Temas para el debate sobre cambio climático: - MDL: ¿Mecanismo de Desarrollo Limpio o Mecanismo de Dudosa Limpieza?

Boletín Nº 37 del Movimiento Mundial por los Bosques tropicales, agosto 2001

En 1997 a los negociadores del Protocolo de Kioto se les ocurrió un proyecto denominado ingeniosamente: "Mecanismo de Desarrollo Limpio". Para el común de la gente, el mensaje implícito es que finalmente los gobiernos del mundo habrían acordado crear un mecanismo que permitiría lograr el desarrollo sin contaminar la atmósfera. Sin embargo lo que estas palabras esconden es algo para nada limpio.

En efecto, este mecanismo no es más que un permiso para contaminar. En Kioto los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero simultáneamente inventaron una forma de escapar de dichos compromisos. El mecanismo es sencillo: en lugar de cortar las emisiones en la fuente, ellos podrán "compensar" dichas emisiones implementando proyectos en otros países. Estos proyectos se relacionan con bosques, plantaciones forestales y suelos, los cuales --se afirma-- actuarían como "sumideros de carbono". Un alto funcionario estadounidense afirmó cándidamente a Reuters: "Sacar una tonelada de carbono de la atmósfera mediante los sumideros es lo mismo que evitar la emisión de una tonelada de carbono por la utilización de combustibles fósiles" y agregó que "si se contabiliza la cantidad de carbono absorbido por los bosques y las tierras agrícolas, la presión sobre las empresas estadounidenses para que reduzcan esas emisiones y las de otros gases disminuiría enormemente". Y ese es justamente el objetivo del MDL: reducir las presiones para frenar las emisiones, especialmente en el Norte.

Sin embargo lo que el mundo necesita es exactamente lo contrario. La transferencia a la atmósfera de carbono proveniente de los combustibles fósiles no puede continuar indefinidamente. Alrededor de 4 billones de toneladas de carbono contenido en los combustibles fósiles yacen todavía bajo la superficie de la Tierra, lo que equivale a diez veces la cantidad de carbono almacenada en los bosques. El agregado de apenas algunos miles de millones de toneladas de carbono al aire podría determinar un desastre en el clima global. De modo que lo que se necesita --primero y ante todo-- es prevenir la extracción y el uso de combustibles fósiles, sustituyéndolos por fuentes de energía limpias, renovables y de bajo impacto, y ello acompañado con la adopción de medidas en pro de una mayor eficiencia energética. Ese sería el significado --al menos desde el punto de vista climático-- de un Mecanismo de Desarrollo Limpio.

Los negociadores han pervertido el significado de estas palabras al crear un MDL que no es sino un Mercado de Dudosa Limpieza , mediante el cual algunos recibirán beneficios económicos a expensas del clima mundial. Aún así algunos delegados gubernamentales --en especial de los países más susceptibles a ser afectados por el cambio climático-- están procurando aportar alguna racionalidad al debate. El Sr. Espen Ronneberg, de la República de las Islas Marshalll, presentó el 27 de julio de 1998 un documento donde se expresa la posición de la Alianza de Estados de Pequeñas Islas (AOSIS, por su sigla en inglés) acerca del Mecanismo de Desarrollo Limpio. Durante su alocusión manifestó: "No es de nuestro interés crear nuevas triquiñuelas para que algunos países industrializados trasladen al exterior su obligación de reducir la emisión de gases de efecto invernadero . . . A aquellos inescrupulosos países industrializados que están procurando promover tales proyectos, debe recordárseles sus obligaciones ante la propia Convención así como bajo el Protocolo de Kioto, de reducir sus propias emisiones de gases de efecto invernadero, lo que debería significar dar prioridad a la adopción de medidas en sus propios territorios".

Es importante destacar que el Mecanismo de Desarrollo Limpio todavía no ha sido aprobado y que quedan dos batallas por dar para evitar la inclusión de los sumideros en ellos: la reunión de setiembre de los Cuerpos Subsidiarios de la Convención y la Conferencia de las Partes a celebrarse en noviembre. No podemos dejar que los "inescrupulosos países industrializados" negocien sobre la atmósfera de la Tierra con igualmente inescrupulosos gobiernos del Sur, deseosos de venderla por un puñado de dólares.

