La instrumentalización de las leyes naturales para la acumulación del capital. El caso de la biología molecular

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En este artículo se hace una revisión del camino recorrido por la investigación en ciencias biológicas, en especial de la biología molecular; cuyos descubrimientos más importantes han devenido en la instrumentalización de las leyes naturales. La expresión más importante de este caminar hoy son los cultivos transgénicos con la proyección de generar nuevos productos industriales a partir de nuevas tecnologías como la edición génica y la manipulación de la epigenética.

Introducción

Cormac Cullinan, autor del libro “Wild Law” sostiene que el “Derecho de la Naturaleza busca re-contextualizar la gobernanza humana sobre los sistemas que conforman el macro-entorno que, a su vez, está regulado por el cosmos del cual formamos parte”. Propone entonces un acercamiento de la legislación a las leyes de naturales (lo que denomina “derecho salvaje”). Su propuesta es que toda violación a las leyes naturales, al derecho salvaje, constituye una vulneración a los derechos de la naturaleza (Cullinan, 2011).

Pero la naturaleza tiene muchas leyes, y cada día se desentrañan nuevos procesos biológicos, bioquímicos, meteorológicos…, que en algunos casos contradicen a otros que se creían verdades bien comprobadas por la ciencia formal. Pero en realidad, entre más se desentrañan esos secretos, menos se conoce realmente cómo funciona la naturaleza, porque esos descubrimientos se sustentan en una ciencia positivista que mira sólo las partes sin entender los grandes procesos naturales.

Otro problema es que cada uno de esos nuevos descubrimientos es instrumentalizado corporativamente para obtener de ellos, productos industriales que aseguren su proceso de acumulación.

A fines del siglo XIX con el surgimiento de la física cuántica, la ley de la relatividad, y otras, la universalidad de leyes naturales fue cuestionada. Analizando este escenario, Warren Weave un funcionario de la Fundación Rockefeller en la década de 1930 propone que los científicos de las ciencias biológicas deben abandonar la idea de investigar y describir las leyes de la naturaleza, y pasar a una investigación más aplicada, con el fin de desarrollar cosas útiles para la industria a partir de sus descubrimientos, como sucedía ya en el campo de la física con la explotación de la energía nuclear, a partir de la física cuántica. Desde la Fundación Rockefeller él creó una línea de financiamiento basada en la transferencia tecnológica de las ciencias físico-químicas a la biología experimental.

Nueve décadas más tarde, los cultivos transgénicos constituyen uno de los ejemplos más claros sobre cómo la investigación científica y el conocimiento de las leyes de la naturaleza son instrumentalizados a favor de la industria.

En este trabajo se hace un repaso del transitar que ha tenido la genética y la biología molecular, partiendo de las leyes de la herencia de Mendel hasta la epigenética, para explicar cómo la ciencia ha sido instrumentalizada a favor del capital, vulnerando los derechos de la naturaleza.

Los primeros pasos

En su reseña sobre cómo nace y se potencia la ingeniería genética Ho (1998) señala a Gregorio Mendel y Charles Darwin como los pioneros, quienes pusieron las bases para desarrollo de la genética moderna y la teoría de la evolución de las especies, respectivamente. La convergencia de ambas teorías, se transformaría más tarde en el dogma bajo el cual se sustentó la biología molecular.

Gregorio Mendel simplificó la complejidad de la herencia, enmarcándola en una situación ideal, eterna y lógica. Su teoría (conocida como “Leyes de Mendel”) sostiene que los organismos tienen características que están determinadas por unidades estables, llamadas genes  [1]. Cada una de estas unidades está representada por dos copias (alelos) que pueden ser iguales o diferentes. Cada organismo tiene una gran cantidad de genes, los que pasan sin cambios, de una generación a otra a través de las células reproductivas (gametos).

Cada gameto tiene una sola copia de cada gen. Entonces, la combinación de los genes durante la fertilización en el cigoto ocurre al azar. El cigoto resultante tendrá dos alelos de cada gen, uno de cada progenitor. La separación de alelos y la recombinación entre alelos de diferentes genes durante la reproducción ocurre de generación a generación.

