El reglamento de la Ley de moratoria de transgénicos al 2035

Foto del sitio: Actualidad Ambiental

Durante el segundo semestre de 2020 se intensificaron las acciones del Consorcio Agroecológico Peruano (CAP) y la Plataforma Perú País Libre de Transgénicos (PPLT) para prolongar la moratoria del ingreso de cultivos transgénicos, pues se conocía de antemano que la moratoria existente se vencía en diciembre 2021. Las acciones ya venían realizándose desde 2018. Finalmente, tan igual que en diciembre 2011, con el involucramiento de cocineros, comunicadores, académicos, e investigadores, promotores de salud y de agroecología, logramos en enero de 2021 la aprobación de la Ley 31111 de ampliación a la moratoria al ingreso de cultivos transgénicos hasta diciembre de 2035. 

A partir de esta conquista, queda otra tarea igual de vital, y se trata del reglamento de la ley. Como se conoce, toda ley debe tener un reglamento para posibilitar su puesta en ejecución. Por lo general, luego de promulgada una ley, se otorga un plazo entre 60 o 90 días para elaborar el reglamento correspondiente. Sin embargo, a junio 2021 ya pasaron 180 días (6 meses) y seguimos sin reglamento. A fines de julio juramentará un nuevo gobierno por lo que los ministerios se encuentran preparando el proceso de transición, tiñendo el ambiente con mayor pesimismo. Mientras tanto, conozcamos los casos de otras leyes cuyos reglamentos tardaron en elaborarse -o aún se espera su elaboración- y las graves consecuencias que ello acarrea. A su vez, comprendamos los riesgos de que la ley 31111 carezca de un reglamento. 

Primer peligro "Ante la inexistencia de un reglamento, me desentiendo"

El primer peligro de toda ley aprobada por el Congreso de la República es que nunca se reglamente y por lo tanto no se implemente; varios casos así lo demuestran. 

Un ejemplo cercano lo observamos con la Ley 29571 del Código de Protección y Defensa del Consumidor, promulgada en 2010, cuyo Artículo 37 sobre el Etiquetado de alimentos genéticamente modificados indica a la letra “Los alimentos que incorporen componentes genéticamente modificados deben indicarlo en sus etiquetas”. Sin embargo, debido a la ausencia de reglamento de ese artículo, aquí en Perú las grandes empresas transnacionales eluden su responsabilidad de declarar insumos transgénicos, cuando en países cercanos sí los declaran en las etiquetas. Clarísimo ejemplo es una conocida marca de aceite de soya, que en Brasil lleva una “t” indicando insumo transgénico, pero aquí en Perú se omite; tanto en Brasil como en Perú, la etiqueta tiene el mismo diseño, pero en Perú se omite valiosa información. En pocas palabras, la falta de reglamento propicia que un sector de empresarios boicotee el derecho de millones de peruanas y peruanos a elegir a consciencia si queremos consumir transgénicos o no. 

Segundo peligro "Sin reglamento interpreto la ley a mi antojo para favorecerme"

El segundo peligro es la libre interpretación de la ley ante la falta de un reglamento. El mismo Código de protección y defensa del consumidor brinda otro ejemplo con los empresarios que plantean declarar el uso de insumos transgénicos siempre y cuando se use 5% o más de estos en la elaboración del producto. Sin embargo, el objetivo del Código es promover transparencia, es decir, si el producto contiene insumos transgénicos, cualquiera sea su porcentaje, la obligación es declararlo en la etiqueta. 

Para el caso de la Ley 31111 de ampliación de la moratoria al ingreso de transgénicos, esta prohíbe los cultivos para uso comercial, pero, permite cultivos en “espacios confinados” con fines de investigación, con lo cual, algunos promotores pro transgénicos ya están interpretando esta salvedad pretendiendo que los espacios confinados sean “campos experimentales”, lo cual es contrario a la intención de la Ley. 

En otros casos, intentan engañarnos con enredos asegurando que las nuevas tecnologías, como las del tipo CRISPR-Cas9, están excluidos del universo de los transgénicos. Lo cierto es que mediante la CRISPR-Cas9 [1] se realiza la edición genética en las secuencias de ADN para alterar -«editar»- directamente en el genoma de las células vivas. 