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- Un verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio

En tanto los expertos del cambio climático están tratando de encontrar salidas "económicamente viables" (léase: baratas) al problema del clima generado por el estilo de desarrollo económico Occidental, los pueblos indígenas y las comunidades locales de muchos países están implementando un verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio: impedir la explotación de petróleo y gas en sus respectivos territorios.

Es indiscutible el importante papel que juegan los combustibles fósiles en relación con el cambio climático. De ello resulta la necesidad de que la humanidad cambie el sistema energético prevaleciente --altamente dependiente de combustibles fósiles-- por otro, basado en fuentes de energía limpias, renovables y de bajo impacto. Las comunidades locales que impiden la extracción de petróleo no sólo están allanando el camino hacia esa transición, sino que también están manteniendo en depósitos seguros bajo la corteza terrestre el carbono contenido en dichos combustibles. No están inventando maneras de resolver los efectos del consumo de combustibles fósiles; están directamente atacando el problema de fondo: la extracción de petróleo y gas.

Estos pueblos están beneficiando a la humanidad, pero en lugar de recibir dinero por el servicio que están brindando, lo que generalmente reciben es represión. Son catalogados como enemigos de la patria, subversivos o simplemente terroristas. Muchos de ellos han sido asesinados, apresados, torturados. Ellos no son aceptables dentro de la élite del "mercado del carbono", a pesar de ser quienes realmente actúan para evitar el cambio climático. Cada barril de petróleo no extraído constituye una positiva contribución a la estabilidad climática y millones de barriles están todavía bajo tierra como consecuencia de sus luchas. He aquí unos pocos ejemplos de lo que algunos de estos pueblos han logrado hasta ahora.

En Colombia, los indígenas U'wa han impedido hasta el momento la extracción de petróleo de su territorio por parte de Occidental Petroleum. Actualmente están impidiendo la explotación del Bloque Samoré, con una capacidad estimada en 1.500 millones de barriles.

En Ecuador el pueblo Cofán cerró el pozo de Dureno en la Amazonía, el que contiene alrededor de 1.265.370 barriles.

En Venezuela los Warao lograron expulsar a British Petroleum de su territorio, que guarda unos 820 millones de barriles de petróleo.

También en Ecuador, el pueblo Huaorani consiguió frenar durante varios años la implementación del proyecto ITTI (Ishpingo, Tambacocha, Tiputini, Imuya), que se proponía la explotación de 265 millones de barriles de petróleo dentro del Parque Nacional Yasuní y parte de su territorio ha sido declarado intangible, vale decir, cerrado a las actividades de explotación petrolera.

En Nigeria el pueblo Ijaw clausuró los pozos petroleros existentes en su zona, a través de una operación llevada a cabo por la juventud Ijaw en enero de 1999, denominada "Cambio Climático". Es difícil realizar un cálculo tentativo de la cantidad de petróleo y gas que se evitó explotar con dicha operación, pero la misma puede ser estimada en unos 6.000 millones de barriles.

Hay muchos más ejemplos de luchas, algunas de las cuales al menos han servido para demorar la explotación de petróleo y gas --tales como las relacionadas con el oleoducto Chad-Camerún, el gasoducto de Yadana, el proyecto de explotación de gas Camisea en Perú. Entretanto, otros están luchando contra las fuerzas combinadas de los gobiernos y las transnacionales petroleras para defender sus territorios contra la explotación de petróleo.

¿No son acaso todas estas luchas un ejemplo de verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio? ¿No debería haber un mecanismo para compensar a los países por la no extracción de petróleo y gas? ¿No debería compensarse a las comunidades por mantener los combustibles fósiles almacenados a perpetuidad en un lugar seguro? ¿No debería la Convención sobre Cambio Climático apoyar una moratoria a nuevas prospecciones y explotación de petróleo y gas? Estas son cuestiones que muchos negociadores sobre el clima tratarán de evitar, precisamente porque las mismas apuntan al tema principal: la extracción de combustibles fósiles. Muchos buscarán concentrarse en cómo mitigar los efectos, pero no querrán abordar la verdadera causa del cambio climático. No debemos dejar que se salgan con la suya.

