. En la actualidad, existe una polarización en los enfoques de desarrollo. Por un lado, existe plena vigencia de un modelo “productivista” que privilegia el éxito económico. Por el otro, ha comenzado a tomar impulso la búsqueda de alternativas que consideren al ser humano como eje para el logro de un desarrollo integrado a su ambiente (natural y social) dicho en otras palabras, -el ser humano en el mundo y con el mundo-. Esta división está presente a todo nivel: en los productores, los alumnos, los docentes, etc., es decir, en la sociedad en su conjunto. El modelo productivista vigente condiciona, entre otros, al sistema educativo. Así, se generan posturas individualistas y competitivas desde las que el sacrificio del bien propio en pos del bien común es inconcebible, impidiendo la generación de actitudes solidarias y éticas aún, en el uso de los recursos naturales.

La educación es un proceso social y como tal debe fortalecer la conciencia de las personas como parte del grupo al que pertenecen. De esta manera, el bienestar social estará por encima del individual aceptándose que el uno no puede darse sin el otro. En este marco, los métodos más adecuados de trabajo se dan tanto dentro como fuera del aula, a través del diálogo y del intercambio y de la revalorización de los saberes propios del sujeto, es decir de su cultura.

El modelo educativo alternativo debería ser integrado, holístico e interdisciplinario, donde los contenidos abordados no queden como compartimientos estancos sino que sean concebidos desde una nueva estructura de conocimientos compatible con el paradigma agroecológico.

Reconocemos la necesidad de tener un enfoque agroecológico en todas las instituciones de educación superior y no sólo en las vinculadas a las ciencias agropecuarias, así como en todos los niveles de la educación. Las acciones a seguir para generar cambios en la educación, en la cultura y en la ética del uso de los recursos naturales pueden plantearse en dos tiempos y planos: uno personal, inmediato, donde se manifieste el compromiso propio del actor social a generar una modificación en sus conductas, y otra, a más largo plazo, que aborde las distintas instancias y niveles educativos. Se debe privilegiar, en las instancias de trabajo áulico, la incorporación del enfoque holístico, por sobre la mera transmisión de contenidos, ya que los mismos pueden ser adquiridos en diferentes instancias (actividades extra-áulicas, por ejemplo) y de diferente manera, incluso de modo más significativo.
Se debe incentivar la formación docente para mejorar su trabajo, superando los enfoques academicista, para que esta formación pueda tener un efecto socializador, al aplicarse a diferentes instancias de capacitación de la sociedad en general y de los productores en particular.

Se estableció que para diseñar agroecosistemas sustentables, el técnico y el productor deben estar capacitados. Uno de los problemas básicos para plantear agroecosistemas sustentables es que no se tienen en cuenta en la educación, los ejes ecológico, social, económico y cultural. Para mejorar la educación, se deberían articular acciones entre las Universidades, las escuelas secundarias con orientación agropecuaria, las ONGs, y los productores agropecuarios, entre otros.

Es importante reconocer que la realidad es compleja y la metodología de abordaje debe ser sistémica a diferencia del paradigma actual (reduccionista). Sin embargo, hay que tener presente que el problema del reduccionismo es cultural, ya que es un enfoque que impregna toda la educación en nuestra sociedad.

Existe una necesidad crítica de modificar los currículos de las carreras universitarias para formar a los profesionales del futuro con una visión agroecológica. El objetivo último del diseño agroecológico es integrar los componentes de manera tal de aumentar la eficiencia biológica general, preservar la biodiversidad y mantener la capacidad productiva y autorregulatoria del agroecosistema. El objetivo es diseñar agroecosistemas que imiten la estructura y función de los ecosistemas naturales locales; esto es, sistemas con una alta diversidad y un suelo biológicamente activo; sistemas que promuevan el control natural de plagas, el reciclaje de nutrientes y una alta cobertura del suelo como forma de prevención de las pérdidas de recursos edáficos.

Los profesionales relacionados con el sector agropecuario que ya poseen formación agroecológica, deben tener un papel facilitador de intercambio de experiencias entre los agricultores y generar procesos de investigación participativa.

