Informe concluye que el 40% de los productos petroquímicos del mundo se consumen actualmente en los sistemas alimentarios

Un nuevo informe del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food) revela hasta qué punto los combustibles fósiles están inundando los sistemas alimentarios, convirtiendo la alimentación en la nueva frontera de crecimiento de las grandes petroleras. Sin embargo, según los autores, la alimentación sigue estando al margen de los compromisos climáticos nacionales y de las negociaciones internacionales.
El informe "De la gasolina al tenedor:¿qué hace falta para eliminar los combustibles fósiles de nuestros sistemas alimentarios?" concluye que el 40% de todos los productos petroquímicos del mundo se consumen actualmente en los sistemas alimentarios, principalmente a través de fertilizantes sintéticos y envases de plástico. Dado que los productos petroquímicos son el principal motor del crecimiento de la demanda de petróleo, los sistemas alimentarios están alimentando la expansión de los combustibles fósiles, incluso cuando otros sectores empiezan a descarbonizarse.
Las conclusiones se producen en un contexto de creciente inestabilidad geopolítica y aumento de los precios del petróleo. Los expertos advierten de que los precios de los alimentos podrían seguir pronto esta tendencia -con los precios de los alimentos y la energía profundamente entrelazados-, poniendo a millones de personas en riesgo de padecer hambre. La dependencia de los combustibles fósiles está impulsando la inseguridad alimentaria, afirman los autores, lo que hace aún más urgente la necesidad de desvincular los alimentos de los combustibles fósiles.
El informe detalla cómo los combustibles fósiles están integrados en todas las fases de la cadena alimentaria -desde los fertilizantes, los pesticidas y los plásticos hasta los alimentos ultraprocesados, los envases de plástico y el almacenamiento en frío-, apoyados por generosas subvenciones a los combustibles fósiles y a la agricultura de uso intensivo de productos químicos.
Entre las principales conclusiones figuran:
- El 99% de los fertilizantes nitrogenados sintéticos y los pesticidas proceden de combustibles fósiles.
- Un tercio de los productos petroquímicos se destina a la producción de fertilizantes sintéticos, el mayor consumidor de combustibles fósiles en la agricultura.
- Los envases de alimentos y bebidas representan al menos el 10% del consumo mundial de plástico, y otro 3,5% se utiliza en la agricultura.
- Las "soluciones" impulsadas por la industria, como los fertilizantes de amoníaco "azules" y la agricultura digital, son costosas, consumen mucha energía y suponen un riesgo para el medio ambiente, además de afianzar la dependencia de los combustibles fósiles y el control empresarial.
Los autores advierten que es imposible abordar el cambio climático sin eliminar los combustibles fósiles de los sistemas alimentarios, y que ya existen soluciones reales. Instan a los gobiernos a aprovechar la oportunidad de la COP30 en Brasil para eliminar gradualmente las subvenciones a los combustibles fósiles y los productos agroquímicos, y cambiar la alimentación y la agricultura hacia la agroecología, cadenas de suministro más cortas y sistemas alimentarios locales resilientes.
Errol Schweizer, experto de IPES-Food, declaró:
"Los combustibles fósiles son, inquietantemente, la savia de la industria alimentaria. Desde los fertilizantes químicos hasta la comida basura ultraprocesada, pasando por los envases de plástico, cada paso se basa en combustibles fósiles. El sistema alimentario industrial consume el 40% de los productos petroquímicos, lo que lo convierte en la principal frontera de crecimiento de las grandes petroleras. Sin embargo, de alguna manera permanece fuera del radar climático".
Raj Patel, experto de IPES-Food, afirmó:
"Atar los alimentos a los combustibles fósiles significa atar los platos a las plataformas petrolíferas y a las zonas de conflicto. Cuando sube el precio del petróleo, también lo hace el hambre: ese es el peligro de un sistema alimentario adicto a los combustibles fósiles. Desvincular los alimentos de los combustibles fósiles nunca ha sido tan crítico para estabilizar los precios de los alimentos y garantizar que la gente pueda acceder a ellos".
Molly Anderson, experta de IPES-Food, declaró:
"De la granja al tenedor, necesitamos acciones audaces para rediseñar la alimentación y la agricultura, y cortar los lazos con el petróleo, el gas y el carbón. A medida que se acerca la COP30, el mundo debe enfrentarse por fin a este punto ciego de los combustibles fósiles. Los sistemas alimentarios son el principal motor de la expansión del petróleo, pero también una gran oportunidad para la acción climática. Esto comienza con la eliminación gradual de los productos químicos nocivos en la agricultura y la inversión en la agricultura agroecológica y las cadenas locales de suministro de alimentos, en lugar de duplicar las soluciones tecnológicas dirigidas por las empresas que retrasan el cambio real".
Georgina Catacora-Vargas, experta de IPES-Food, dijo:
"Los sistemas alimentarios sin combustibles fósiles no sólo son posibles, sino que ya existen, como nos enseñan los pueblos indígenas del mundo. Cambiando las dietas ultraprocesadas por alimentos diversos de origen local; ayudando a los agricultores a salir de la rueda de molino de los productos químicos y reconstruyendo las relaciones biológicas; redignificando la agricultura campesina y el trabajo asistencial, podemos alimentar al mundo sin combustibles fósiles.
Para leer el resumen del informe en español, haga clic aquí
Georgina Catacora-Vargas, experta de IPES-Alimentos y profesora de la Unidad Académica Campesina 'Tiawanacu' de la Universidad Católica Boliviana, puede brindar entrevistas en español y portugués. Para gestionar entrevistas, favor contactar a Robbie Blake, oficial de comunicación de IPES-Food, al email: gro.doof-sepi@ekalb.eibbor
Fuente: Periodistas por el Planeta