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- Las plantaciones como sumidero ... ¡al sumidero!

Uno de los principales objetivos de los negociadores de algunos países industrializados en la Convención sobre Cambio Climático es que las plantaciones sean aceptadas como sumideros de carbono en el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio. El razonamiento que utilizan parece ser muy claro: durante su crecimiento los árboles toman dióxido de carbono de la atmósfera y fijan carbono en la madera. De manera que actúan como "sumideros de carbono" y así ayudar a contrarrestar el cambio climático mediante la remoción de dióxido de carbono de la atmósfera. Entonces, ¿cuál es el problema? La respuesta es: muchos.

El primer problema es que las plantaciones forestales no tienen como finalidad complementar medidas adoptadas para reducir el uso de combustibles fósiles. Por el contrario, su propósito es permitir a los países industrializados que cumplan sus compromisos de reducción sin realmente reducirlas en la medida acordada. Si, por ejemplo, un país ha asumido un compromiso para reducir sus emisiones de combustibles fósiles de 100 a 90 unidades, entonces en lugar de reducir 10 disminuiría en solamente 5 y plantaría árboles para absorber los 5 restantes.

Un segundo problema sería que si se generalizara un comercio de "compensación de emisiones" basado en plantaciones forestales, ello bloquearía la adopción de otras medidas necesarias y urgentes, tales como la conservación de la energía, la reducción del consumo, un uso más equitativo de los recursos y un desarrollo equitativo basado en fuentes de energía limpias, renovables y de bajo impacto ambiental.

Lo anterior muestra claramente que las plantaciones como "sumideros de carbono" no constituyen una solución al verdadero problema de la actual crisis climática, cuya causa esencial radica en la extracción y uso continuo de los principales reservorios de carbono: carbón, petróleo y gas natural. Al mismo tiempo, las plantaciones constituyen un problema en si mismas por diferentes razones:

- En el mundo entero, las plantaciones forestales a gran escala ya constituyen una amenaza para las comunidades y para los ecosistemas. Si la Conferencia de las Partes aceptara las plantaciones como sumideros de carbono como parte del Mecanismo de Desarrollo Limpio, ello significaría la instalación de millones de hectáreas de nuevas plantaciones como forma de contrarrestar incluso una pequeña parte de las emisiones industriales. La experiencia con este tipo de plantaciones indica que estos procesos de "compensación" usurparían tierras necesarias para la agricultura, reemplazarían valiosos ecosistemas nativos, agotarían los recursos hídricos, aumentarían la inequidad en la tenencia de la tierra, incrementarían la pobreza, llevarían a la expulsión de los pobladores locales, y socavarían las prácticas locales de manejo necesarias para la conservación de los bosques.

- Las plantaciones forestales a gran escala son generalmente una causa directa de deforestación. Ello significa que antes de que se conviertan en "sumideros de carbono" en realidad provocarán "fugas de carbono" (para usar el oscuro lenguaje de los negociadores sobre el clima). Es decir, que el carbono que se encontraba seguramente almacenado en los bosques será liberado a la atmósfera a consecuencia de la deforestación. De modo que el balance de carbono resultaría negativo, ya que la mayor parte de los bosques almacenan por hectárea mucho más carbono que cualquier tipo de plantación.

- Asimismo, las plantaciones a gran escala son generalmente una causa indirecta de deforestación. La gente desplazada por las plantaciones se ve frecuentemente forzada a ingresar en otras zonas boscosas y a abrirlas para satisfacer sus necesidades básicas. Estas constituyen ulteriores "fugas de carbono".

- Las plantaciones a gran escala destruyen la diversidad animal y vegetal y por lo tanto no deberían ser promovidas por los gobiernos que han suscrito la Convención sobre Diversidad Biológica, que son, en su mayoría, los mismos países signatarios de la Convención sobre Cambio Climático.