Dado que los sistemas productivos no son extrapolables a cualquier situación, la participación del productor es una condición básica para el planteo de agroecosistemas sustentables. Las propuestas deberían contemplar el corto, el mediano y el largo plazo ya que la vulnerabilidad del ecosistema monoespecífico es muy elevada. Debido a que en el momento actual, la gran mayoría de los ecosistemas están fuertemente alterados, la transformación hacia sistemas más ecológicos va a ser muy lenta.

Se reclama enfáticamente la importancia de que haya voluntad política que permita la creación de leyes en pos del desarrollo sustentable. Bajo el modelo actual, el que impone el modelo es el consumidor, pero no el sujeto que compete a la sustentabilidad, el productor. Es muy difícil encontrar que sean sujetos de la sustentabilidad los puesteros y demás trabajadores rurales. El sujeto es el pueblo argentino. Ninguna de las empresas que sostienen el modelo son argentinas. No se considera verdadera la afirmación de que el país debe producir alimentos para el mundo. Lo que se necesitan son mercados solidarios y la articulación de las instituciones con las asociaciones de productores.

Un nivel de incidencia política es la democratización de los actores presentes en el campo; un ejemplo en este sentido lo constituyen las Ferias Francas en Misiones. Debe trabajarse para construir desde una base de equidad. No se puede plantear un sistema sustentable con un sistema económico perverso, por ello, es necesario construir alternativas técnicas. El pedido a los productores es que se organicen para poder estudiar posibles alternativas que les permitan, contar con mayor cantidad de elementos al momento de tomar la decisión de entregar o no sus tierras en arrendamiento.

Hay que rediscutir el papel del estado en la implementación de las políticas. Las leyes pueden llegar a desalentar la compra de tierras. El estado debe apoyar estrategias de desarrollo local mediante políticas de retención diferenciada, debe favorecer la permanencia de los productores en el campo, contribuir a la desurbanización, fomentar la repoblación de la tierra y democratizar su uso. Es fundamental la inclusión del mercado, vinculado con agregado de valor de la producción.

Un tercer nivel de decisión es el de la política internacional: el primer mundo debe pagar su deuda ecológica con las regiones en desarrollo. Debe lograrse que la extracción minera de los recursos retorne en apoyos económicos no reembolsables.

Se declara a la soberanía alimentaría como derecho fundamental de los pueblos. La soberanía alimentaria es el derecho de cada nación y sus agentes a mantener y desarrollar su propia capacidad de producir los alimentos básicos, con la correspondiente diversidad productiva y cultural. La soberanía alimentaria es la condición previa para alcanzar una auténtica seguridad alimentaria.

Debe incorporarse en las políticas de gobierno el concepto de seguridad alimentaria: esto es, que las personas, en forma permanente, tengan acceso físico, social y económico a una alimentación suficiente, segura y nutricionalmente adecuada, para satisfacer sus necesidades nutritivas y preferencias alimenticias que les permitan llevar una vida activa y saludable. Se trata no sólo de la alimentación a que pueden acceder las personas, sino de la forma en que se produce ese acceso, un aspecto directamente ligado a la dignidad humana, a los derechos sociales y a la ciudadanía.

El programa Pro-huerta cubre parcialmente la demanda de los sectores de escasos recursos, si bien se reconoce que este programa, constituye una política nacional de contención del hambre del pueblo y que ha logrado que las familias produzcan su propio alimento, no se puede desconocer que tiene limitaciones tales como: desfinanciación, pocos recursos, competencia de otros programas que regalan verduras y/o bolsones que llevan a la pérdida de cultura del trabajo, entre otras, a la vez que es utilizado como política clientelar municipal, lo que dificulta, en muchos casos, la concreción de las huertas. A partir de prácticas alternativas que busquen la seguridad y la soberanía alimentaría, se debe construir una nueva sociedad y desde ésta, un nuevo Estado. Es decir, desde estas prácticas alternativas armar un sistema social más justo y permanente, que permita superar la situación de emergencia.

