Maíz, sustento y culturas en América Latina. Los impactos destructivos de la globalización

Vivimos actualmente la mayor devastación del campo latinoamericano. Más de 10 años de imposición del modelo neoliberal y de profundización de la apertura comercial indiscriminada está llevando a los agricultores familiares, campesinos, indígenas y afrodescendientes -y por lo tanto a la cultura agrícola de las sociedades de América Latina- a la peor crisis de su historia

El proceso de la subordinación de la agricultura al proceso de acumulación mundial del capital bajo el control de los países centrales, que tiene como actores principales a las corporaciones multinacionales y es apoyado por políticas anti-nacionales, está provocando una destrucción aún mayor que en períodos anteriores del sustento y las culturas de nuestros pueblos.

La existencia del maíz ancestral está siendo amenazada. Y con ello, también la propia existencia de quienes lo han creado y recreado está en peligro. Hoy la contaminación transgénica de variedades nativas de maíz en México -centro de origen, diversidad y domesticación del cultivo- por la importación de maíz de Estados Unidos es un ejemplo paradigmático de las consecuencias nefastas de este modelo. México también nos enseña cómo el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) -modelo que se intenta imponer para el resto de América con el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)- atenta fundamentalmente contra la soberanía alimentaria de los pueblos.

Como contribución a la lucha que se ha iniciado en defensa del maíz, presentamos en este primer tomo cuatro de ochos estudios realizados sobre su cultivo en América Latina, los correspondientes a México, Ecuador, Argentina y Uruguay. Los trabajos fueron encargados a organizaciones sociales con historia en la defensa de la soberanía alimentaria y la biodiversidad en cada país. Los estudios abordan los aspectos culturales e históricos sobre este cultivo, la situación derivada de la introducción de híbridos y semillas transgénicas, y la conservación de variedades locales por parte de las comunidades campesinas e indígenas y agricultores familiares; se incluyen también las pequeñas y grandes experiencias de lucha y resistencia de las comunidades por conservar sus semillas y por mantener la biodiversidad. Conocer un poco más de nuestra propia historia, compartir saberes, culturas y experiencias de lucha y resistencia nos hará más fuertes para trazar caminos comunes, dentro de la diversidad, por el derecho a la vida.

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