Sumado a lo anterior, hay incertidumbre desde el punto de vista científico, tanto respecto de la capacidad de las plantaciones para actuar como sumideros de carbono, como de la capacidad de los tecnócratas para medir en forma adecuada el carbono secuestrado por una plantación. Para que un proyecto de plantación "compensatoria" pueda ser negociable por una determinada cantidad de emisiones industriales, debería llegarse a una cifra exacta que represente la cantidad de carbono secuestrado o almacenado como consecuencia de un proyecto y que dicha cifra fuera superior a lo que se hubiera secuestrado o almacenado en ausencia de tal proyecto. De hecho un cálculo de este tipo es imposible, por más detalles al respecto ver:
http://www.wrm.org.uy/castellano/declaraciones/declaracionSF.html

En definitiva, las plantaciones forestales como "sumideros de carbono" no pueden ser realísticamente consideradas como una solución a nada, sino más bien un problema adicional. Deben realizarse todos los esfuerzos posibles para evitar que las mismas sean aceptadas en la próxima Conferencia de las Partes. Las plantaciones como sumidero deben ser enviadas a donde corresponde: al sumidero.

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- ¿Es aceptable recibir dinero del MDL para la conservación de bosques?

La deforestación contribuye al cambio climático a través de la liberación de carbono de la biomasa forestal. Por lo tanto, debe promoverse la conservación así como las actividades de rehabilitación de los bosques a efectos de promover tanto la conservación del carbono --en el caso de bosques primarios-- como su absorción --en el caso de los bosques secundarios a los que se permite volver a desarrollarse.

Pero, ¿debería o no incluirse a los bosques en el Mecanismo de Desarrollo Limpio? Esta es una pregunta difícil para las ONGs, las OPIs y las comunidades de los bosques, pero que deberá ser respondida en las próximas negociaciones de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático. No es nuestro propósito aquí dar una respuesta tajante por la afirmativa o por la negativa a esa pregunta, sino el de compartir nuestros puntos de vista al respecto.

Para una comunidad que vive en el bosque o para una organización ambientalista que trabaja para proteger un bosque determinado, la inclusión de los bosques en el MDL podría significar recibir fondos muy necesarios para asegurar su conservación, así como apoyo político y legal del gobierno local o nacional. El bosque sería conservado y la calidad de vida de la comunidad local podría verse mejorada. Por lo tanto ésta podría ser catalogada como una situación en la que todos ganan ("win-win").

Existen no obstante algunos problemas que derivan del carácter global del comercio del carbono. Quien desee pagar por un servicio de "absorción de carbono por un bosque" seguirá emitiendo dióxido de carbono en algún otro lugar del mundo. Asimismo estará apoyando la extracción de combustibles fósiles en algún otro lugar. En ambos casos habrá comunidades afectadas. Podría ser, por ejemplo, una comunidad en otro país, que habite cerca de una planta industrial contaminante perteneciente a una firma que compra créditos de carbono a la comunidad habitante del bosque. Podría haber por otro lado una comunidad indígena --en un tercer país-- afectada por la extracción de petróleo en su propio territorio. Para estas dos comunidades afectadas "a distancia" por el mismo proyecto de carbono, éste sería un escenario en que ambas pierden ("lose-lose").

Si se acepta que todo negocio que vincula a bosques con créditos de carbono sólo puede ser aprobado con el consentimiento de todas las comunidades locales afectadas, el ejemplo anterior sugiere que, antes de tomar cualquier decisión, la comunidad local implicada en el proyecto de carbono debería identificar y consultar a todas las otras comunidades afectadas. Según cuál fuera su respuesta, ésta podría aceptar o rechazar el trato.

En consecuencia, la conservación de bosques a través del MDL constituiría una operación extremadamente complicada, dado que habría muy pocas situaciones tan "simples" como la descrita en el ejemplo anterior. Incontables comunidades deberían ser identificadas y consultadas en la mayoría de los proyectos potenciales. Además: ¿Qué sucedería si una comunidad afectada se opusiera al proyecto en tanto que las restantes lo aprobaran? ¿No generaría esto problemas y divisiones entre la gente afectada?

