El desarrollo neoliberal de la naturaleza

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La crisis climática actual encarna a un mundo en el cual el capital no se limita a apropiarse de la naturaleza, sino que la convierte en mercancías para la explotación a largo plazo. La industria ha creado trampas para lograr su pleno funcionamiento fingiendo su salida de la economía neoliberal por medio de la denominada “economía verde”, la “modernización del medio ambiente” y el “capitalismo verde”.

Existe un arduo trabajo de la industria por internalizar los recursos naturales como parte de la producción mediante una prédica del manejo sustentable de los recursos a largo plazo. El neoliberalismo busca hallar nuevas formas de explotación de la naturaleza más eficientes y que simulen ser un desarrollo sustentable para el medio ambiente.

La mercantilización de la naturaleza construye nuevos espacios de inversión, comercio y especulación. Es un enfoque dominante que rige las relaciones de las personas y sus actividades con el entorno. Neoliberalizar no consiste en la salida del Estado, más bien este cambia su rol para asegurar el desempeño de los mercados cuando peligran y lo hace por medio del ingreso de los empresarios del mercado a sectores estratégicos del área gubernamental. Se trata de un proyecto neoliberal social y también ambiental que fue promovido por el FMI y el Banco Mundial. A través del uso del Estado, modifica bienes que no eran comerciales, como la naturaleza y las convierte en nuevas mercancías intercambiables.

La resistencia real ante la masiva mercantilización de la naturaleza ha sido la social, que actúa como único freno ante el avance de los mercados.

El intenso uso de la naturaleza y la hiperurbanización producen una tensión que es visible en el agotamiento de los recursos naturales y en la poca resiliencia para disipar la contaminación generada por el agronegocio, la industria petrolera, minera y el excesivo consumo.

El mayor consumo de agua a nivel mundial lo hace la agricultura industrial, seguido por la minería. Las cifras actuales de recursos hídricos demuestran que la situación es muy delicada, sabiendo las proyecciones demográficas y las futuras demandas de agua. La escasez de agua afecta al 40% de la población mundial y, según predicciones de Naciones Unidas, la sequía podría poner a 700 millones de personas en riesgo de desplazarse para 2030.

A nivel mundial, la población y los recursos están distribuidos irregularmente, la situación es crítica en varios países donde la desigualdad social es mayor. La escasez de agua y la competencia por esta están en aumento.

Las hambrunas de los últimos años y las crisis ambientales han sido generadas socialmente y no dictadas por la naturaleza. Las clases dominantes dueñas de las tierras, patentes de organismos modificados genéticamente, los medios para la agricultura, las empresas agroexportadoras, los puertos, las cadenas de supermercados y de las marcas de alimentos, tienen el dominio de los recursos y son responsables de crear escasez, pobreza y hambre.

*Vanesa Rosales de la Quintana es médica, especialista en medicina familiar y auditora de servicios de salud. Universidad de Buenos Aires (UBA). Contacto:  moc.liamg@anatniuqaledasenavard

Temas: Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos, Crisis climática

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