El costo los supermercados en la salud y la nutrición

EDITORIAL
A medida que los supermercados se extienden, los sistemas alimentarios tradicionales se reducen, poniendo en peligro las dietas tradicionales y los beneficios que ofrecen a la salud de las personas. Una investigación realizada en la región del Kilimanjaro en Tanzania encontró que el cambio a una dieta occidentalizada resultó en efectos negativos para la salud, como inflamación elevada, debilitamiento de la función inmune y sobrepeso, mientras que un retorno a los alimentos tradicionales trajo beneficios anti inflamatorios y una reducción de los marcadores de enfermedades metabólicas.
La presión por imponer los supermercados a nivel global está provocando, por un lado, un aumento exponencial de los alimentos altamente procesados y refinados, con una vida útil larga en las góndolas y, por otro, una rápida disminución de la disponibilidad de alimentos nutritivos, frescos y más perecibles, especialmente frutas y verduras. Estos alimentos ultra-procesados se asocian a un riesgo elevado de obesidad y a otras enfermedades crónicas, como enfermedades al corazón, diabetes y cáncer, e incluso desnutrición infantil. Están compuestos mayormente de ingredientes derivados de la agricultura industrial y de cadenas comerciales globales, las que producen una enorme contaminación química del agua, del aire y los suelos.
Por otro lado, los circuitos locales de distribución de alimentos a través de mercados locales y de las personas que venden alimentos a pequeña escala, ofrecen un mayor llegada a una diversidad de alimentos frescos y saludables a bajo precio y fácilmente accesibles. Las personas que venden en las calles tienen un importante papel en muchos de estos sistemas alimentarios tradicionales. Se estima que cada día, 2 mil500 millones de personas consumen comida ambulante. La mayoría de las personas que venden comida en la calle no cuentan con una gran capacidad de almacenamiento, de manera que, frecuentemente, tienen que comprar pequeñas cantidades de ingredientes frescos en los mercados minoristas tradicionales o directamente del campesinado local. La calidad de los alimentos está asegurada por los fuertes lazos sociales y de confianza que existen entre quienes producen, las personas que venden alimentos y las personas que los consumen. El alimento es preparado en instalaciones de procesamiento simples. Por el contrario, los alimentos ultra procesados son comúnmente denominados “comida chatarra,” por su alto nivel de azúcares libres, almidones refinados, sodio, grasas saturadas y trans derivadas de sustancias o aditivos que los convierten en productos más atractivos y con una mayor duración. En los lugares donde las comunidades tienen una fuerte tradición alimentaria, una de las estrategias de comercialización de las corporaciones productoras de alimentos y de las cadenas minoristas para expandir sus mercados, es imitar y recrear a los alimentos tradicionales usando ingredientes de origen industrial.
Este mes, el tercer Foro Global de N yéléni se llevará a cabo en Sri Lanka. El proceso Nyéléni enfatiza el derecho de las personas a acceder a alimentos saludables y apropiados culturalmente, producidos mediante métodos ecológicamente seguros y sustentables. La producción de alimentos, su distribución y el acceso a ellos, forma parte de un tejido socio cultural organizado que es el soporte del bienestar nutricional y mental de las personas y de su soberanía alimentaria. En esta edición, destacamos cómo los sistemas alimentarios locales deben ser el punto de partida para abordar temas como la nutrición, las condiciones laborales y el fortalecimiento de las comunidades. También revisamos ejemplos de una política de adquisiciones de alimentos saludables en las escuelas de Brasil y las formas en las cuales África resiste ante la expansión de los supermercados.
UNA MIRADA A LAS REGIONES
El poder de un plato de comida: el derecho al alimento y los mercados locales en el Programa Nacional de Alimentación Escolar en Brasil

Programa de almuerzos escolares en Brasil. Por Ubirajara Machado/FIAN Brasil
Aproximadamente 40 millones de estudiantes en más de 5.000 municipalidades de Brasil reciben al menos una comida al día a través del Programa Nacional de Alimentación Escolar. Desde Amazonas al Cerrado, desde Pantanal a la Mata Atlántica y desde la Pampa a la Caatinga, una diversidad de aromas y sabores fortalecen lazos que trascienden al acto biológico de comer, incorporando elementos de la cultura política y propuestas de base para el desarrollo local.