Al mismo tiempo, debe destacarse que si bien el "dinero del carbono" puede ser percibido como una posible solución para conservar algunos bosques concretos, claramente no constituye la solución para la cuestión mucho más amplia de la deforestación y la degradación de los bosques que se está dando a través de todo el Sur. Estos problemas no pueden verse solamente como un tema relacionado al "clima", dado que también comprende los suelos, el agua, la flora, la fauna y los medios de vida de las comunidades locales. Debe recordarse a los negociadores en la Convención sobre Cambio Climático los compromisos que sus gobiernos ya han asumido, particularmente en el marco de la Convención sobre Diversidad Biológica y en las Propuestas de Acción del Panel Intergubernamental sobre Bosques. Si fueran implementados, estos compromisos asegurarían no sólo la transferencia de fondos desde el Norte, sino también, y lo que es más importante, el establecimiento de marcos adecuados --tanto a nivel nacional como internacional-- para abordar las causas directas e indirectas de la deforestación.

Las ONGs y OPIs que participarán de la próxima Conferencia de las Partes se enfrentan a la tarea de asegurar que el Mecanismo de Desarrollo Limpio sirva para promover un desarrollo socialmente equitativo y ambientalmente sustentable y que el debate en torno al clima se vincule con el resto de los compromisos en el área social y ambiental que los gobiernos ya han asumido.

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- Plantaciones como sumideros: sus verdaderos beneficiarios

Los esquemas de MDL basados en los sumideros de carbono en el sector forestal, anunciados con bombos y platillos como la panacea para la mitigación del cambio climático, son en cambio peligrosos desde el punto de vista social y ambiental. A pesar de ello, las discusiones que se vienen dando a nivel oficial ignoran estos puntos fundamentales. Indudablemente algunos tienen mucho para ganar de este mercadeo de la naturaleza. ¿Quiénes son los influyentes actores detrás del escenario en el mercado del carbono? He aquí una descripción de algunos de los más relevantes.

- La industria

Las grandes corporaciones están tanto influyendo a los tomadores de decisiones como emprendiendo acciones directas en el recientemente creado mercado del carbono. Repentinamente la industria ha descubierto lo rentables que pueden ser los árboles, y los proyectos de plantaciones para sumideros están creciendo como hongos en el Sur. Por ejemplo, en enero de 1999 la Federación Japonesa de Organizaciones Económicas propuso al Presidente de China Jiang Zemin que un grupo de compañías japonesas lleven adelante un programa de plantaciones en ese país para asegurarse mayores cuotas de emisión de dióxido de carbono bajo el MDL. También el año pasado la Confederación de la Industria Británica trató de lanzar un sistema de mercadeo del carbono a efectos de frenar o reducir un impuesto sobre la energía planteado por el gobierno de ese país.

Desde el inicio mismo del proceso de la Convención sobre Cambio Climático, el poderoso lobby de la industria petrolera que opera al nivel del Senado de los EE.UU. indujo a los delegados de ese país en las negociaciones sobre el clima a abstenerse de todo compromiso, incluso para una mínima reducción en las emisiones de CO2. Luego del Protocolo de Kioto, esas empresas instruyeron a los delegados de los EE.UU. y de otros países industriales para que apoyaran la comercialización de "compensaciones" de carbono, incluyendo créditos de carbono provenientes de plantaciones forestales. En países situados en diferentes regiones del mundo, tales como Costa Rica, Uganda y Australia, las compañías que explotan petróleo, carbón y gas natural han firmado acuerdos para instalar proyectos de secuestro de carbono a través de plantaciones --las mismas compañías cuyas actividades provocan severos impactos ambientales y sociales en detrimento de las comunidades locales.

Siendo el transporte basado en combustibles fósiles una de las principales causas del calentamiento global, también las empresas automovilísticas están tratando de cambiar su imagen. Mazda ha anunciado que plantará cinco árboles por cada unidad del nuevo modelo Demio que se venda en Inglaterra, a fin de "compensar" de ese modo las emisiones producidas por el auto en su primer año de utilización. Avis Europa planea plantar un árbol por cada auto de su flota, en tanto la Federation Internationale de l'Automobile tiene un proyecto para la plantación de 30.000 árboles en Chiapas, México, sobre tierras habitadas por comunidades mayas, para "compensar" por el carbono emitido anualmente en las carreras de Fórmula Uno.