Se considera al ALCA (Tratado de Libre Comercio para América) como un tratado que plantea un simulacro de igualdad entre los países, pero que, en la práctica, consiste en el dominio de la economía por parte de Estados Unidos. Por ejemplo, en Méjico que tiene una política similar produjo un gran aumento de la pobreza y la destrucción de gran parte de las PyMES. Se sospecha que existe un gran interés de apropiarse de los recursos naturales, principalmente el agua. No se debe permitir la utilización del alimento como herramienta de dominación de los pueblos.

PROPUESTAS

1- Declarar en situación de emergencia ecológica a todo el sector rural argentino.
2- Declarar que la soberanía alimentaria se vincula con la soberanía nacional y debe ser un tema fundamental en la definición del modelo económico - político del país.
3- Promover un modelo económico donde la sustentabilidad figure en las cuentas fiscales.
4- Rescatar las experiencias de producción sustentable conocidas y probadas que se adapten a las condiciones socio-ecológicas de cada región. Aprovechar los saberes de los productores, organizarlos y difundirlos.
5- Elaborar, urgentemente, proyectos de agroecosistemas sustentables, ya que los mismos son reclamados, principalmente, por los pequeños productores.
6- Reconocer que para alcanzar un desarrollo sustentable es fundamental prestar especial atención a la salud, la educación y la reconciliación de géneros.
7- Rediscutir los programas nacionales (PSA, Pro-huerta, Cambio Rural, etc.) y redefinirlos con un objetivo de desarrollo sustentable.
8- Legislar claramente los derechos a la tierra, al agua y a la biodiversidad. Crear leyes superadoras, con instrumentos legítimos y válidos. Formar redes locales que tengan incidencia sobre la reglamentación de las leyes. La política fiscal debe estar correlacionada con las realidades regionales.
9- Realizar una recomendación enfática a las autoridades señalando la adopción de políticas de protección de biodiversidad y prohibiendo la biopiratería.
10- Elaborar un programa Nacional de Biodiversidad con normas compatibles entre provincias.
11- Favorecer el arraigo rural a través de políticas nacionales y provinciales. Proponer leyes que fomenten la reinserción de los pequeños productores rurales que se vieron obligados a emigrar. Aumentar los planes de apoyo económico a pequeños productores que producen productos agrodiversos. Cambiar las leyes que perjudiquen a los emprendimientos familiares y cooperativos y promover políticas que favorezcan a los mismos.
12- Peticionar a los organismos nacionales, regionales e internacionales (MERCOSUR, OMC) que los usuarios de la República Argentina queden liberados del pago del derecho de patentes por el uso de los recursos genéticos (vegetales, animales y microorganismos) originarios de Argentina; cualquiera sea el tipo de incorporación tecnológica o modificación que realicen las empresas y entidades involucradas.
13- Generar políticas de apoyo económico que den incentivos al manejo y mantenimiento del bosque nativo.
14- Generar programas de desgravación impositiva que permitan la recuperación de tierras degradadas y mega-impuestos para aquellos que degradan los agroecosistemas.
15- Condenar la extranjerización y la concentración de la tierra. Elaborar un inventario nacional de las tierras que pertenecen a argentinos.
16- Revalorizar el rol del Estado en el fortalecimiento de las instituciones que promuevan el desarrollo sustentable. Favorecer el desarrollo local dándole poder de policía a los Municipios en lo que respecta a la fiscalización del ambiente.
17- Reconocer que existe una gran diversidad de productores, y que todos corren riesgos (aunque diferentes) ante el sistema productivista, pero también reconocer la vulnerabilidad de los sistemas ecológicos.
18- Rechazar y desalentar los sistemas de explotación social y desincentivar las prácticas no-sustentables. Sancionar el delito ambiental. Conformar una comisión participativa de organismos gubernamentales y no gubernamentales de control del cumplimiento de las leyes.
19- Cuestionar los planes asistencialistas, considerando que profundizan una relación de dependencia y generan el conformismo y la comodidad de la gente.
20- Alentar al comercio cooperativo. Favorecer la compra de productos originarios de economías familiares por parte de las instituciones estatales y promover y sostener la demanda de los mismos.
21- Promover, desde la universidad la formación de personas conscientes de los procesos socioeconómicos y no meramente técnicos productivistas que terminan siendo instrumentos acríticos de una propuesta tecnológica generadora de dependencia. Reformular metodologías, contenidos y objetivos a todo nivel de enseñanza, para promover la educación en los valores, estimular la autocrítica de los docentes y generar profesionales con conciencia y formación agroecológica y una conducta coherente en su práctica profesional.
22- Incorporar en la formación académica universitaria una visión sistémica e integrada a la realidad argentina. Se debe elaborar una propuesta de un programa nacional de capacitación y sensibilización (docente, en primera instancia y general luego) sobre la emergencia ambiental.