En las escuelas, comer la “merenda”, como afectuosamente se han referido durante generaciones los estudiantes a las comidas escolares, alimenta la propia experiencia de estudiar. Desde la “Campaña de Almuerzo Escolar” de los años 50 hasta 2009, cuando se promulgó la ley que proclamó el Programa Nacional de Alimentación Escolar, la sociedad brasileña emprendió muchas batallas para mantener un programa basado en la garantía expresa del derecho humano a una alimentación y nutrición adecuadas. En la actualidad, sus definiciones reconocen el papel de los mercados locales y busca asegurar una dieta diversa, culturalmente apropiada, que progresivamente esté libre de alimentos ultra procesados y que llegue a toda la población escolar de diferentes edades en todo el país.
En este proceso, un logro notable de la sociedad civil brasileña fue establecer el requisito de que un mínimo de 30% de las compras públicas se debe hacer directamente a las familias campesinas, dando prioridad a las mujeres, pueblos indígenas, comunidades afro descendientes (quilombolas) y campesinos de la reforma agraria. Esta experiencia colectiva entrega una perspectiva aparentemente simple, pero potencialmente transformadora: alimentos frescos, con menos empaque y más de cáscara natural, es más saludable y mejor para el desarrollo saludable y la vida del estudiantado y sus familias. Una enorme cantidad de estos alimentos proviene de la agricultura campesina y su naturaleza perecible los hace potencialmente más baratos y logísticamente más fácil de comprar localmente. Reconocer esto y convertir este proceso en una realidad debe involucrar, necesariamente, la participación de todas y cada una de las personas que son parte del continuo entre las fincas y las escuelas.
Más allá de ser un instrumento de política pública, la visión contenida en este proceso es que las familias campesinas están altamente capacitadas para alimentar a sus comunidades de forma sustentable. El estado debe aprender de ellas y apoyarlas, promoviendo el vínculo entre sus medios de producción y las condiciones democráticas de acceso de las familias y las comunidades – contribuyendo al derecho humano de una alimentación adecuada. En este sentido, la alimentación escolar con compras directas a familias campesinas fortalece la sustentabilidad y el derecho a una alimentación adecuada, sin descuidar el factor acceso.
Los desafíos que este programa enfrenta no han dejado de existir, en un país que es profundamente diverso, desigual, violento y racista, permeado por los intereses corporativos. No todas las comunidades campesinas, y particularmente no todas las comunidades indígenas y tradicionales, gozan de un acceso igualitario a los procesos de adquisiciones públicas. Asegurar alimentos frescos requiere de infraestructura en las escuelas que no siempre existe, como disponibilidad de agua potable y suficiente electricidad para refrigeradores y equipos. Las cocineras y cocineros de las escuelas, esenciales para el apropiado funcionamiento del programa, a menudo no reciben un trato adecuado por parte del sistema, enfrentando contratos precarios y alta rotación de personal. El favoritismo hacia los aliados políticos y la corrupción en las licitaciones de grandes compras, aún son una realidad, aunque no exclusivas de la alimentación escolar.
Sin embargo, una importante lección de esta experiencia es que los sistemas gubernamentales pueden ser organismos vivos, alimentados por relaciones sociales y el aprendizaje político colectivo, en una sociedad que está constantemente evolucionando. En el ámbito de las políticas, hay espacio para la creatividad y son estas luchas las que han permitido desarrollar los sistemas participativos y los mecanismos democráticos esenciales para garantizar los derechos en Brasil y en todo el mundo. Por esta razón, el reconocimiento progresivo del derecho de las personas a una alimentación adecuada trae consigo la inspiración para instrumentos como estos. Y se convierten en ejemplos prácticos que demuestran que la lucha por una alimentación real en las escuelas y la lucha mayor por la soberanía alimentaria, son procesos que se fortalecen mutuamente.
En efecto, en un plato de comida existe un inmenso poder, una vasta cultura y mucha vida.
