¿Cancún será otro Seattle?, por Sara Larraín

Movimiento antiglobalización y países en desarrollo rechazan Agenda de Cancún

Miles de personas representando movimientos campesinos,
indígenas, ONG, mujeres, sindicatos y parlamentarios, asisten a actividades paralelas a la V Reunión de Ministros de Economía de la OMC, y denuncian la ilegitimidad de las negociaciones. A estas críticas de la sociedad civil global se han sumado los países en desarrollo: así cada día el escenario es más parecido a Seattle.

Todo augura que a pesar de los acuerdos de Doha para negociar nuevos temas como inversiones, competencia y compras del Estado, esta reunión será un fracaso.

La semana pasada, en una declaración conjunta, Argentina, China, India, Sudáfrica, Chile, Brasil y el resto de América Latina denunciaron que la Agenda de Cancún sólo servía "a los intereses de los países desarrollados", especialmente en el sector agrícola, y que además contenía "ambigüedades" en materia de inversiones y competencia. Como consecuencia de esto, concluyó la declaración, la propuesta de Cancún "es asimétrica y establece un doble estándar" que beneficia a los países ricos.

Específicamente en el área agrícola, los países del Sur han denunciado que Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, no han cumplido sus compromisos, lo que provoca una pérdida de 24.000 millones de dólares anuales para agricultores y campesinos de los países en desarrollo, a causa de las distorsiones del comercio. Adicionalmente los subsidios y el proteccionismo del Norte obstaculizan la entrada de productos del Sur por un equivalente de 40.000 millones de dólares anuales. El instituto de Investigaciones sobre Política Alimentaria calcula que remover dichos obstáculos significaría triplicar las exportaciones agrícolas de los países en desarrollo.

También son ámbitos de conflicto en la Agenda de Cancún el tema de los servicios, las inversiones, los acuerdos ambientales internacionales, el patentamiento de la vida, los mecanismos de competencia y las compras del Estado.

Las ONG, movimientos sociales y el Foro Parlamentario Mundial mantienen una posición contraria a abrir los servicios públicos al mercado. En su declaración del lunes 8 de septiembre, han reiterado la necesidad de mantener a la OMC fuera de los servicios públicos, pues se amenazaría el acceso de la mayoría de la población a la salud, la educación y el agua, entre otros.

Igualmente han rechazado el inicio de negociaciones sobre
los nuevos temas acordados en Doha, tales como:

a. Inversión, ya que desregular las condiciones de inversión amenaza la habilidad de los gobiernos para regular la inversión extranjera de acuerdo a sus prioridades de desarrollo nacional.

b. No negociar nuevos mecanismos de competencia, ni la apertura de las compras del Estado, pues ello inhabilitaría a los gobiernos para optar por proveedores nacionales y productos locales.

Finalmente entre los temas de tensión para las ONG y los movimientos, están la propiedad intelectual y el medio ambiente. Ambos sectores no están dispuestos a aceptar el patentamiento de la vida a través de los mecanismos propuestos en la OMC y tampoco la subordinación de los Acuerdos Ambientales Multilaterales (AAM) a las reglas del Comercio.

Los Acuerdos Ambientales contienen mecanismos para asegurar nuestro futuro común, tales como el clima, la biodiversidad la desertificación y el control de la contaminación, y no pueden ser subordinados a las reglas y mecanismos de toma de decisiones de la OMC.

Ciertamente no hay clima en Cancún para una nueva ronda de negociaciones, lo que augura un estrepitoso fracaso de la V Cumbre. Así es muy posible que Cancún sea otro Seattle.

* Sara Larraín es Directora Programa Chile Sustentable.

Servicio Informativo "Alai-amlatina"
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