Argentina: avá guaraníes, una vez más con sus espaldas llenas de historias, caminos y memoria

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En la localidad de Hipólito Irigoyen, provincia de Salta, se encuentra parte del territorio del pueblo avá guaraní. Los cultivos que ayer crecían en el medio de bosques fértiles y eran trabajados por este pueblo, fueron reemplazados por el monocultivo de azucar y el imperio del despojo

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?Rojo es el color de la sangre de nuestro pueblo; el marrón, nuestros territorios ancestrales, la tierra y por lo que estamos peleando; verde, la naturaleza, nuestros cultivos, el bosque, nuestro monte.? Ramón Tamani, Cacique departamental de Orán, Salta.
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La Loma es un sueño, y es camino

Para mediados de los años 70, los avá guaraníes habían sufrido uno de los últimos desalojos.

En Septiembre último, la Comunidad avá guaraní Tabacal, tomó las riendas de su historia y la memoria de su pueblo y sus ancestros y fue a ?La Loma?, su tierra, a recuperar su identidad y cultura. Días más tarde, bajo el manto oscuro de la noche, las fuerzas policiales llegaron para desalojar, una vez más otro sueño, ignorando, que ese sueño tenía la fuerza de cientos, miles de años de historia.

Hombres, mujeres, niños, ancianos y mujeres con niños aún sin nacer, conocieron palos, armas de fuego y humillación, los mismos que las comunidades indígenas vienen conociendo desde que terratenientes e ingenios llegaron a la zona. El desalojo fue pedido por el Ingenio San Martín del Tabacal, productor del azúcar Chango.

El sueño no solo no había sido desalojado sino que recién empezaba su camino.

Caminaron a pie a la ciudad de Salta, caminaron despachos, conocieron leyes y tratados, conocieron la ayuda de los movimientos sociales, la humillación y la desidia de los organismos públicos. Se enfrentaron a la ruta, a sus hermanos que los traicionaron y a ellos mismos. Dos veces intentaron retomar su tierra, dos veces vinieron a Buenos Aires. Dos veces más siguieron su camino.

Siguieron caminando sin grandes equipajes ni cuantiosos documentos, solo con la memoria de sus abuelos que habitaron La Loma.

En estos días estarán volviendo con los suyos. A seguir recuperando su historia, su identidad, a seguir conociéndose a ellos mismos. Siempre junto a La Loma.

Quizás, no en mucho tiempo, mientras cada día se haga más fuerte esta memoria colectiva, esa que se construye a lo largo de miles de años, esos bosques que cobijan la tierra donde descansan sus mayores, encuentre a los avá guaraníes, una vez más con sus espaldas llenas de historias, caminos y memoria, nuevamente subiendo a La Loma.

Julio 2004.

Enviado por Amigos de la Tierra.

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