Para conocer más:
Documentales de FIAN Brasil sobre alimentación escolar y la adquisición de alimentos a pueblos originarios:
The Small Plantation, the River and the Steps – Indigenous School Meals in Alto Solimões
El Campo, el Río y los Pasos – Alimentación Escolar Indígena en Alto Solimões (subtitulado en español)
Cortometraje sobre la captura corporativa de los sistemas alimentarios: Cuarteto Indigesto – Nuestra Comida en Manos de Gigantes/Quarteto Indigesto – subtitulado en español
Cortometraje sobre la captura corporativa de los sistemas alimentarios: The Indigestibles en inglés
Mercados informales de alimentos: un punto de partida para ciudades más saludables
La salud pública es una ecuación compleja que comprende un amplio rango de factores. No se trata solo de higiene – también incluye salud mental, vida comunitaria y acceso a alimentos nutritivos y baratos. La salud pública es, igualmente, un asunto de derechos laborales.

Vendedor ambulante de comida en Gaborone, Botsuana, 2022. Por StreetNet
Los mercados informales de alimentos son poderosos puntos de partida para políticas inclusivas que aborden la nutrición, las condiciones laborales y el fortalecimiento comunitario. Resguardar los mercados informales de alimentos en las ciudades del Sur global puede ser una poderosa estrategia de salud pública. Aquí explicamos por qué.
En muchos países, los alimentos vendidos en las calles son una importante contribución a la ingesta energética y proteica de las personas, particularmente en áreas de rápida urbanización. Las personas que realizan la venta callejera a menudo venden alimentos tradicionales y saludables que favorecen una dieta balanceada para personas adultas, adolescentes, niños y niñas. Una revisión sistemática de estudios realizados en 2013 y 2014, publicados por Cambridge University Press, señala que “la mayoría de los estudios demostraron que los alimentos vendidos en la calle contribuyeron significativamente a la dieta de las niñas, niños y personas adultas en los países en desarrollo, en términos de ingesta de energía, proteínas y micronutrientes y en término de los grupos de alimentos consumidos.”
Los mercados informales de alimentos también pueden tener un papel clave en la reducción de la desnutrición y la prevención de enfermedades relacionadas con la nutrición como la obesidad – a menudo vinculada a la sobre disponibilidad de alimentos ultra procesados vendidos por las cadenas multinacionales de supermercados. Por lo tanto, desarrollar mercados informales de alimentos más seguros, más accesibles y mejorar las condiciones de trabajo de quienes venden debe ser considerado como un área crucial para la intervención en salud pública.
Una publicación sobre políticas del año 2016 del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo, centrado en el África Sub Sahariana (ASS), destacó: “Muchos legisladores ven al sector informal como una barrera para el desarrollo o creen que desaparecerá rápidamente con el desarrollo de los supermercados y las cadenas de valor alimentarias centralizadas. Sin embargo, la evidencia disponible sugiere que la mayor parte del alimento en los países de ASS seguirán siendo vendidos en mercados informales durante varias décadas.” Por esta razón, las intervenciones en políticas que se centran en mercados informales de alimentos están entre las herramientas más efectivas.
Las publicaciones citan tres importantes ejemplos: un estudio de caso describe cómo el trabajo con las asociaciones de carniceros de Nigeria para dar capacitación sobre seguridad alimentaria ayudó a reducir las enfermedades transmitidas por la carne. Otro estudio de caso, centrado en la nutrición, abordó la yodación de la sal – una fuente esencial de yodo, un micronutriente cuya deficiencia puede causar serios problemas de salud, incluyendo problemas a la tiroides. En Tanzania, el trabajo con asociaciones de vendedores informales para que accedieran a equipos de yodación demostró ser la manera más efectiva de introducir yodo a las dietas. Estos ejemplos también hacen notar la importancia de un enfoque originado a partir de las bases: involucrar a los actores de la economía informal como expertos en materias técnicas y políticas.