Silvia Ribeiro (ETC) nos previene en su artículo Nuevas trampas transgénicas que “La estrategia de que los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las leyes de bioseguridad no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos productos, como hongos manipulados con la biotecnología CRISPR-Cas9. En Europa, la discusión lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo indica que la Unión Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario, podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más exigentes, por las nuevas amenazas que éstas presentan.” [2]

Tercer peligro "Quintacolumnistas e infiltrados"

La definición de ‘quintacolumnistas’ tienen origen en la frase “quinta columna” y Wikipedia lo describe así “es una expresión utilizada para designar, en una situación de confrontación bélica, a un sector de la población que mantiene ciertas lealtades (reales o percibidas) hacia el bando enemigo, debido a motivos religiosos, económicos, ideológicos o étnicos. Tal característica hace que se vea a la “quinta columna” como un conjunto de personas potencialmente desleales a la comunidad en la que viven y susceptibles de colaborar de distintas formas con el enemigo.” 

Con relación a la ampliación de la moratoria al ingreso de transgénicos a Perú, son numerosos los quintacolumnistas que se ocuparon (y se ocupan) activamente intentando que la Ley 31111 sea archivada en el Congreso. Se manifestaban en los medios de difusión tradicionales con artículos tendenciosos, en las redes sociales con mensajes desdeñando los saberes ancestrales y hasta en el MIDRAGRI, MINAM o PRODUCE, aprovechando su condición de funcionarios públicos. En el sector público, los quintacolumnistas se vienen manifestando desde antes de la implementación de la moratoria promulgada en diciembre 2011, y particularmente desde febrero 2013 a través de la Comisión Multisectorial de Asesoramiento (CMA) [3] 

La CMA, adscrita al Ministerio del Ambiente, ha sido creada por la Ley 29811 con el objetivo de “cumplir las funciones de seguimiento de su implementación, así como también, emitir informes técnicos y propuestas que coadyuven al asesoramiento en el desarrollo de las capacidades e instrumentos que permitan una adecuada gestión de la biotecnología moderna, la bioseguridad y la bioética.” La CMA está integrada por 17 representantes de instituciones públicas y privadas. 

Una de las instituciones privadas integrante de la CMA es la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP) [4], cuyo representante es abiertamente un empresario promotor de paquetes tecnológicos transgénicos, es decir, desde las semillas hasta el sinnúmero de insumos. Su tarea fue muy clara desde el inicio, entorpecer la labor de la CMA y la de MINAM, con el objetivo de “dar una moratoria a la moratoria”, para dejar la vía libre y permitir el ingreso de los cultivos transgénicos. Argumentos como “están subiendo los precios de los alimentos, la solución son los transgénicos”, o, “nos estamos quedando sin semillas de calidad, la solución son los transgénicos” se escucharon durante estos 8 años de intercambios en la CMA. 

Confiamos que en la nueva etapa se redefina la CMA, y que quintacolumnistas e infiltrados queden fuera de esta. 

Los peligros del consumo nacional de transgénicos 

Si bien existen unos 140 tipos de transgénicos en el Mundo, el 99% de ellos se concentran en sólo 4 cultivos: soya, maíz amarillo duro, algodón y canola. Ver siguiente cuadro con detalles. 

El 86% de estos cultivos transgénicos tienen la cualidad de ser resistentes al glifosato. Su uso masivo es realmente peligroso porque la Organización Mundial de la Salud lo declara como cancerígeno, tanto durante la aplicación en campo como a través de los alimentos contaminados. De allí la importancia de informar en las etiquetas el uso de transgénicos en el procesamiento de alimentos. 

Situación de los 5 principales cultivos transgénicos (fuente ISAAA)

¿Cómo evitar consumir transgénicos? 

Ante todo, leamos las etiquetas, y si identificamos ingredientes derivados del maíz, la soya o la canola, es muy probable que sean transgénicos; y lo mejor será evitar adquirirlos. En general, nuestra recomendación es consumir productos con un mínimo de procesamiento y elaborados con insumos nacionales ecológicos. 

Fuente: Boletín Biocompartiendo - Centro Ideas

Temas: Corporaciones, Soberanía alimentaria, Transgénicos

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