El “centinela” de la Soberanía Alimentaria

Idioma Español

La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pastoriles, laborales, de pesca, alimentarias y agrarias que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias exclusivas

No es lo mismo que seguridad alimentaria que es el derecho mínimo de cada habitante a comer las calorías necesarias para vivir y reproducirse. Si hay plena seguridad alimentaria no hay población con hambre, si hay plena Soberanía Alimentaria, no solamente no hay hambre, si no que la comunidad organizada, a través de canales de participación genuinos, decide qué alimentos produce, en qué parte de su territorio los produce, con qué tecnología los produce, y para quién los produce.

Lamentablemente, cuando es necesario enunciar enfáticamente el término soberanía es cuando ésta se encuentra amenazada. Es extraño que el mundo hable de Soberanía Alimentaria desde sólo hace una década, quizás la lucha por "otras Soberanías" empañaron esta consigna, o quizás, fruto de la globalización, fue que cada vez más las decisiones sobre lo que la sociedad come no las toma la misma sociedad; la cuestión es que habida cuenta de la hambruna mundial se instala en la agenda pública la Soberanía Alimentaria como algo a defender y recuperar.

Planteada la defensa de la Soberanía Alimentaria, queda planteada la pregunta estratégica: ¿Cómo y con qué actores de la sociedad se puede recuperar el derecho que tienen los argentinos a decidir qué comen y qué comerán sus nietos?

El IPAF Pampeana-INTA sostiene que uno de los actores clave para ello son los agricultores familiares. Estos viven donde producen, son capaces de elaborar alimentos de la canasta familiar sanos para mercados de proximidad y con una tecnología agroecológicamente adecuada.

No hay otro actor con semejante potencialidad en defensa de la Soberanía Alimentaria, los agricultores familiares son a la vez consumidores y productores, mantienen relación directa con la ciudad y con el campo, generan empleo genuino y arraigo rural en el mismo territorio donde se producen los alimentos.

Obviamente, no lo pueden hacer solos, necesitan de una alianza con los consumidores y, fundamentalmente, políticas de Estado que les garanticen el acceso a la tierra y sus recursos naturales, que les faciliten los canales de comercialización y le ofrezcan una tecnología de producción accesible y acorde a su escala y realidad. Es en este sentido que el IPAF Pampeana-INTA está investigando cómo fortalecer el accionar del "centinela" de la Soberanía Alimentaria: la Agricultura Familiar.

Fuente: IPAF Pampeana

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