Un último punto, pero igualmente importante, se relaciona con la salud de la comunidad en un sentido más amplio. Los mercados son puntos de encuentro vivos que establecen fuertes lazos comunitarios – entre quienes residen en la ciudad y entre consumidores de la ciudad y las campesinas y campesinos que les abastecen. Más que lugares solo para el comercio, sirven como centros para el compromiso cívico, el diálogo político y la organización, entregando así espacios donde las ideas se intercambian junto a los bienes. En ambientes de rápida urbanización, estas conexiones no solo fortalecen la democracia, sino que también proporcionan un sentimiento de pertenencia que ayuda al bienestar mental.
Los supermercados bregan por expandirse en África
En África las dietas son diversas, saludables y profundamente arraigadas en la tradición y la cultura. En Tanzania, por ejemplo, investigadores que estudiaron la dieta tradicional en la región de Kilimanjaro encontraron que esta tiene un efecto positivo en el sistema inmune y efectos benéficos sobre los marcadores de inflamación. Las culturas alimentarias de África siguen siendo altamente dependientes de una rica red de campesinas y campesinos y vendedores a pequeña escala, que cuentan con sistemas de saberes indígenas para cultivar y procesar alimentos saludables.

Foto: Creative Commons. Mercado en Uganda
En este escenario alimentario, los supermercados han tenido dificultades en su intento de desarrollar su negocio. En toda la región siguen luchando contra el bajo número de compradores y frecuentemente deben terminar cerra ndo sus puertas. La mayoría de la gente en África prefiere comprar productos frescos en mercados al aire libre y alimentos envasados en pequeños negocios de barrio, como son los dukas en Kenia, obuduuka en Uganda y spaza en Sudáfrica. Todos estos están ubicados, de manera conveniente, al interior de sus vecindarios.
Por ejemplo, sobre 90% de los residentes de Maputo, Mozambique compra sus alimentos a pequeñas y pequeños comerciantes y solamente 8,7% de las y los ghaneses prefiere comprar en supermercados, mientras que 73% se inclinan por sus mercados tradicionales al momento de comprar sus alimentos.
Las pequeñas y pequeños vendedores y las tiendas de barrios ofrecen a los africanos un fácil acceso, una experiencia de interacción personal y crédito accesible. Estos comercios también abastecen al alcance del poder de compra de sus clientes. Los supermercados y los centros de compras, a diferencia de los pequeños comercios, son intimidantes y generalmente son caros para la mayoría de las personas del continente.
Actualmente, algunos supermercados están tratando de imitar a los pequeños comercios para atraer más clientes. En Dakar, Senegal, Auchan el supermercado gigante de origen francés, abrió tiendas en vecindarios de menores ingresos, cerca de los mercados populares y comenzó a vender bolsas pequeñas de especias como Daakhaar (gengibre), algo que normalmente se hace en las tiendas pequeñas. Esto molestó a las comunidades locales y les quedó clara la amenaza a sus mercados locales. A raíz de esto, empezaron una campaña que llamaron Auchan dégage para sacar a la compañía del país.
Otra táctica probada por los supermercados es ofrecer comida preparada para llevar en las ciudades, donde estas compañías ven una demanda creciente por comida rápida y simple. Pero esto también está enfrentando problemas. En Kampala, Uganda, por ejemplo, 15 de este tipo de negocios fueron cerrados por las autoridades por no haber podido cumplir con los estándares mínimos de seguridad alimentaria, después de haber recibido repetidas advertencias por ofrecer alimentos “no apropiados para el consumo”.
Propagan la desnutrición y expulsan a las pequeñas y los pequeños vendedores
El número de personas desnutridas en el África Sub Sahariana aumentó en 9 millones entre 2021 y 2022. El continente, en total, es el lugar donde vive 38% de las personas con desnutrición del mundo. Esta crisis se agrava por políticas inadecuadas, que no toman en cuenta el importante papel de las y los productores locales de alimentos, ni el complejo papel de los alimentos ultra procesados dentro de la inseguridad alimentaria.
Como lo ha señalado el Centro Africano por la Biodiversidad, al ignorar las injusticias del sistema y la importante conexión entre cómo se producen y cómo se consumen los alimentos, estas políticas promueven el ingreso a las ciudades y las áreas rurales de alimentos ultra procesados, baratos pero de bajo nivel nutritivo, al tiempo que perjudican a las personas que producen alimentos localmente y a las vendedoras y vendedores ambulantes, esenciales para la seguridad alimentaria de la comunidad.