-Las agencias multilaterales

Desde 1997 el Banco Mundial se ha estado ocupando del tema cambio climático. El Banco está usando fondos de empresas públicas y de gobiernos del Norte para desarrollar el denominado Fondo Prototipo de Carbono (PCF, por su sigla en inglés), cuyo propósito es facilitar "las inversiones en mercados globales de gases de efecto invernadero" y que tiene una cartera de proyectos en el Sur. Durante un encuentro de los Cuerpos Subsidiarios de la Convención sobre Cambio Climático realizado en Bonn en junio pasado, un delegado del Banco Mundial, dirigiéndose a una audiencia formada básicamente por gente de negocios, dejó claro que el PCF fue diseñado para que la reducción de emisiones le resultara más barata al Norte, y la mayor parte de su presentación estuvo centrada en qué poco las corporaciones del Norte tendrían que pagar por evitar tener que reducir la contaminación en la fuente en caso de que se adhieran al PCF. Una importante tarea del PCF es generar confianza entre compradores y vendedores de los denominados "productos" del clima. Empresas como British Petroleum y Mitsubishi, así como varias firmas nórdicas, han expresado su interés en esta iniciativa. El PCF fue creado pensando exclusivamente en proyectos del sector energético, aunque luego se dio un viraje y ahora se dice que el 10% de estos fondos será destinado a proyectos de sumideros de carbono mediante forestación. A pesar de los impactos sociales y ambientales negativos de los monocultivos forestales, el Banco insiste en promoverlos, ahora bajo el disfraz de sumideros. El Banco también está implicado en el diseño de un MDL para subsidiar el comercio de los "créditos de carbono" resultantes, ofreciendo para ello un banco o una bolsa de valores de carbono.

Las Naciones Unidas también están involucradas en el nuevo mercado del carbono. El Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) --cuyas agencias implementadoras son el PNUMA, el PNUD y el Banco Mundial-- está promoviendo el PCF a través de la creación de sumideros de bajo costo. Resulta difícil de entender de qué manera los monocultivos forestales como sumideros de carbono, habrán de contribuir a la conservación de la biodiversidad, que es una de las áreas de acción prioritarias del GEF. A su vez la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) está destinando dinero de los contribuyentes al establecimiento de una Asociación Internacional para el Comercio de Emisiones, formada por alrededor de 60 empresas transnacionales y organizaciones ambientalistas, que procuran dinamizar el mercado del carbono.

- Los gobiernos

A nivel político la acción de algunos gobiernos del Norte --en connivencia con intereses empresariales que buscan eludir su responsabilidad en la generación del calentamiento global-- constituye la columna vertebral de todo este proceso.

Debido a sus elevadas emisiones per cápita en materia de dióxido de carbono, a su renuencia a aceptar las restringidas limitaciones establecidas por la Convención Marco sobre Cambio Climático en Kioto, y a la influencia directa e indirecta que ejerce sobre otros gobiernos, los EE.UU. son uno de los principales actores en este proceso. En julio pasado, el Senado de ese país aprobó la Ley para el Incentivo del Secuestro Internacional de Carbono", de acuerdo con la cual "las empresas estadounidenses que resulten elegibles podrán optar por recibir un crédito de inversión o acceder a préstamos a un interés bajo, así como opciones de seguro sobre inversiones para secuestro de carbono en otros países". El accionar del gobierno de los EE.UU. parece estar en contra de la visión de la opinión pública en su propio país. Según una encuesta realizada recientemente, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses están a favor de la reducción de gases de efecto invernadero por las fuentes industriales a nivel doméstico, en lugar de medidas adicionales como la de los sumideros de carbono.

Otro entusiasta promotor de los sumideros de carbono en el sector forestal es Canadá. La Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (CIDA) ha acordado perdonar una pequeña fracción de la deuda que Honduras mantiene con dicho país, a cambio de que el país centroamericano instale una oficina en la órbita del Protocolo de Kioto a efectos de promover las plantaciones forestales y monitorear la conservación de los bosques. Ello permitiría a Canadá recibir créditos de carbono sin necesidad de recurrir a reducciones a nivel doméstico.

La posición de Australia es digna de mención. Formando parte del grupo de países del Anexo I del Protocolo de Kioto y ejerciendo una gran influencia a nivel de la región de Oceanía, Australia espera que su participación en el mercado del carbono habrá de promover su crecimiento económico. Un ministro de agricultura de Nueva Gales del Sur ha mencionado recientemente los beneficios de una "nueva y dinámica industria", capaz de generar nuevos puestos de trabajo al instalar un millón de hectáreas de nuevas plantaciones, algunas de las cuales serán financiadas con dinero de empresas japonesas del sector de la energía.

