Un modelo insostenible: agricultura industrial, ultraprocesados y combustibles fósiles
Una investigación del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios precisa el estrecho vínculo entre el modelo agroalimentario dominante y el sector petrolero y el impacto en la crisis climática. Agricultura industrial, agrotóxicos y ultraprocesados hacen un sistema insostenible. La buena noticia: hay alternativas y están en marcha.
El modelo agroalimentario hegemónico es uno de los sectores que más impulsa el consumo de hidrocarburos, aumenta el calentamiento global y es un actor que aparece poco mencionado al momento de señalar las causas del cambio climático. Así lo afirma la última investigación del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios (IPES-Food) y destaca: «El 40% de los productos petroquímicos mundiales se consumen en los sistemas alimentarios».
El IPES-Food es una organización sin fines de lucro con sede en Bruselas (Bélgica) conformado por 25 investigadores y referentes con larga trayectoria en sistemas alimentarios sostenibles, equitativos y saludables. Está dirigido en la actualidad por Olivier De Schutter (relator especial de Naciones Unidas) y Lim Li Ching (investigadora principal de la Red Tercer Mundo, con sede en Malasia).
« Del combustible a la mesa. ¿Cómo podemos eliminar los combustibles fósiles de nuestros sistemas alimentaros?», es el nombre de su última investigación, que aporta información contundente respecto al vínculo estrecho entre el modelo agroindustrial, el traslado de alimentos, los productos ultraprocesados y el comercio a gran escala. «Es imposible abordar el cambio climático sin eliminar los combustibles fósiles de los sistemas alimentarios», asegura el trabajo.
La investigación, de 88 páginas y repleta de citas científicas y bibliografía que respalda cada estadística, alerta: «Los combustibles están profundamente arraigados en cada eslabón de la cadena alimentaria, sector que representa al menos el 15% del uso total de combustibles fósiles en el mundo, y su uso en los sistemas alimentarios se está acelerando».
Recuerda que los gobiernos acordaron en la COP28 «abandonar los combustibles fósiles», pero advierte que no se han tomado medidas en relación con los sistemas alimentarios. Explica que las estrategias de descarbonización se centran en la energía y el transporte, mientras la industria del petróleo y el gas se dirige cada vez más a los productos petroquímicos, en particular los agroquímicos y los envases de plástico para alimentos, «como la próxima frontera de crecimiento» del sector petrolero.
«Un puñado de poderosas corporaciones»
Las principales conclusiones del informe son:
- El 40% de todos los productos petroquímicos mundiales se consumen en los sistemas alimentarios. Principalmente en forma de fertilizantes sintéticos y envases de plástico para alimentos y bebidas.
- Un tercio de todos los productos petroquímicos se destinan a la producción de fertilizantes nitrogenados sintéticos, lo que los convierte en el mayor consumidor de combustibles fósiles en la agricultura.
- El 99% de los fertilizantes nitrogenados sintéticos y los pesticidas proceden de combustibles fósiles.
- Al menos el 3,5% de los plásticos mundiales se utilizan en la producción de alimentos y el 10% en el envasado de alimentos y bebidas.
- Los sistemas alimentarios dependientes de los combustibles fósiles son peligrosamente vulnerables a las crisis de precios, con picos en el precio del petróleo y el gas que disparan los precios de los fertilizantes y los alimentos, «poniendo a millones de personas en riesgo de pasar hambre».
- El modelo agroalimentario industrial ata la producción a los combustibles fósiles y a los agricultores los hace dependientes de los productos agroquímicos. «Estas tecnologías están controladas por un puñado de poderosas corporaciones, que encierran a los agricultores en sistemas de monocultivo industrial y profundizan los desequilibrios de poder existentes en los sistemas alimentarios», destaca la investigación.
Ultraprocesados y combustibles fósiles
El trabajo hace especial hincapié en un pilar del sistema alimentario reinante: «Los alimentos ultraprocesados son la máxima expresión de los sistemas alimentarios basados en combustibles fósiles». Y sustentan la afirmación en los eslabones de ese modelo: nacen de cultivos producidos con agroquímicos fósiles, se cosechan con maquinaria alimentada con combustibles fósiles, se les da forma mediante un procesamiento industrial de alto consumo energético, se envuelven en capas de envases de plástico y se trasladan a todo el mundo.
Al mismo tiempo, denuncian que las grandes empresas del sector «trabajan activamente para bloquear o debilitar las políticas ambientales y de salud pública» destinadas a reducir el uso de plásticos y frenar los alimentos ultraprocesados.
«Los combustibles fósiles son la savia de la industria alimentaria. Desde los fertilizantes químicos hasta la comida basura ultraprocesada, pasando por los envases de plástico, cada paso se basa en combustibles fósiles. El sistema alimentario industrial consume el 40% de los productos petroquímicos, lo que lo convierte en la principal frontera de crecimiento de las grandes petroleras. Sin embargo, de alguna manera permanece fuera del radar climático», afirmó Errol Schweizer, integrante de IPES-Food.
Otro modelo: «Alimentar al mundo sin combustibles fósiles»
La investigación no solo denuncia, también propone: destaca que se debe eliminar gradualmente los productos agroquímicos y ampliar la agricultura agroecológica, fomentar las cadenas de suministro de alimentos locales y los entornos alimentarios saludables. «Esta transición ya está en marcha y, si se acelera, puede dar lugar a sistemas alimentarios más sanos, justos y resistentes al cambio climático«, afirma.
Entre las propuestas para eliminar los combustible fósiles de los sistemas alimentarios figuran:
- Impulsar una transición energética justa que amplíe y distribuya equitativamente las energías renovables.
- Eliminar gradualmente los productos agroquímicos.
- Promover la agricultura agroecológica.
- Reconstruir las cadenas locales de suministro de alimentos.
- Reducir el plástico (ampliando los sistemas de reutilización y responsabilizando a las empresas).
- Reducir el consumo de productos ultraprocesados y facilitar el acceso a alimentos sanos.
- Eliminar el desperdicio de alimentos.
- Frenar el poder empresarial y democratizar la gobernanza de los sistemas alimentarios.
Georgina Catacora-Vargas es profesora de la Unidad Académica Campesina ‘Tiawanacu’ de la Universidad Católica Boliviana e integra el IPES-Food. Asegura que los sistemas alimentarios sin combustibles fósiles «no sólo son posibles, sino que ya existen, como nos enseñan los pueblos indígenas del mundo». Señala que en muchos lugares ya sucede que se cambian las dietas ultraprocesadas por alimentos diversos de origen local, se ayuda a los agricultores a salir del modelo de productos químicos y se trabaja en modelos sanos. No tiene dudas: «Redignificando la agricultura campesina y el trabajo asistencial, podemos alimentar al mundo sin combustibles fósiles».
Fuente: Saludable Saberlo