Nuestros amigos los virus

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En tiempos de pandemia, gran parte del debate se ha centrado en el virus; ese enemigo pequeño que tantas muertes está causando. Y aunque eso sea verdad, es importante desmitificar la creencia de que todos los virus son patógenos, que son nuestros enemigos, y que debemos eliminarlos a toda costa.

Hay varias definiciones de virus: parásitos intracelulares obligatorios, agentes infecciosos o toxinas. Lo cierto es que son seres que tienen la capacidad de autorreplicarse al utilizar la maquinaria celular de su huésped.

Sin embargo, la mayoría de los estudios sobre virus se han concentrado en describir su asociación con enfermedades, tanto en seres humanos, animales y cultivos; y a menudo se los consideran como antagónicos a otras formas de vida.

Pero, ¿qué son los virus? ¿son los virus necesariamente nefastos para nuestra salud, y para la vida?

En las últimas décadas, se ha aclarado los roles dinámicos de los virus en los ciclos biogeoquímicos y ecológicos de las tierras y los océanos, y se han descubierto varios ejemplos de relaciones de colaboración entre los virus y sus huéspedes, y cómo sus dinámicas interacciones son muy importantes en los procesos evolutivos. 

Los virus establecen necesariamente relaciones simbióticas para replicarse y diseminarse. La simbiosis es un tipo de relación que establecen dos entidades biológicas a través de la cual, viven juntas. Abarcan diferentes estilos de vida, incluyendo el comensalismo (probablemente el estilo de vida más común), mutualismo (socios beneficiosos importantes) y antagonismo (o patógenos, el estilo de vida más estudiado para virus). En las relaciones simbióticas, hay un continuo entre el mutualismo y antagonismo, donde el ambiente juega un papel importante en ese continuo (una relación conocida como mutualismo condicional).

Entrelos virus, las relaciones comensales, son probablemente las formas más comunes de simbiosis.

El propio cuerpo humano sirve como un andamio para una multitud de bacterias, arqueas, virus y microbios eucariotas que habitan nichos anatómicos discretos y superan en número a nuestras propias células somáticas y germinales en un orden de magnitud.

Hasta hace poco, la naturaleza compleja y dinámica de nuestra microbiota no era completamente reconocida, debido a las limitaciones de las técnicas de cultivo microbiológico in vitro y de las tecnologías de secuenciación génica. A partir del Proyecto del Microbioma Humano (HMP por sus siglas en ingles), se ha iniciado un estudio del repertorio de genes microbianos y genomas (microbioma). 

El papel de la microbiota asociada a la salud y la enfermedad, ha recibido una nueva apreciación debido a nuestra capacidad para cuantificar y calificar los tipos y las capacidades metabólicas y funcionales de los consorcios microbianos asociados con nuestros cuerpos.

La aplicación de la teoría ecológica al sistema huésped-microbiota, como es nuestro cuerpo, ha mejorado la comprensión del rol de esas relaciones simbióticas de los virus con la salud humana, en aspectos como la alimentación y el metabolismo digestivo,  la respuesta a las enfermedades y el sistema inmune, la renovación de las células epiteliales del intestino,entre otros aspectos.

Los virus patógenos humanos son más bien atípicos.

Desde el punto de vista ecológico, los virus son las entidades biológicas más abundantes y diversas del planeta. Encuestas recientes de biodiversidad en ecosistemas de desierto, océano, suelo, intestino de mamíferos y plantas han descubierto una abundancia de virus en cada ecosistema y forma de vida examinada.

En poblaciones virales muy densas, los virus podrían funcionar como un reservorio de nutrientes. Por ejemplo, en ambientes pobres en nutrientes como los arrecifes de coral, los virus son capturados y digeridos por esponjas marinas

En las plantas, los virus pueden mejorar los impactos del estrés biótico; por ejemplo, las plantas de trébol blanco son menos atractivas para los mosquitos fúngicos cuando están infectadas con el virus del mosaico del trébol blanco, y las calabazas silvestres son menos atractivas para los escarabajos cuando están infectadas con el virus del mosaico amarillo del calabacín. Los virus pueden también conferir tolerancia al frío a determinadas plantas. 

En el Parque Nacional Yellowstone, las plantas que pueden sobrevivir en áreas geotérmicas toleran las altas temperaturas del suelo solo cuando son colonizadas por un hongo que, a su vez, está infectado con un virus. Un virus críptico del trébol blanco, previene la formación de nódulos fijadores de nitrógeno (un proceso que es costoso para las plantas) si hay suficiente nitrógeno presente en el suelo.

En insectos, los virus mutualistas tienen efectos positivos sobre el desarrollo, vida útil y fecundidad, junto con una mayor resistencia a los métodos de biocontrol.

La simbiogénesis (especiación por fusión, que puede considerarse el extremo de la simbiosis) ha sido una importante fuerza impulsora en la evolución tanto de los virus, como de los huéspedes, en este caso el ADN viral se integra en las células de la línea germinal del huésped, que luego se pueden heredar en la población.

Los virus comensales, pueden ayudar a aumentar la variabilidad genética de sus huéspedes, cuando se necesitan cambios rápidos. Se han descrito virus mutualistas en todos los reinos de la vida y juegan un papel central en la salud o supervivencia de sus anfitriones.

Incluso los virus antagonistas han sido importantes en el desarrollo de muchos aspectos de la respuesta inmune, el control de la población y de los seres que conforman la naturaleza.

Durante mucho tiempo se ha considerado que los virus existen al margen de la vida y no causan nada más que problemas para sus huéspedes. Al adoptar un enfoque diferente al de la virología, utilizando los principios bien desarrollados de la simbiosis y la ecología, es evidente que éstos son fundamentales para la vida.

Aunque hay virus que pueden producir pandemias muy graves como la que estamos viviendo hoy, y otras que se han suscitado en el pasado, la gran mayoría de los virus juegan un importante rol en la vida humana y del planeta.

¿Qué sería de nosotros sin nuestros amigos los virus?

Referencias:

Eloe-Fadrosh E.A. and David A. Rasko D.A (2014). The Human Microbiome: From Symbiosis to Pathogenesis. Annu Rev Med. 2013; 64: 145–163. doi: 10.1146/annurev-med-010312-133513

Hatfulla G.F, Sherwood Casjens S (2000). The origins and ongoing evolution of viruses

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Roossinck M.J. y Bazán E.R (2017). Symbiosis: Viruses as Intimate Partners. Annu. Rev. Virol. 4:123–39.

Turnbaugh P.J. et al (2007). The human microbiome project: exploring the microbial part of ourselves in a changing world. Nature 449(7164): 804–810.

Fuente: Naturaleza con Derechos

Temas: Salud

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