Costa Rica: la trampa de los plazos de desgravación, por Gerardo Vargas Leiva
Sobre los resultados en materia agrícola de la VII Ronda de Negociaciones del TLC entre Centroamérica y Estados Unidos:
Diputado Gerardo Vargas Leiva
La prensa nacional ha resaltado que en la sétima ronda de negociaciones del tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos que recientemente concluyó en Managua, Nicaragua, se alcanzaron ?importantes avances? en la discusión sobre comercio de bienes agrícolas y especialmente, en relación con el trato que se les dará a los productos agrícolas sensibles.
Sin embargo, lejos de percibirse un beneficio para la agricultura nacional, los pocos resultados de estas negociaciones que se nos ha permitido conocer, más bien causan gran preocupación por el futuro de nuestros pequeños y medianos productores.
Pero, ¿Cuales son estos supuestos ?avances??
Estados Unidos manifestó su absoluta oposición a aceptar la exclusión de ningún producto del tratado, oígase bien, de ningún producto. Mientras tanto se definieron los mecanismos para darle tratamiento a los productos agrícolas sensibles, ya sea a través de ?plazos de desgravación? o bien mediante la definición de ?cuotas o contingentes?.
En el primer caso, el de los plazos de desgravación, nuestros negociadores consideraron como ?un gran logro? que Estados Unidos aceptara establecer plazos máximos de hasta 15 años para eliminar totalmente los aranceles de productos agrícolas sensibles (canasta D). Durante estos plazos se irían reduciendo los aranceles poco a poco hasta llegar a la apertura total del producto.
En el caso de los contingentes arancelarios, es decir, de cuotas de un determinado producto a las que se les permite ingresar sin el pago de aranceles, se acordó que los volúmenes de estas cuotas serían fijadas por cada país en función del promedio histórico de importaciones del producto durante los últimos tres años.
Señoras y señores diputados, hoy yo quiero denunciar que estas propuestas constituyen una gran TRAMPA para la producción agropecuaria nacional. Se les dice a nuestros agricultores que durante los plazos de desgravación se van a tomar las medidas necesarias para fortalecer la competitividad de los productos agrícolas sensibles. Pero esto es totalmente falso, cuando tenemos más de veinte años de desmantelamiento de las instituciones del sector público agropecuario y de reducción permanente de las inversiones en el sector. En quince años no se va hacer lo que no se ha hecho en todo este tiempo, cuando vemos que el CNP ha sido prácticamente aniquilado, que el presupuesto del Ministerio de Agricultura es cada vez menor y que con la entrada en vigencia del TLC se reducirán aún más los ingresos del Estado y su capacidad para financiar proyectos de inversión en el agro.
Mientras tanto tenemos que, del otro lado de la acera, los Estados Unidos utilizan estos plazos para fortalecer y aumentar aún más sus subsidios. Esa es LA VERDADERA RAZÓN DEL FRACASO DE LA RONDA DE LA OMC EN CANCÚN: LOS ESTADOS UNIDOS QUIEREN NEGOCIAR PRIMERO TRATADOS DE LIBRE COMERCIO CON PAÍSES COMO COSTA RICA ANTES DE REDUCIR SUS SUBSIDIOS, UNA VEZ QUE SUS IMPORTACIONES HAYAN DESMANTELADO LOS SISTEMAS PRODUCTIVOS NACIONALES Y SUS TRANSNACIONALES SE HAYAN APODERADO DE NUESTROS MERCADOS, YA NO LES IMPORTARÁ HACER TALES REDUCCIONES. ¿ES QUE ACASO NUESTROS NEGOCIADORES NO PUEDEN VER ESTO?
Igual ocurre con la propuesta de los contigentes arancelarios: Vean que se propone como base para fijar el monto de la cuota de importaciones que ingresará sin pagar aranceles, nada más y nada menos que el promedio de importaciones de cada producto de los últimos tres años, es decir, JUSTAMENTE EN LOS AÑOS CUANDO MÁS HAN INGRESADO IMPORTACIONES DE PRODUCTOS SENSIBLES E INDISPENSABLES PARA NUESTRA SEGURIDAD ALIMENTARIA COMO EL ARROZ Y LOS FRIJOLES.
