La Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU +4 legitima el control corporativo y hace la vista gorda ante las crisis geopolíticas alimentarias y del hambre

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El Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (MSCPI) del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas no participará en la próxima Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios +4 (UNFSS+4), que se celebrará a finales de julio, ni en sus procesos preparatorios. Esta decisión es consecuencia de años de críticas sostenidas a la estructura, los resultados y el seguimiento de la Cumbre. Refleja una evaluación colectiva de que no se han introducido cambios significativos en la orientación, la gobernanza y las salvaguardias contra la influencia de las empresas desde 2021.

“Creemos que la Cumbre legitima un sistema agroindustrial y los intereses financieros de unos pocos, en detrimento de los derechos de los pueblos. Este sistema y sus intereses son el núcleo del problema.” — Pauline Verrière, Acción contra el Hambre e integrante del Comité de Coordinación del MSCPI.

La Cumbre sobre Sistemas Alimentarios +4 marca el segundo momento de balance de un proceso que lleva cuatro años en marcha y que sigue afianzando los sistemas alimentarios dirigidos por las empresas. Tras una invitación a participar en el proceso, el MSCPI se reunió con la Vicesecretaria general de las Naciones Unidas, Amina Mohammed, en un diálogo cordial facilitado por la Presidenta del CSA, la Embajadora Nosipho Jezile, en abril y junio de 2025.

En estos intercambios, el MSCPI destacó:

  • No se han realizado reformas estructurales en la gobernanza de la Cumbre desde 2021.
  • Las salvaguardias contra los conflictos de intereses siguen siendo insuficientes.
  • Los actores o entidades corporativos siguen ejerciendo una influencia desproporcionada sobre la Cumbre.

El MSCPI sostiene que la UNFSS+4 refuerza un modelo neoliberal extractivo e ignora cuestiones críticas como la instrumentalización sin precedentes de los alimentos, marcada por su creciente uso como arma de guerra, el apartheid alimentario, la drástica reducción de la ayuda pública al desarrollo, el auge del autoritarismo, los ataques a las personas defensoras de derechos humanos y la criminalización de los movimientos sociales y los Pueblos Indígenas. Esta exclusión es notable si se tiene en cuenta la impunidad política con la que se han intensificado en los últimos meses las injusticias relacionadas con la alimentación.

El programa de la Cumbre +4 no menciona la situación en Gaza, los Territorios Palestinos Ocupados y otras regiones donde los alimentos se utilizan deliberadamente como arma de guerra. La Cumbre de 2021 tampoco abordó los efectos de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y nutricional, a pesar de celebrarse en el momento álgido de la pandemia. Estas omisiones confirman la evaluación del MSCPI de que la Cumbre no ha sido el foro adecuado para responder a los problemas estructurales que provocan la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

“Hay algo indecente, profundamente obsceno, en hablar de desarrollo sostenible o de sistemas alimentarios inclusivos, mientras los niños mueren de hambre en Gaza, sepultados bajo los escombros o condenados por el bloqueo a una lenta agonía. ¿De qué sirven nuestros conocimientos, nuestros marcos jurídicos y nuestros foros internacionales, si somos incapaces de proteger el derecho fundamental a alimentarse, a vivir? El hambre en Gaza no es un desastre natural, es una estrategia deliberada, un arma de guerra. Y cada silencio, cada neutralidad cómplice, cada falso equilibrio refuerza la impunidad de los verdugos. No podemos ni debemos hacer la vista gorda. La justicia alimentaria comienza con el fin del hambre organizada, la ocupación y la masacre. Gaza es hoy el espejo de nuestro fracaso moral colectivo. — Souad Mahmoud, coordination Feministe pour la Souverainete Alimentaire CFSA, e integrante del Comité de Coordinación del MSCPI.

Las organizaciones y movimientos participantes del MSCPI han criticado duramente la cooptación de términos como «soberanía alimentaria», «participación inclusiva» e incluso la incorporación en el programa de referencias al movimiento internacional por la soberanía alimentaria Nyéléni. Para ellos, aunque el lenguaje puede ser cooptado, el poder de las personas que están detrás de esos principios no puede serlo.