Mendel desarrolla sus postulados, luego de una enorme cantidad de cruces (28 mil) de plantas de la especie Pisum sativum (arvejas), aplicando métodos estadísticos. A pesar de su importante contribución al entendimiento de la genética, ahora se sabe que muy pocos caracteres se heredan siguiendo las leyes de Mendel: son aquellos que están determinados por un sólo par de genes alelos y que se encuentran en cromosomas homólogos distintos. Coincidió que cada gen estudiado por Mendel en las arvejas, venía en solo dos versiones diferentes, o alelos, y uno de estos alelos era claramente dominante, anulando totalmente al alelo recesivo. Sin embargo, hoy se conoce la dominancia incompleta (fenotipo de un organismo heterocigoto puede ser una mezcla entre los fenotipos de sus progenitores homocigotos), y que hay alelos múltiples para un mismo carácter.

Mendel sugirió que existen solamente dos alelos para cada gen.  Pero el concepto de gen como “la unidad estructural de la herencia” ha entrado en crisis. Históricamente, se ha hecho evidente que los genes no son discretos (hay genes superpuestos y anidados), ni continuos (existen intrones dentro de los genes); no tienen necesariamente una ubicación constante (hay transposones), y no son unidades funcionales (hay genes empalmados alternativamente y genes que codifican proteínas multifuncionales, y la acción de los genes depende en gran medida de los contextos celulares y supra-celulares), ni unidades de estructura, pues hay muchos tipos de secuencias que influyen en la transcripción, genes divididos, etc. (El-Hani, 2007).

Aunque Mendel no tenía por qué conocer todos estos nuevos procesos relacionados la herencia, y su contribución fue muy importante para la ciencia, el problema es que la ingeniería genética, especialmente la transgénesis, se basa en la introducción de un gen para obtener un resultado específico, ignorando toda esta complejidad… a eso se deben las fallas y graves impactos de esta tecnología.

La teoría de Darwin sobre el origen de las especies por selección natural, se basa en la idea de que las especies mejor adaptadas porque son seleccionadas por la naturaleza para dejar descendencia fértil. Esta es la base del determinismo genético que diera a luz no sólo a la ingeniería genética sino también a los programas de mejoramiento convencional que tuvieron lugar a lo largo del siglo XX.

Darwin tenía una formación en teología cuando se embarcó en el Beagle y en ese viaje cambió su visión del mundo y se comenzó a gestar su teoría de la selección natural. Su principal fuente de teorización fue el escrito de Malthus “Principio de las poblaciones” publicado en 1798, que mantiene que la alimentación aumenta en forma lineal en tanto que la población humana lo hace en forma geométrica, lo que generaba una lucha por la existencia donde sobrevivía el más apto (Richards, 1981). El ambiente político y económico de la Inglaterra del Siglo XIX influyó también en el pensamiento d Darwin, así como las observaciones que hizo sobre el mejoramiento de animales domésticos, especialmente de palomas mensajeras y llamó a su teoría “el origen de las especies a través de la selección natural”.

En la primera década del Siglo XX varios científicos re-descubren las leyes de Mendel. Uno de ellos fue el botánico Hugo de Vries, quien propone la teoría de la mutación como fuente de cambios genéticos. De este grupo surge la llamada “síntesis mendeliana-mutacionista” que sostiene que la evolución ocurre mediante la incorporación de mutaciones beneficiosas para la vida y la reproducción de un organismo. Ellos veían una contradicción entre el mendelismo y el darwinismo.

En la década de 1920 se propone la “síntesis evolutiva moderna” o “Neo-Darwinismo” o “síntesis neo-darwinista” que constituye el matrimonio entre la genética de Mendel y la teoría de la evolución de Darwin. Ellos sostenían que la genética era el pedazo que le faltó a Darwin para completar su teoría, aunque algunos críticos sostienen que el problema de Darwin no fue que dejó sin resolver el tema de la herencia, sino que lo se resolvió incorrectamente. Por eso fue necesario, “reinterpretar a Darwin para hacer espacio para el mendelismo”, de esa manera, se re-conceptualizó la “selección natural” (Toltzfus, 2014).

Este trabajo de “reingeniería” de Darwin estuvo en manos de Ronald Fisher, un estadístico y teórico evolutivo, quien a través de su “Teorema de la Selección Natural” trata de conjugar las leyes de Mendel con la selección natural de Darwin, basándose en teorías auxiliares para que estas dos encajen. La batalla histórica para establecer los cimientos del neodarwinismo moderno (al menos, entre los genetistas) se ganó alrededor de 1919 cuando los genetistas aceptan «la efectividad de la selección» como el sine qua non de la evolución.

Estos fueron los dos pilares de la biología molecular.

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Fuente: Revista Ciencia Digna

Temas: Ciencia y conocimiento crítico

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