Pese a que los gobiernos europeos han adoptado una posición más cauta en el tema, algunos de ellos están impulsando proyectos forestales bajo el MDL. Las plantaciones holandesas en los Andes ecuatorianos y las noruegas en Uganda muestran que incluso países que en el escenario político mundial tratan de aparecer como amistosos en relación con el ambiente, han aprovechado la oportunidad para hacer buenos negocios en el mercado del carbono.

Para compensar sus emisiones Japón está planeando recurrir a proyectos de forestación en otros países, como ser en la vecina China. El gobierno japonés está procurando aumentar la cantidad de carbono absorbido acreditada a su país en el rubro "actividades inducidas por el hombre", incluyendo el carbono absorbido por las nuevas plantaciones. Tal posición no resulta sorprendente: la agencia de cooperación japonesa JICA ha sido uno de los principales promotores del modelo basado en monocultivos forestales, a la vez que el crecimiento económico de este país se ha basado en la enorme huella ecológica provocada por la explotación de los recursos de otros países y el depósito de sus residuos industriales en el extranjero.

Los sumideros mediante plantaciones también están siendo promovidos por algunos gobiernos del Sur, quienes los ven como una oportunidad inmediata de obtener dinero proveniente de inversores extranjeros. Argentina, Colombia, Bolivia, Uruguay, Costa Rica, México, Chile, Guatemala y otros países están procurando que las plantaciones como sumideros de carbono sean incluidas en el MDL. Ello significa que estos gobiernos aceptan alegremente la función de basureros de carbono para sus territorios y se niegan a ver los impactos negativos desde el punto de vista social y ambiental provocados por las plantaciones forestales.

- Las empresas consultoras

El mercado del carbono ha creado oportunidades para la generación de instituciones, puestos pagos y prestigio para un creciente número de profesionales deseosos de trabajar haciendo investigación, certificación y administración en proyectos de plantaciones para "compensación" de carbono, quienes a su vez juegan un papel preponderante al "creer" en su eficiencia. Consultoras tales como SGS Forestry, Margules Poyry y Econergy International Corporation pueden obtener lucrativos contratos para monitorear y justificar proyectos de forestación para carbono. En la Cámara de Comercio de Chicago ya se están ofreciendo créditos de carbono certificados por SGS. Algunos consultores incluso se mueven en un circuito que pasa por prestar servicios en oficinas de las Naciones Unidas, hacer lobby en la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención sobre Cambio Climático y atender sus propios negocios en proyectos de "deducción" de carbono. Mark Trexler, por ejemplo --cuya firma Trexler & Associates está lista para amasar fortunas con la promoción del comercio de carbono-- estuvo en la COP IV de Buenos Aires y, a la vez, es editor de la revisión de uno de los capítulos del Informe Especial del Panel Intergubernamental de Cambio Climático sobre Uso del Suelo, Cambios en el Uso del Suelo y Forestación. En dicho informe participaron también personas que trabajan para otras consultoras, tales como Winrock International, Ecosecurities Ltd, SGS Forestry y Edinburgh Centre for Carbon Management. No puede sorprender, entonces, que el informe haya puesto el sello de aprobación "científica" a la idea de que es posible realizar una contabilidad del carbono que implique a las plantaciones forestales y las emisiones industriales.

- Empresas, profesionales e investigadores en el área forestal

El mercado del carbono constituye una excelente oportunidad para que las empresas forestales no sólo incrementen sus negocios, sino también para que traten de adquirir una imagen "verde". Se teme que, en caso de incluirse los monocultivos forestales en el MDL, aumente la sustitución de áreas de bosques por plantaciones en los países tropicales, a la vez que su expansión destruya los ecosistemas de pradera de las regiones templadas, cuyos suelos constituyen efectivos reservorios de carbono.