Para los investigadores en Tanzania, mencionados más arriba, ahora hay una carrera contra el tiempo para documentar y estudiar los beneficios potenciales de las dietas tradicionales de todo África antes de que desaparezcan, en la medida que cada vez es más frecuente que la gente se mude a las ciudades y adopte hábitos occidentales de alimentación.
Al criminalizar a quienes venden en las calles, las políticas en África facilitan la llegada de los supermercados, de las cadenas corporativas y los alimentos ultra procesados. Esto amenaza de forma directa el sustento de casi 43% de las personas en África que dependen de la venta a pequeña escala y es una amenaza potencial para la salud pública.
A pesar de estas barreras del sistema, las personas que venden a pequeña escala– principalmente mujeres y jóvenes – siguen siendo la base del escenario alimentario de África, abasteciendo sus más valiosas comidas. No son solo vendedoras y vendedores sino importantes custodios de la cultura, defendiendo para las generaciones futuras costumbres alimentarias únicas.
En la prensa ¿Por qué Shoprite cierra todos sus supermercados en África?The Tanzania Times Shoprite, la cadena de Supermercados sudafricana, se va de Malawi. Es la séptima ocasión en que sale de un país, aludiendo pérdidas financieras y una necesidad de concentrarse en Sudáfrica, su mercado principal. En años recientes, Shoprite ha cerrado sus puertas en República Democrática del Congo, Madagascar, Uganda, Kenia, Nigeria y Ghana. No obstante que Sudáfrica tiene la mayor concentración de supermercados en África, el modelo de negocios de los supermercados hace grandes esfuerzos para poder operar en el resto de África donde las personas prefieren las tiendas de barrio y los mercados al aire libre. ¡Re cupera tu mercado!Justicia Alimentaria Justicia Alimentaria inició una campaña para recuperar los mercados municipales en España. La política del gobierno promueve la administración privada de los mercados municipales y permite supermercados en su interior, lo cual crea una competencia desleal. La campaña hace un llamado a recuperar el control público de los mercados municipales como un requisito imprescindible para devolverles su función original de ofrecer alimentos saludables, asequibles y producidos localmente.(artículo original en español) Walmart incrementa sus ganancias — pero con menos trabajadoresGregory Meyer, Financial Times Walmart aumentó sus ganancias en más de US$150 mil millones al tiempo que despidió 70 mil empleados a nivel global durante los últimos cinco años. La compañía adelanta que la automatización en aumento y los nuevos avances en inteligencia artifical mantendrán esta tendencia. El sindicato internacional United Food and Commercial Workers criticó a Walmart por extraer más producción de cada hora de trabajo, aumentando sus ventas sin aumentar salarios. El veto del alcalde Adams pone en riesgo de deportación a inmigrantes que venden en la calleRommel H. Ojeda, Documented En Nueva York, las personas que venden alimentos en la calle están en riesgo de deportación debido a que el alcalde vetó una importante propuesta legislativa para descriminalizar sus actividades. Las estadísticas muestran que las multas por delitos graves relacionadas con la venta en las calles habían aumentado desde que el actual alcalde asumió el cargo en 2022, forzando a muchas personas que venden en las calles a dejar esta actividad para evitar los juicios, lo que provocó efectos colaterales en la inmigración. En camino hacia un futuro más verde: la bicicletas eléctricas transforman la entrega de alimentos en SudáfricaBarry Christianson, Mongabay En Sudáfrica la entrega a domicilio de comida y comestibles ha aumentado fuertemente. Las entregas se hacen usando casi exclusivamente motocicletas, pero recientemente un número creciente de bicicletas eléctricas ha aparecido en escena. Hasta la fecha, cerca de 600 repartidores de comida están alquilando bicicletas eléctricas a una compañía llamada Green Riders para atender la creciente demanda. Su llegada abre perspectivas de cambio hacia un sector más verde en la entrega de alimentos.
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Fuente: GRAIN