Pospandemia #2 - Hay que salvar a las abejas

La Cuenca del Plata está compuesta por los Ríos Paraná y Uruguay y decenas de afluentes que unen a 5 países de América del Sur, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Cubre una región con una biodiversidad inconmensurable donde habitan miles de especies de fauna y flora, y una población humana que ronda los 265 millones de personas. Pero lamentablemente desde hace varias décadas la Cuenca está siendo seriamente afectada por el extractivismo siendo éste politica de estado en la región. Tanto gobiernos progresitas como los de derecha no se reconocen distintos.

Una cuenca de hormigas y abejas

En la Argentina, gran parte del centro, litoral y norte de la Argentina arde en llamas estos días. En Córdoba donde la derecha manda o en Provincias como Chaco, Entre Ríos y Santa Fé donde el progresismo fue elegido con el voto popular, se repiten incansablemente incendios devastadores de la mano de la avaricia del agronegocio y la especulación inmobiliaria.

Incendios que meticulosamente seleccionan zonas de bosques y montes nativos o humedales para que luego, los grupos inversores desenfunden sus negocios. Un reflejo de lo que pasa en Bolivia, Paraguay y parte de Brasil.

Lo mismo sucede con la deforestación y la extensión de la frontera agropecuaria, que se replican casi como un calco de la mano de cultivos modificados genéticamente para transformar a la agricultura no como una fuente de alimentos sino como un proceso productivo para hacer con los OGM otros negocios, ya sea utilizándolos como mercancía alimentaria animal o energética.

Asimismo los movimientos campesinos, comunidades indígenas y quilombolas permanentemente están expuestas a amenazas, hostigaciones, desalojos y despojos de los territorios que habitan, por parte de corporaciones, terratenientes – fazendeiros que acometen (con la anuencia estatal como regla) con mercenarios y grupos practicamente parapoliciales que muchas veces suman asesinatos en sus afrentas delictuales.

La realidad sigue siendo cruda en la Cuenca, los gobiernos se resisten a tomar nota del colapso ambiental y que la humanidad ha llegado a un punto de inflexión, y lo mas importante, reconocer que el sistema de acumulación y concentración que reposa en las desigualdades que genera, ha fracaso rotundamente, inclusive para sus propios defensores y favorecidos. Se dirá, como excusa rápida, que no hay que preocuparse, de que se trata de un planeta resiliente, pero no se dirá que esa resiliencia se apoyará en mas desigualdad, mas externalidades, mas injusticias, mas violaciones de derechos humanos y de la naturaleza. Es el capitaloceno aún con su colapso esplendoroso de trágico.

- Para descargar la revista #2 completa (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: Naturaleza de Derechos

Temas: Biodiversidad, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Extractivismo

Comentarios