Semillas para el bien común

Idioma Español
Compendio de experiencias latinoamericanas y herramientas legales para su defensa en México

"El compendio, por un lado, recaba diversas experiencias de defensa legal de las semillas como un bien común en América Latina. Por otro lado, sistematiza diversas herramientas legales — convenios, leyes, pactos, etc. — que han servido o pueden servir en esta defensa legal en México. Para elaborarlo, integramos información de los dos talleres mencionados, realizamos una investigación documental y recabamos la opinión de colaboradores y colaboradoras con experiencia en temas específicos. Cabe mencionar que este compendio no es exhaustivo, pero que, esperamos, seguirá creciendo y actualizándose".

Las semillas son el corazón de la agricultura, de nuestra alimentación, de la autosuficiencia alimentaria y de la vida de millones de personas campesinas y agricultoras de todo el mundo. Son patrimonio biológico, cultural, social y económico de los pueblos y la humanidad. Sin embargo, las semillas de las miles de especies y variedades de plantas que cultivamos no siempre existieron, ni han sido siempre iguales. Éstas han surgido, se han transformado y continúan cambiando como parte de complejos procesos de coevolución entre los pueblos y la biodiversidad de los territorios que habitan. Es a través de estos procesos que los pueblos campesinos e indígenas de México han generado la enorme diversidad genética, morfológica y fisiológica de especies domesticadas que actualmente existe en nuestro país (Boege, 2008; Casas et al., 2017). Los maíces, frijoles, chiles, calabazas, algodones y decenas de especies más han surgido como un bien común a partir de su siembra y resiembra masiva, en las más diversas condiciones ambientales y culturales, como parte de los sistemas agroalimentarios campesinos. Al ser producto de un proceso colectivo e intergeneracional, cualquier intento de privatizar estas semillas en beneficio de unos cuantos resulta claramente ilegítimo. Al mismo tiempo, la humanidad necesita que este proceso de coevolución siga ocurriendo a lo largo del tiempo y el espacio, pues esto permite seguir desarrollando la diversidad que nos permita adaptarnos a los cambios y nuevas necesidades que enfrentamos. Es justamente en esta agrobiodiversidad, y en la estrecha relación entre pueblos y territorios de la que ha surgido, donde radica el potencial para hacer frente a los desafíos que supone la consecución de la seguridad y la soberanía alimentarias, sobre todo en un contexto de crisis financieras constantes, cambio climático y un sinfín de eventos impredecibles (Boege, 2008; Ureta et al., 2012; Bonicatto et al., 2015; Bellon et al., 2018).

Esta diversidad biocultural incluye a los agroecosistemas, a las especies y variedades domesticadas y la diversidad genética asociada a éstas (CONABIO, 2017). Habiendo sido sostenida y heredada por generaciones y generaciones de familias campesinas y agricultoras, esta diversidad no  puede ponerse en juego; no puede ser de utilidad o beneficio sólo para algunos sectores. Además, es necesario que las especies y variedades domesticadas sigan evolucionando con su ambiente, natural y cultural, a partir de su siembra recurrente en todo el país. Para ello, deben reconocerse como un bien común provisto por los y las campesinas, del cual dependemos todas las personas y las generaciones futuras para satisfacer nuestras necesidades alimentarias y culturales.

Sin embargo, desde el desarrollo y la difusión masiva, primero de la hibridación y luego de la ingeniería genética, las semillas han sido objeto de apropiación gracias a las regulaciones locales y globales de propiedad intelectual. Como consecuencia, los mercados de semillas se han ido concentrando en pocas manos. En la actualidad, cuatro empresas (Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina, Corteva y BASF), cuyos orígenes se encuentran en la producción y venta de agroquímicos, dominan los mercados mundiales. Diferentes sectores de la sociedad han alertado sobre los problemas asociados a esta concentración, como la pérdida de biodiversidad, la exclusión de comunidades campesinas, las dificultades de empresas pequeñas para acceder a tales mercados y la pérdida de las prácticas asociadas al uso y conservación de las semillas (Brieva et al., 2008; Marín, 2015; FAO, 2019; Díaz et al., 2019). Frente a estos intentos por privatizar las semillas y controlar su reproducción, venta y distribución, los pueblos y la sociedad en general se han organizado de distintas formas para que las semillas sean, o vuelvan a ser, en algunos casos, un bien común (Alvarez-Buylla y Piñeyro-Nelson, 2014; Kloppenburg, 2005; Marín, 2015; Claeys y Edelman, 2020).