Muchos profesionales forestales ven el auge de las plantaciones para sumideros de carbono como una forma de aumentar la importancia de su profesión ante los ojos de la opinión pública en relación con la mitigación del cambio climático. Por otra parte --aún más importantemente-- un aumento de las áreas plantadas puede significarles mejores oportunidades de empleos bien pagos para el establecimiento y manejo de éstas, así como en el campo de la investigación, tanto en forestación como en biotecnología a fin de producir árboles que crezcan más rápido y capturen más carbono.

- Otros

Hay muchos otros actores que juegan algún papel en la promoción directa o indirecta del mercado del carbono en este nuevo escenario y que se benefician de ello. Firmas comerciales, agentes promotores, bancos, académicos, burócratas y consultores profesionales se cuentan entre los potenciales o reales beneficiarios de este enfoque orientado al mercado.

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- Poner la Deuda del Carbono en la mesa de negociaciones

La deuda externa constituye una pesada carga para los países del Sur, especialmente para los más pobres y para los sectores más pobres en cada uno de ellos. Los gobiernos implementan programas de ajuste estructural en sus economías, promovidos por el FMI y el Banco Mundial, a efectos de asegurar el puntual pago del servicio de la deuda, lo cual desvía fondos que podrían haberse destinado a satisfacer las necesidades básicas de su población, tales como alimentación, educación, vivienda y salud.

Sin embargo actualmente son muchos que se preguntan: ¿quién le debe a quién? Los países del Norte han basado históricamente su prosperidad en la explotación de los territorios, los recursos y la población del Sur, y en la invasión y ocupación de los territorios indígenas en todo el mundo. Un grupo de geógrafos alemanes ha acertadamente denominado esto como "la economía del robo". La apropiación de la atmósfera por parte de los países del Norte para utilizarla como basurero de dióxido de carbono no es sino un capítulo más de esta larga historia de injusticias. Si bien la atmósfera es un bien común de la humanidad y cada ser humano sobre la Tierra tiene el mismo derecho a utilizarla, las diferencias son hoy en día enormes. En base a una distribución per capita, los EE.UU. actualmente utilizan 20 veces más de los que les correspondería y el Reino Unido seis veces. Pero al mismo tiempo Bangladesh --uno de los países más vulnerables al incremento del nivel del mar y otras alteraciones del clima-- está diez veces por debajo de su cuota parte, Sudán 15 veces, Tanzania 22 veces y así sucesivamente.

Según la organización Christian Aid, "la economía humana está emitiendo aproximadamente 7.000 millones de toneladas métricas de carbono al año (1996) y se requieren reducciones del orden de al menos un 60% para lograr un equilibrio en el volumen de carbono atmosférico, que estaría en unos 2.800 millones. Si pensamos que en los países desarrollados (OCDE) vive alrededor del 20% de la población mundial, su cuota parte sustentable debería ser del orden de 560 millones de toneladas. Sin embargo, éstos son hoy en día responsables de alrededor del 50% de las emisiones de carbono, vale decir 3.500 millones de toneladas métricas, de manera que su déficit es de aproximadamente 2.940 millones de toneladas" ('Who owes who? Climate change, debt, equity and survival', 1999).

Resulta claro que los países industrializados han abusado grandemente de su cuota parte de emisiones de carbono, generando una Deuda del Carbono, que es mucho mayor que la deuda convencional de los países pobres altamente endeudados.

Si los gobiernos del Sur estuvieran realmente interesados --como deberían-- en defender los intereses de sus pueblos, deberían cambiar la actual discusión orientada al mercado prevaleciente en las negociaciones del proceso de Cambio Climático. La prioridad debería estar en los temas de la justicia y los derechos ecológicos a nivel global. Tan sólo después podría apelarse a instrumentos económicos para negociar en términos concretos. En lugar de subirse alegremente al carro de ganar algún dinero a partir de falsas "soluciones" --tales como las plantaciones forestales como sumideros de carbono-- los gobiernos de los países del Sur deberían exigir colectivamente el pago de la Deuda del Carbono generada por el Norte. La justicia debería ser el punto de partida de la negociación.

Comentarios

17/06/2006
es una mierdaº, por barbara listmand
q pongan mas info x q lo q yo estoy busknbdo no esta!!


ni ak ...



ni en goolge..


asique porfavor..



pongan mas ifo..


chau