Detectan vacíos científicos en proyecto de hidrovía amazónica

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País Perú

El dragado del lecho fluvial que se realizará en parte de los cuatro principales ríos de la Amazonía peruana, para un proyecto de navegación concesionado por el estado, traería impactos negativos sobre varios hábitats y ecosistemas de la selva, concluye una investigación interdisciplinaria realizada por la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), de Lima.

El proyecto Hidrovía Amazónica pretende construir un canal de navegación de 2.687 km de extensión para enlazar los principales puertos de la Amazonía peruana sobre los ríos Ucayali, Marañón, Amazonas y Huallaga. Esto buscará facilitar un corredor hacia Brasil, con el fin de mejorar el transporte de mercancías y conectarse con los mercados de Asia y Australia.

El canal tendrá 56 metros de ancho y una profundidad de 1,8 metros. Las embarcaciones navegarán satelitalmente mediante un sistema electrónico de balizas. Está previsto para comenzar a operar en 2020 a cargo de un consorcio empresarial peruano-chino. La inversión es de US$95 millones.

Pero de acuerdo con la investigación presentada en la capital peruana (30 de octubre), el dragado del canal alterará la dinámica de los cuerpos de agua lo que tendrá un impacto negativo en los patrones de inundación, las tasas de erosión de los márgenes, la velocidad del agua, el transporte de sedimentos y la formación de islas y canales.

“Los ríos amazónicos nacen en Los Andes y van adecuándose a la geografía, geología,  vegetación y tipo de suelo por donde discurren. Además, su caudal se va incrementando por los tributarios que, a su vez, aportan agua y sedimentos. Cuando tiene más agua y sedimentos el río se adecúa, cambia su morfología y su dinámica”, explica a SciDev.Net Jorge Abad, autor principal del estudio y director del Centro de Investigación y Tecnología del Agua de la UTEC.

Añade que este comportamiento no se ha estudiado previamente en los cuatro ríos incluidos en el proyecto. “Antes de pensar en modificar un río hay que estudiarlo”, sentencia.

Para Abad, un tema esencial son los sedimentos. “Si no se sabe cómo migran, en cuánto tiempo el río va a reponerlos, de repente en pocos días vamos a tener que volver a dragar. Además, ¿dónde se van a depositar los sedimentos dragados? El río tiene zonas naturales donde erosiona y donde deposita, si no se entiende esa dinámica se pueden depositar en lugares donde no debería haber sedimentos y cambiar la dinámica del río”, advierte.

Juan Carlos Paz, director general de Transporte Acuático del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, entidad que tiene a su cargo el proyecto, admite a SciDev.Net que el dragado puede tener un efecto en la dinámica de los ríos, pero eso estará contemplado en el estudio de impacto ambiental (EIA) que la concesionaria deberá presentar a las autoridades a fines de noviembre para su aprobación.

Especifica que los “malos pasos” —lugares donde la profundidad es escasa para navegar— que se tienen que dragar, en conjunto no suman más de 60 km. Aunque indica que podrían surgir más en el futuro, a medida que se profundicen los estudios, no hay manera de que el dragado de una superficie de tan poco tamaño “pueda tener un impacto severo en todo el espejo de agua”, subraya.

Comunidades nativas, preocupadas

Sin embargo, los 14 pueblos originarios que viven en el ámbito del proyecto no están de acuerdo. Ellos están agrupados en más de 400 comunidades y aunque participaron en el proceso de consulta previa, temen que el proyecto afecte severamente no solo su hábitat, sino su seguridad alimentaria y su espiritualidad.

“Una de nuestras principales preocupaciones es que al dragar el río perdemos todo lo que es alimentación. Por ejemplo, las plantas que sembramos en las orillas del río y las playas donde se reproducen las tortugas, las islas donde se quedan los peces y donde pescamos”, comenta Mariluz Kanakiri, presidenta de la Federación de Mujeres Cucamas.

Ella fue entrevistada telefónicamente por SciDev.Net el 12 de noviembre, minutos antes de que su organización presentara una demanda a la Fiscalía de Nauta, en el oriente peruano, solicitando la suspensión del proyecto hasta que se les informe debidamente sobre las consecuencias que tendrá.

“Esta demanda es exclusivamente de las mujeres, porque somos las que sacamos agua todos los días del río, las que vemos la alimentación para nuestros hijos, y todo esto nos afecta”, declaró Kanakiri.