Para los productores que se dedican a estos cultivos este sistema también constituye el tiro de gracia ya que se consolidarían las importaciones masivas de los últimos años y se perdería cualquier posibilidad de reactivar la producción interna y fijar una política nacional de soberanía alimentaria.
Compañeras y compañeros diputados, en esta materia tenemos que aprender de las lecciones de otros países:
Cuando se firmó el tratado de libre comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México el gobierno mexicano, al igual que los negociadores costarricenses, también presumía de que las asimetrías habían sido tomadas en cuenta porque en los productos agrícolas más sensibles como maíz y fríjol se pactó un plazo extra-largo de 15 años.
No debemos olvidar que también en esta negociación se acordó un arancel cero para un volumen anual correspondiente al déficit en la producción de estos granos y para el resto un arancel inicialmente muy alto que después iría reduciéndose, como supuesta protección a los productores mexicanos.
Sin embargo, estos mecanismos no fueron suficientes para evitar el descalabro de la agricultura mexicana, que hoy tiene sumidos en la pobreza a miles de campesinos y ha ocasionado la pérdida de más de 600 mil empleos en el campo.
Por el contrario, como lo han evidenciado recientes investigaciones, estos mecanismos fueron la culminación del proceso de desmantelamiento de la agricultura mexicana y se convirtieron en un engaño para los agricultores de ese país. En el caso del maíz por ejemplo, esto se dio, ?en primer lugar porque la producción de maíz ya había bajado como fruto de las políticas impulsadas por el Banco Mundial. En segundo lugar, porque dejar entrar sin arancel el equivalente al déficit del producto, no estimula el aumento de la producción mexicana. En tercer lugar, el tiempo por sí mismo no logrará que la producción de maíz y en general de los granos básicos mexicanos sean competitivos comparados con los de Estados Unidos; para ello es necesario una política agropecuaria mexicana y el Banco Mundial se encargó de desmantelar sus instrumentos y el TLC se encarga de limitar la capacidad del Estado de implementarla. Lo más grave es que ni siquiera esta pobre protección temporal se cumplió. La presión de las trasnacionales de alimentos llevó a que administrativamente se decidiera unilateralmente no cobrar el arancel. En síntesis, se liberó totalmente el mercado en el año 3 y no en el 15 del TLC, por lo que no hubo protección y se desestimuló la producción campesina del grano.?
Lo que ocurrió en México es lo que le va a ocurrir a la agricultura costarricense si aceptamos las propuestas planteadas en las negociaciones del TLC para eliminar los pocos mecanismos de protección con los que aún cuentan nuestros pequeños y medianos productores.
Por esta razón, en el Partido Acción Ciudadana reiteramos nuestra posición en el sentido de que los productos agrícolas sensibles como arroz, frijol, papa, cebolla, tomate, pollo, lácteos, entre otros, DEBEN SER EXCLUIDOS DEL TRATADO. Por ningún motivo deben eliminarse los aranceles vigentes, al menos mientras subsistan los millonarios subsidios en los Estados Unidos.
No debemos aceptar propuestas de ?plazos de desgravación? ni ?de contingentes arancelarios? que únicamente han servido para darles ?atolillo con el dedo? a los agricultores de los países en vías de desarrollo.
Debe implementarse una verdadera política de seguridad alimentaria y soberanía alimentaria que fomente la producción para el consumo interno de alimentos básicos y les brinde condiciones mínimas para producir a nuestros agricultores como capacitación, crédito accesible, apoyo técnico gratuito, precios estables, etc.
Hago un llamado a todas las organizaciones del sector agropecuario y al pueblo costarricense en general, para que tomen conciencia sobre estas amenazas y no se dejen engañar con falsas promesas.

