El turismo masivo es insostenible y autodestructivo y estos diez antiviajes en América lo comprueban

Por WIRED
Idioma Español
País América

El autor Andy Robinson nos lleva por un recorrido de "terror" por destinos icónicos de América para revelar el oscuro sistema que se esconde detrás de la industria turística.

El turismo masivo es un exceso de 1.500 millones de personas moviéndose por el mundo. La postal de vacaciones que subes a redes rara vez cuenta la historia completa. Detrás del resort "todo incluido" y la foto perfecta para Instagram, a menudo se esconde una  maquinaria industrial con profundas consecuencias sociales y económicas. En su libro ‘Turismo de terror, diez antiviajes en América’, el periodista Andy Robinson arranca este velo de fantasía para exponer el lado oscuro de una de las industrias más grandes del mundo.

A través de diez crónicas de viaje que funcionan más como reportajes de investigación, Andy Robinson (Reino Unido, 1960) nos guía por un itinerario que deliberadamente evita lo placentero. Desde los cimientos de hoteles de lujo en Cancún, construidos sobre la explotación laboral, hasta el desplazamiento de comunidades en Cartagena de Indias y Bariloche, el libro documenta cómo el turismo masivo, controlado por grandes monopolios, puede "hacer morir de éxito" a las ciudades.

Andy Robinson, autor de ‘Turismo de terror, diez antiviajes en América’.

No es una guía de viajes, sino su antítesis: un manual para entender por qué, después de leerlo, ningún lector volverá a viajar de la misma manera.

El periodista y autor de acuña el término "literatura de antiviajes" para diagnosticar una industria que arrasa con la identidad de los lugares que idealiza. ¿Podemos ser mejores viajeros? Quizás, pero primero debemos entender el problema.

Detrás de la foto perfecta del agua turquesa y la arena blanca, se esconde una maquinaria industrial. La playa paradisíaca está, con frecuencia, ahogada en sargazo. El centro histórico de la ciudad mágica es ahora un parque temático para extranjeros donde los locales ya no pueden vivir. El aeropuerto, lejos de ser una puerta al descanso, se ha convertido en un purgatorio de consumismo forzado y esperas interminables.

Hay más sargazo que nunca en el Caribe y ellos quieren convertirlo en fuente de energía

El Caribe mexicano se perfila para romper récord de sargazo en 2025. Expertos proponen convertirlo en biogás, paneles y bonos de carbono para reducir su impacto ambiental y económico.

Esta disonancia entre la promesa y la realidad es el punto de partida de Andy Robinson, un periodista con muchas horas de vuelo que ha decidido usar su experiencia no para vender destinos, sino para diseccionarlos.

"Es un poco irónico el término", confiesa Robinson en entrevista para WIRED en Español. "Yo soy la persona menos indicada para hacer una crítica a la cultura de viajar, porque paso mi vida en aviones". Sin embargo, es precisamente esa perspectiva la que le permite ver los patrones. "Pensé que sería lógico crear un nuevo género que arremeta contra nuestra obsesión por viajar, al menos en el sentido turístico".

"El turismo destruye todo lo que busca, lo que codicia. En cuanto llegas a esa playa virgen, ya por el hecho de haberla pisado, la has destruido".

Andy Robinson

Para Robinson, el punto de quiebre, el momento en que el malestar se vuelve insoportable, es a menudo la propia experiencia de volar. "Decidí hacer el primer capítulo sobre el aeropuerto porque es un lugar distópico, un microcosmos de todo lo malo de la globalización", explica. "Eres una especie de cautivo esperando un vuelo retrasado y acabas en un centro comercial con las mismas marcas de siempre".

En ese no lugar, con sus medidas de seguridad y sus centros comerciales ostentosos, pretenciosos y franquicias anodinas, el aeropuerto, dice el autor en su libro, “se había convertido en un microcosmos del capitalismo decadente, de consumo zombi, estatus comprado y vigilancia orwelliana”, donde millones de pasajeros somos un enorme mercado cautivo, acorralado en la zona de compras por un intimidante aparato de seguridad casi militar.