En este contexto, diferentes iniciativas alrededor del mundo están explorando estrategias orientadas a evitar que las semillas sean patentadas o privatizadas de cualquier manera. Una de ellas es Bioleft, una iniciativa iniciada en Argentina que busca generar un sistema de innovación y circulación de semillas más sustentable que el actual (Cremaschi, A., 2020; Cremaschi y Van Zwanenberg, 2020). En colaboración con el equipo de Bioleft en México, así como con un grupo extendido de personas provenientes de la academia, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones mejoradoras de semillas y de instituciones públicas, nos reunimos para explorar estas herramientas y su potencial uso en México.

Como parte de esta colaboración, en 2019 organizamos dos talleres en el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología de la UNAM. Entre otras cosas, en estos talleres concluimos que era necesario identificar y manejar marcos normativos que consideraran a las semillas, implícita o explícitamente, como una manifestación de la diversidad biocultural que ha surgido de la estrecha relación entre los pueblos y sus territorios y, por tanto, como un bien común del cual estos pueblos nunca deben ser privados.

Tanto en los talleres como en el presente documento consideramos a las semillas en general como un bien común para todos los agricultores y agricultoras, pero hemos puesto especial atención en las semillas de plantas que han sido domesticadas en Mesoamérica y que se encuentran asociadas a la agricultura campesina. Concluimos también que, para avanzar legalmente en la defensa de las semillas como bien común era necesario sensibilizar a diferentes sectores y actores sociales, con énfasis en actores en interacción con los sistemas jurídicos y legales en México.

Es de ahí que surge este compendio. Por un lado, recaba diversas experiencias de defensa legal de las semillas como un bien común en América Latina. Por otro lado, sistematiza diversas herramientas legales — convenios, leyes, pactos, etc. — que han servido o pueden servir en esta defensa legal en México. Para elaborarlo, integramos información de los dos talleres mencionados, realizamos una investigación documental y recabamos la opinión de colaboradores y colaboradoras con experiencia en temas específicos. Cabe mencionar que este compendio no es exhaustivo, pero que, esperamos, seguirá creciendo y actualizándose. Agradecemos la colaboración y apoyo de quienes participaron en los talleres y actividades asociadas al proyecto “Compartiendo aprendizajes para implementar un sistema colaborativo de innovación de semillas”, financiado por el Global Consortium for Sustainability Outcomes.

Esperamos que este compendio constituya una aportación a los numerosos y diversos movimientos y procesos organizativos que trabajan en México y en todo el mundo por que las semillas sigan siendo de y con los pueblos. Nos entusiasma que las experiencias de distintos pueblos latinoamericanos aquí reseñadas nos enseñen e inspiren.

Esperamos también que las herramientas legales referidas, muchas de ellas producto de movimientos sociales de todo el mundo, nos fortalezcan, sensibilicen e informen en los diversos caminos hacia el mantenimiento de las semillas como un bien común.

Autoras y autores: Karla A. Peña-Sanabria, Luis Bracamontes Nájera, Mariana Benítez, Almendra Cremaschi, Malin Jönsson, Francisca Acevedo, Margarita Tadeo Robledo, Alejandro Espinosa Calderón, Karina Mora, Tania Kleinfeld Ávila, Ana Wegier, Gisselle García Maning, Miguel Ángel Escalona Aguilar, Rodrigo García-Herrera, Cynthia Espinola.

- Para descargar el compendio (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: LANCIS

Temas: Semillas

Comentarios

04/03/2021
Semillas nayivas, por Nonato Chuquimamani
En el medio rural hay muchas Sp nativas y en estado silvestre plantas alimenticias que deberían ser promovidas en las universidades y entre el púbico consumidor. Me parece que muchas Sp están en vías de perderse. Así tenemos los tuyos, zapallitos, otros tubérculos y hojas.