“Al dragar se va a mover también el petróleo, fruto de los  derrames del oleoducto, que se había asentado en el fondo por el uso de químicos. Si ahora ya no tenemos agua limpia para tomar, porque se ha contaminado, la situación será peor”, expresó.

“Además las islas y las kirumas, que ellos llaman ‘malos pasos’, para nosotros son lugares sagrados donde se reproducen los peces grandes y donde salen los espíritus a relajarse. Por ejemplo, los chamanes y curanderos curan con los espíritus del agua. Nosotros los llamamos tahuara en nuestro idioma, y son los espíritus de los animales que viven allí, y con ellos hacen sanaciones, curaciones. Entonces, al dragar el río todos esos animales, esos espíritus que viven dentro del río, van a desaparecer”, agrega.

En su despacho en Lima, Paz es consciente del problema. “Somos respetuosos de esa forma de pensamiento. Podemos creer o no en eso, pero es un tema a considerar y vamos a ver de qué manera podemos resolver las posibles discrepancias. Si se puede dar una solución dentro de lo lógico y razonable se va a hacer”, refiere.

¿Nueva consulta previa?

Sin embargo, es categórico en remarcar que ya no habrá otro proceso de consulta previa, como demandan algunas organizaciones indígenas. “La consulta previa terminó y los términos de referencia del proyecto se ajustaron conforme a esa consulta”, indica.

Uno de los acuerdos del proceso de consulta previa fue, precisamente, la incorporación de sabios indígenas en el equipo consultor que elabora el EIA,  y la conformación de un Comité de Vigilancia Ambiental con representantes indígenas.

Pero recientemente, uno de esos sabios (o apus en la terminología ancestral), Rubel Casternoque, advirtió que si no se toman en cuenta las demandas de los pueblos indígenas en el EIA litigarán judicialmente contra el estado para pedir una nueva consulta.

Juan Carlos Ruíz, del área de Litigio Constitucional y Pueblos Indígenas del Instituto de Defensa Legal, refiere que si bien se realizó el proceso de consulta previa, no estuvo exento de cuestionamientos, comenzando porque el Estado peruano fue obligado a realizarla como  producto de una demanda judicial de las comunidades nativas, en 2015.

“La consulta se realizó sin que los pueblos indígenas tuvieran conocimiento de los impactos del proyecto, en concreto cómo iba a afectar la pesca, los sedimentos, la turbidez que generan los dragados, fue una consulta casi a ciegas”, comenta a SciDev.Net.

Además, “no incluyó temas interculturales, como considerar que el río Marañón es sagrado para los cucamas, porque allí viven sus deidades. Es muy importante porque es un pueblo de pescadores y navegantes. Entonces, los acuerdos no fueron trascendentes, fueron incompletos y ahora los pueblos indígenas siguen cuestionando el proyecto”.

Para Ruiz, “el EIA no evaluará realmente los impactos porque carece de una línea de base sobre el impacto de los dragados, que permita ver cómo afectarán los sedimentos del río. Estamos pidiendo que se realice un nuevo proceso de consulta luego que se sepan cuáles serán los impactos, es decir posterior al EIA”.

Abad también corrobora que los términos de referencia para el estudio de impacto ambiental son muy vagos: “habla de estudios morfológicos, que pueden medir la sección transversal del río o hacerlo en detalle, y no se habla de un monitoreo constante de sedimentos, sino del agua, y acá lo que se va a dragar son sedimentos, no se va a sacar o poner agua. Conceptualmente hay un vacío”, sostiene.

Y añade: “El estudio de ingeniería recién se está haciendo, cuando debería ser al revés, primero el estudio y luego la concesión, con las zonas plenamente identificadas”. Consultado al respecto, Paz confirmó que efectivamente se está avanzando en el estudio de ingeniería definitivo “donde quedarán resueltas todas las dudas”.

De acuerdo con la normativa del estado peruano para proyectos de inversión pública, el EIA no se da a conocer públicamente hasta su aprobación. Cuando se presente, deberá ser analizado por el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles.

Una fuente de ese organismo confirmó a SciDev.Net que no podrán adelantar opinión hasta que los especialistas concluyan las evaluaciones del EIA y emitan su informe. Y para entonces podría ser ya demasiado tarde, observa Ruiz.

Publicado por el portal  SciDetNet el 16 de noviembre de 2018.

Fuente: Servindi

Temas: Megaproyectos

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