‘Turismo de terror, diez antiviajes en América’, de editorial Grijalbo.

Esa homogeneización es solo un síntoma de un problema más profundo. El verdadero "terror" que da título al libro se manifiesta en cómo esta industria, controlada por grandes monopolios, convierte todo en un producto, incluyendo la propia autenticidad.

Las cifras de turismo masivo varían por región, pero a nivel global, se superó el récord de 2019 con 1.500 millones de turistas internacionales en 2023, con Francia como el país más visitado. En México, las llegadas internacionales fueron de 42,15 millones en 2023, mientras que en España se alcanzaron 94 millones de visitantes en 2024, evidenciando el carácter masivo del fenómeno. La importancia global del sector sigue siendo evidente. Y es que la industria turística es responsable de la creación de más de 300 millones de empleos, entre directos e indirectos. Además, su aportación al PIB mundial superó los 9,5 billones de dólares estadounidenses en el último año, según el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés).

El autor utiliza como ejemplo Xcaret en la Riviera Maya, el conjunto de parques temáticos creados por el empresario multimillonario mexicano-estadounidense Miguel Quintana Pali, cuya disneyficación de la cultura maya incluye una nueva lengua en la que se ha sustituido la s por una x supuestamente maya. “Xoñar es visualizar una gran idea en acción”, escribe Quintana Pali al inicio de su libro titulado: Xueños, la historia detrás de Xcaret. El lugar "ofrece el agua turquesa de los cenotes en sus parques temáticos, que es casi el único lugar donde uno puede bañarse en agua limpia, pero solo después de privatizar un patrimonio prehispánico".

Sin embargo, el argumento más incisivo de Robinson es el que trasciende las vacaciones y aterriza en nuestra vida cotidiana. ¿Se ha sentido alguna vez como un extraño en su propio barrio? Robinson afirma que la lógica del turismo ha colonizado nuestros espacios vitales.

"En casa me siento como un turista... el parque temático casi se ha instalado en nuestros propios barrios"

Andy Robinson

Lo que vivimos en ciudades como Ciudad de México, Madrid o Lisboa no es, según él, la gentrificación del pasado, donde nuevos vecinos se integraban, con mayor o menor fricción, en la comunidad. La turistización es diferente. "Ahora ya ni viven las personas. Están dos días, son turistas. Hay una sensación de que no hay ninguna estabilidad ni permanencia", reflexiona.

El autor es cuidadoso en distinguir su crítica de la nostalgia o la xenofobia. El problema no es la llegada de gente de otros lugares, sino la aniquilación del ecosistema social que permite la vida en comunidad. "No es una cosa de añorar un barrio que fuera español y blanco, ni mucho menos. Es añorar un barrio donde hay un tejido social y una vida cotidiana", matiza.

Ante este panorama, ¿existe una salida? ¿Podemos viajar de una forma que no sea inherentemente destructiva? Robinson no ofrece soluciones sencillas, pero sí apunta hacia un cambio de conciencia. La solución, si existe, no vendrá de la industria, sino de los propios viajeros.

"Quizás tiene que haber un turismo crítico e incluso activista", sugiere.

Narra la anécdota de su sobrino británico, quien, estando de vacaciones en Tenerife, se encontró con una manifestación de locales contra el turismo masivo y decidió unirse a ellos. “Los turistas tienen que empezar a ser conscientes del problema que ellos están causando para la gente que vive ahí”, sostiene.

Después de leer Turismo de terror, es difícil ver un Airbnb, un crucero o un resort "todo incluido" de la misma manera. El libro no nos pide que dejemos de movernos, pero sí nos obliga a preguntarnos qué marca dejamos a nuestro paso, y sobre el exceso. Quizás el futuro del viaje no está en descubrir nuevos destinos, sino en encontrar una forma más consciente y respetuosa de llegar a ellos.

Fuente: WIRED

Temas: Comunicación y Educación, Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos

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