23- Promover, en la Universidad, un cambio en sus políticas de extensión hacia un accionar más comprometido con los grupos sociales más desprotegidos, de manera que las mismas fortalezcan el camino de una nueva ética que contemple los aspectos sociales, naturales y culturales de nuestra sociedad.
24- Capacitar, desde la agroecología, a los técnicos y a los productores. Instalar el enfoque agroecológico en la agenda política de AUDEAS, INTA, Gobiernos -en sus diferentes niveles de decisión (municipal, provincial)-, instituciones educativas e instituciones no gubernamentales.
25- Promover la toma de conciencia de la sociedad acerca del problema ambiental y social. Fomentar un cambio de valores en la sociedad; tendiente a favorecer la relación sociedad-naturaleza, tomando conciencia que lo que destruimos es el lugar donde habitamos. Incorporar los conceptos de sustentabilidad ecológica, social y económica y de biodiversidad en la educación formal, en todos sus niveles.
26- Favorecer la consolidación del enfoque agroecológico a través de los medios de comunicación, del fomento de intercambios intra e interfacultades y universidades (pasantías, foros, trabajos conjuntos, etc.) y de la articulación de actividades de las mismas con otras instituciones tales como colegios profesionales, INTA, ONG`s, otros niveles educativos, etc., máxime teniendo en cuenta que muchos de los nuevos planes de trabajo de estas instituciones están enmarcados en el concepto de desarrollo local.
27- Poner la ciencia y la tecnología al alcance de todos los estratos de productores. Valorizar la producción científica de calidad que aporten a modelos de desarrollo sustentable. Rechazar la cultura de la publicación científica como objetivo en sí mismo. Se deben proponer cambios en las formas de evaluación de los docentes-investigadores de manera que también sean valoradas las actividades de extensión.
28- Proponer a la Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica de la Nación que se invierta en Bancos de Germoplasma para favorecer la soberanía nacional sobre la biodiversidad.
29- Revisar los contratos realizados por las distintas Universidades y Centros de Investigación con los Bancos de Germoplama extranjeros.
30- Proponer una residencia, en el país, para los nuevos profesionales con el objetivos de retribuir parte de lo obtenido por el estudio y adquirir experiencia sobre la realidad en la cual deberán desempeñarse.
31- Promover la reinversión de recursos producidos por el sector agropecuario en investigación y subsidios para mantener producciones biodiversas y sustentables. Fomentar la investigación de sistemas productivos biodiversos.
32- Definir una nueva ética profesional y, fomentar que el funcionamiento de los Colegios de Ingenieros Agrónomos se vea imbuido de la misma.
33- Realizar un diagnóstico del estado de conservación de distintos ambientes, zonificación ecológica y ordenamiento ambiental.
34- Considerar la diversidad funcional y paisajística de los ecosistemas como base para plantear el diseño de sistemas agrodiversos. Favorecer otras actividades con valor agregado como el turismo rural, como forma de revalorización los recursos naturales, fomentado por las comunidades locales.
35- Favorecer el desarrollo de semilleros a nivel de país y revalorizar aquellos de índole local y regional.
36- Generar canales alternativos de comercialización que promuevan el comercio justo de producciones familiares, como ferias francas, organización de redes entre productores y consumidores, organizaciones barriales, etc. Para esto, es necesario controlar la calidad sanitaria de los alimentos que se comercializan. En este sentido destacamos la participación indispensable de los organismos de control estatales, de las organizaciones de los productores agropecuarios, agroindustriales, de los feriantes, etc. y de los propios consumidores.
37- Establecer precios sostén para los productos agropecuarios y barreras arancelarias, entre otras medidas de protección.
38- Declarar a la deuda externa como una de las principales causas del proceso de degradación social y ambiental de la Argentina.
39- No incorporarse al ALCA. Alentar, en cambio, un proceso de integración con América Latina.
40- Discutir una política de tierras, incentivando la reforma agraria, que democratice el uso y la tenencia de la tierra de los productores que la han perdido. El tratamiento de la reforma agraria debe realizarse con la incorporación de los conceptos de biodiversidad y sustentabilidad y como parte de una política integral agropecuaria que recupere las economías regionales y permita una distribución equitativa de los ingresos.
41- Conformar grupos de reflexión multidisciplinarios y participativos que elaboren documentos de difusión permanente.
42- Generalizar la discusión política sobre estos temas. Hacer llegar a los productores y a la opinión pública, las conclusiones de este foro
43- Conformar grupos de trabajo e investigación en cada tema puntual para avanzar hacia el próximo foro.
44- Dar continuidad a lo actuado, realizando un Segundo Foro Nacional de Desarrollo Sustentable con sede en Córdoba.
45- Elevar los resultados del Foro a las máximas autoridades provinciales y nacionales.

