Suplemento Ojarasca #342

Tres décadas y un buen cacho después aquí sigue Ojarasca

UMBRAL | Y SEGUIMOS APRENDIENDO

Han pasado 36 años desde que Ojarasca (inicialmente México Indígena, 1989-1991) tomó el camino de los pueblos originarios de México y el continente americano para conocerlos, comentarlos, documentarlos y acompañarlos. Llegamos a estas rutas justo a tiempo, cuando se revitalizaban extraordinariamente la consciencia y la sabiduría de lucha en las comunidades y sus organizaciones en los Andes, la Amazonía, Wallmapu y la antigua Mesoamérica. La contra-celebración del abollado Quinto Centenario del “encuentro de dos mundos” en 1992 puso a la Historia en su sitio por lo que fue: una artera invasión de conquista que truncó civilizaciones y futuros diferentes de la avaricia europea.

En la década de 1990 surgieron luchas magníficas e históricas. Pensemos el fin de siglo en Ecuador, Bolivia, Araucanía, y también en las autonomías en Canadá (inuit), Panamá (ngöbe-buglé) o la zapatista de Chiapas. El alzamiento del EZLN en 1994 marcó un nuevo rumbo a las resistencias y las expresiones indígenas, y también lo hizo para Ojarasca. En 1997 la revista se integró como suplemento de La Jornada.

Un cúmulo de experiencias, triunfos, tragedias, construcciones profundas y creaciones artísticas fuertes y bellas han honrado estas páginas mes tras mes, con la comunidad en la raíz de toda defensa de territorio, productos, recursos, costumbres, conocimientos y derechos. Su costo en sangre, penuria, dolor, rabia. Y el digno aroma de la liberación.

En cantidad innumerable, muy acentuada al cambio de siglo, autores y voceros originarios de los pueblos han encendido estas páginas. En sus propias lenguas, cuando es posible. Hoy muchos de ellos reciben reconocimiento, o lo recibieron antes de morir y son recordados con admiración.

¿Cómo no aprender de tantos maestros, individuales y sobre todo colectivos? Luchas, huelgas, caravanas, recuperaciones, tequios, fogatas, mingas, revoluciones intergalácticas incluso, han pasado por las tierras del continente y también por estas páginas. Hemos tenido la fortuna de ser una piedra más para el camino a esa vida plena que recibe tantos nombres como pueblos originarios y trasplantados de origen africano hay en el mapa natural y mítico de México y toda América.

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Fuente: Suplemento Ojarasca, La Jornada

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Pueblos indígenas

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