Influencia indebida de las empresas

Desde 2021, la Respuesta Autónoma de los Pueblos advirtió que la Cumbre ha socavado el interés público en favor de las prioridades corporativas. En el diálogo reciente, la Vicesecretaria General de la ONU argumentó que la rendición de cuentas será central durante el momento de balance UNFSS+4, sin embargo el MSCPI argumentó que a pesar de la Hoja de Ruta para la Rendición de Cuentas de las Empresas, presentada en 2025, la Cumbre sigue basándose en compromisos voluntarios. También pasa por alto esfuerzos internacionales cruciales, como las negociaciones en curso en las Naciones Unidas para un instrumento internacional jurídicamente vinculante que regule, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos, las actividades de las empresas transnacionales y otras empresas comerciales.

El persistente fracaso de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios a la hora de abordar los desequilibrios estructurales de poder es evidente en su aceptación de iniciativas empresariales e inversiones del sector privado, al tiempo que ignora la necesidad de salvaguardias sólidas contra los conflictos de interés.

Las voces de la sociedad civil, los Pueblos Indígenas, los movimientos por la justicia alimentaria y las organizaciones de productores de pequeña escala y trabajadores alimentarios siguen siendo cooptadas o instrumentalizadas. Estos sectores son los más afectados por los abusos de las empresas, las crisis climáticas y el complejo militar-industrial del Norte Global.

«Tememos que este espacio tenga el potencial de hacer más daño que bien a quienes necesitan urgentemente la solidaridad mundial y el liderazgo de las Naciones Unidas para que se haga justicia, se proteja la soberanía y se garantice que los sistemas alimentarios no sigan siendo explotados en beneficio de las estructuras corporativas neocoloniales. El derecho a la alimentación no debe seguir siendo utilizado en el arsenal mortal de los belicistas y especuladores de todo el mundo». — Ashka Naik, Corporate Accountability, participante del Grupo de Trabajo sobre Gobernanza Alimentaria Mundial del MSCPI

Por una gobernanza alimentaria basada en los derechos humanos

De acuerdo con el MSCPI, la Cumbre ha realizado esfuerzos por incluir el derecho a la alimentación y al CSA, entre ellos la invitación al Relator especial del derecho a la alimentación, y a la Presidenta del CSA a formar parte del Grupo Asesor de los Sistemas Alimentarios de la ONU. Sin embargo, estos esfuerzos, incluídos los del Centro de Coordinación, resultan insuficientes para integrar de forma significativa los instrumentos políticos del CSA en las estrategias nacionales, con el fin de impulsar una transformación de los sistemas alimentarios en la dirección del derecho a la alimentación adecuada.

El MSCPI reafirma su compromiso con una gobernanza alimentaria inclusiva y democrática basada en los derechos humanos. A diferencia de la Cumbre,, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial sigue siendo la única plataforma mundial y multilateral que reconoce la distinción entre los titulares de deberes y los titulares de derechos, en la que las personas más afectadas por el hambre y la malnutrición participan de manera significativa en la elaboración de las políticas que afectan a sus vidas.

El MSCPI acoge con satisfacción la posibilidad de que el CSA examine los resultados de la UNFSS+4 durante su próxima 53.ª sesión plenaria, en la que podrá ofrecer un análisis exhaustivo del informe de la Cumbre en un foro multilateral inclusivo.

Continua movilización ciudadana

Desde 2021, la sociedad civil y las organizaciones de Pueblos Indígenas han denunciado sistemáticamente a la Cumbre:

● 2021: Una contra movilización globall a través de la Respuesta Autónoma de los Pueblos se opuso a la agenda corporativa de la Cumbre y a la marginación de las voces del interés público. Lanzó la campaña Sistemas Alimentarios para los Pueblos
● 2023 (UNFSS+2): La Respuesta Autónoma de los Pueblos publicó una declaración en la que denunciaba el controvertido enfoque de las Naciones Unidas para abordar el hambre y la malnutrición, y coorganizó con IPES-Food una serie de seminarios en línea titulados «¿Quién tiene el poder?»
● 2025 (UNFSS+4): El mensaje es más contundente y claro que nunca: no podemos respaldar ni formar parte de un espacio que fortalece las mismas fuerzas contra las que luchamos.

El MSCPI llama a la comunidad internacional, a los Estados, a las organizaciones populares y a la sociedad civil para que unan sus voces y exijan un cambio de paradigma radical basado en la justicia social, la soberanía alimentaria y la defensa de los derechos humanos, con el fin de construir sistemas alimentarios sostenibles, equitativos y resilientes.

Contacto para los medios:

Betsy Díaz Millán betsy.diaz.millan@csm4cfs.org | +5255 617473 02
Responsable de la comunicación en la Secretaría del MSCPI

Fuente: La Vía Campesina

Temas: Sistema alimentario mundial

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