Suplemento Ojarasca #340

Por etéreo que parezca este leer y ver en línea y pantalla nuestro suplemento, y en general casi todo lo que antes se entendía por “revista”, en agosto invitamos a nuestros lectores a abrazar la tierra. Nuestros autores nos enseñan a poner los pies en ella. Las luchas comunitarias de los nahuas en Puebla, los coca en Jalisco, los indígenas y afrodescendientes de Morelos, los mayas peninsulares y de Guatemala, los mapuche de Chile y Argentina: todas son por la tierra, desde ella. La trabajan y la defienden.

UMBRAL | LOS PIES EN LA TIERRA

Cuando los asuntos humanos y sus cosas se tambalean, y los pensamientos degeneran en doctrina y sucumben a la mentira, mantener los pies en la tierra.

Cuando las fuerzas de la violencia nos penetran los huesos. Ejércitos y bandas armadas hasta las muelas pegan, balean, aterrorizan, castigan y diezman, conservar los pies en la tierra sirve hasta para correr y salvar la vida de los hijos y la propia.

Cuando gobiernos y particulares llegan para apoderarse de la tierra con decretos, billetes, proyectos o por sus pistolas, la única manera de defender la tierra es plantar bien los pies en ella.

Cuando nos obligan a comer mugre y beber agua envenenada hay que amasar y cultivar la tierra con las manos, la razón y el corazón, vivas las ganas de cosechar a su debido tiempo; hay que proteger los veneros y los mantos freáticos, guardar el agua en las raíces, las ramas y los frutos que responden de parte de la tierra.

Cuando roban vidas niñas y jóvenes para exprimirlas y abandonarlas enterradas a medias en fosas infames, caminar, cavar y preguntar hasta encontrarles, porque nadie desaparece en la faz de la Tierra.

Cuando la lluvia es llamada y celebrada, cuando los bailes y las viandas florecen en las manos generosas de las gentes, cuando sacrificios y rituales propiciatorios suceden a ras del suelo y suben con el humo, la voz en alto, es que están, firmes, los pies en la tierra.

Cuando bien plantadas la voz y las suelas sobre lo duro demuestran que la dignidad decide defender la tierra y la Tierra, la vida habita el lugar y el tiempo que le corresponden.

Se dice fácil. No lo es. Pero la vida, como la lucha, sigue y sigue y sigue por la tierra y quienes la trabajan para el mañana.

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Fuente: Suplemento Ojarasca, La Jornada

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Pueblos indígenas

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