EVALUACIÓN

A los fines de evaluar el evento, se realizó un cuestionario a través del cual se recabó la opinión de los participantes.
Sobre 135 encuestas sistematizadas más del 30% resalta como aspectos positivos los siguientes: Los expositores, la posibilidad de interacción, articulación, intercambio y encuentro y la temática abordada, (son temas que no se pueden tratar en otros ambientes; enfoque y reconocimiento de la problemática, su importancia y gravedad; se acentúa el conocimiento de la biodiversidad y el pensamiento sistémico y participativo).

Menos del 30% destacó la organización, la producción final de los talleres, los nuevos conocimientos aportados, la toma de conciencia con respecto a la situación de deterioro, las nuevas expectativas, el ámbito de discusión generado, la libertad de expresión, la participación de diferentes sectores, la metodología, enriquecimiento y fortalecimiento de inquietudes personales orientadas a una vida más digna, la multi e interdisciplinariedad, la participación juvenil, la diversidad de participantes, el respeto por los tiempos, el lugar elegido -en el interior-.

Como aspectos negativos se mencionaron talleres numerosos, falta de participación de productores agropecuarios, políticos y autoridades, dilución de los ejes de la discusión en los talleres, duración insuficiente, escasa difusión, insuficiente tiempo asignado a los panelistas y a los talleres como así también para elaborar propuestas y soluciones, excesivo número de expositores, poco tiempo para el intercambio personal, no haber grabado las conferencias, falta de un espacio de reflexión y preguntas después de las ponencias, escaso desarrollo de la temática de soberanía alimentaria.

Las principales sugerencias realizadas fueron, en un gradiente de mayor a menor: ampliar la participación, realizar un segundo foro, invitar productores, difundir a nivel nacional los diagnósticos y trabajos, formar una comisión permanente, extender la duración a tres días, armar una red electrónica y un banco de datos de trabajos , realizar foros provinciales, hacer una propuesta legislativa, hacer el foro cada dos años, mejorar la difusión, no realizar talleres simultáneos, hacer talleres menos numerosos y organizarlos por región para luego ir a una discusión en plenario, citar ejemplos de experiencias exitosas, crear un listado de direcciones, conformar áreas y grupos de trabajo para el próximo encuentro, mantener información y bibliografía actualizada, utilizar otras alternativas en las dinámicas: pósters, mesas redondas, contextualizar en el modelo país, hacer afiches para sistematizar las conclusiones, realizar charlas en los lugares de trabajo en función de los documentos elaborados en el primer Foro, abordar la discusión sobre la problemática de Reforma Agraria

Por último, cabe destacar que el 95 % de los asistentes manifestaron su interés por integrar una red nacional sobre esta temática.

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