#Podcast | Para defender nuestras semillas

Presentamos una serie de podcast sobre el papel de las semillas en nuestra sociedad mundial, en el tejido nacional de cada país, y en la vida cotidiana de larguísimo plazo de la gente que vive de su relación con la Naturaleza escuchando a la tierra.

Cada uno de estos podcast acompaña a los cuadernos Biodiversidad, con una entrevista que nos brinda un poco de la historia de este acaparamiento, de esta toma de control de lo que son las semillas. Buscamos detallar todos los convenios y pactos internacionales fabricados para someter la riqueza de la biodiversidad y sus saberes, e impedir que los pueblos mantengan sus ancestrales cuidados, su producción propia y su autonomía y territorios.

Episodio 1 

En Pactos internacionales que someten los bienes comunes de la biodiversidad, se busca explicar las causas y las supuestas razones para este control cada vez más pleno de restricciones hacia las semillas y la agricultura independiente. A partir de 1989 algunos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial junto con Estados Unidos impusieron “reformas estructurales” y comenzaron a exigir que los países emparejaran sus modos de proceder, inaugurando la llamada “globalización”.

De un modo un tanto coercitivo, exigieron que los países abandonaran sus regulaciones y adoptaran otras “equivalentes para todos”. Así surgieron pactos, convenios, leyes y tratados de libre comercio que contribuyeron a registrar, certificar, calificar las semillas o de plano ilegalizar la práctica milenaria de guardar e intercambiar libremente las semillas de las comunidades porque la agroindustria, la tecno-ciencia, las finanzas, los agronegocios, organismos reguladores internacionales, aparatos jurídicos y cuerpos legislativos comenzaron a buscar desde dónde erosionar la agricultura campesina, privatizarla, y sustituirla con producción agrícola industrial.

Episodio 2

En el Convenio de Diversidad Biológica y Protocolo de Nagoya, el segundo podcast y cuaderno, documentamos las razones invocadas por los organismos internacionales para establecer el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) y su Protocolo de Nagoya, parte fundamental de este convenio. Se dijo que era necesario proteger la biodiversidad silvestre y agrícolaante los estragos ya visibles de la Revolución Verde con sus semillas “estandarizadas”, “mejoradas”, híbridas. Se arrasaba con las áreas tropicales y bosques en su mayoría cuidados por pueblos originarios y comunidades campesinas. Desaparecían muchísimas especies y había despojo de tierras.

La idea central, se dijo, era conservar la biodiversidad sin dejar de utilizarla. El CDB tornaría la biodiversidad en un “recurso” bajo la soberanía de cada Estado, que regularía quién y en qué términos tendría acceso a tales recursos, y quién los otorgaría mediante contratos que fijaran requisitos, reglas y repartos supuestamente “justos y equitativos de beneficios”. Los costos y las ganancias sólo podrían asegurarse con derechos de propiedad intelectual (DPI). Con el Protocolo de Nagoya (PN), el CDB somete a los países firmantes a las reglas de juego del comercio mundial, disparejas por naturaleza.

Episodio 3

El tercer cuaderno, la tercera entrevista en podcast, aborda el Tratado de las Semillas (o Tratado Internacional de los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación-TIRFAA), y detalla las leyes que buscan el registrar y certificar las semillas.

El objetivo autoproclamado era establecer un sistema multilateral para el acceso a recursos fitogenéticos (SMA)y que los agricultores, fitomejoradores y científicos de los países integrantes del Tratado tengan acceso a semillas y otros materiales de reproducción de los 64 cultivos alimentarios más comunes. Los integrantes contribuirían con ejemplares a un Sistema Multilateral de Acceso y a cambio los fitomejoradores de los países firmantes accederían a las semillas de estos bancos (sólo con fines de investigación, conservación, mejoramiento y capacitación). Se insistió en que ninguna de estas semillas “tal como fueron depositadas” podría ser apropiada mediante derechos de propiedad intelectual (DPI), lo que puede ser transgredido con cualquier manipulación ejercida sobre ellas.

Las comunidades que son responsables de custodiar y mantener vivas y diversas estas semillas no tienen un libre acceso a estos bancos de semillas. Muchas comunidades ni siquiera saben que existen, pese a que los ejemplares allí depositados provienen en su mayoría de los países del Sur.

Episodio 4

¿Semillas registradas y certificadas o semillas nativas y criollas?, compara ambos tipos de semillas y su tejido de relaciones. Las semillas campesinas son un bien común de los pueblos, surgido de la responsabilidad comunitaria. Garantizan la soberanía y autonomía alimentaria, promueven sociedades más equitativas, incluyentes y participativas. Impulsan saberes tradicionales. La circulación comunitaria de las semillas por canales de confianza y responsabilidad promueve saberes tradicionales y conversaciones colectivas cambiantes de mujeres y hombres con sus semillas. Se han ido adaptando a las condiciones ambientales y climáticas regionales, al punto de resistir climas extremos.

Las semillas registradas o certificadas, son semillas híbridas o transgénicas que por lo general funcionan en monocultivos industriales, dependen de insumos externos agrotóxicos con impactos ambientales devastadores. Son semillas que se dice pueden mostrar mayor rendimiento por área en ambientes controlados pero son mucho más susceptibles a las condiciones climáticas cambiantes y extremas.

Siendo semillas producidas y comercializadas por corporaciones, las protegen derechos de obtentor, o por patentes, lo que promueve privatización, propiedad intelectual y erosión del saber y la biodiversidad.

Episodio 5

En UPOV: el gran robo de semillas, caracterizamos el caso de una organización intergubernamental, la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales, que se estableció para promover la “protección de las obtenciones”, una privatización de las semillas de variedades de cultivos. Mediante el Convenio UPOV, un pequeño grupo de grandes productores a nivel internacional —mayormente corporaciones— se adjudicó a sí mismo la prerrogativa de facilitar la apropiación de las semillas, excluyendo la posibilidad de que el resto de personas y comunidades las utilizaran libremente, pese a que su vida está entretejida en la agricultura y son quienes las domesticaron y las legaron a la humanidad.

Desde entonces, UPOV trabaja exclusiva y explícitamente por la privatización de las semillas en todo el mundo, imponiendo estos derechos de propiedad intelectual sobre las variedades vegetales y monopolizando las mismas por parte de las corporaciones. A dicho mecanismo de privatización la UPOV le llama “derechos de obtentor”. Con más o menos detalles, UPOV busca volver ilegal que la gente pueda guardar e intercambiar sus propias semillas.

Descargar cuadernos Biodiversidad para defender nuestras semillas

Colectivo de Semillas de América Latina y Alianza Biodiversidad 
Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Derechos de propiedad intelectual, Semillas

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