FAO alerta sobre residuos tóxicos de plaguicidas pero apoya transgénicos

No obstante esta llamada de atención de la FAO, este organismo de Naciones Unidas emitió en el pasado mes de mayo otro informe en el que apoyó explícitamente el desarrollo de cultivos transgénicos como solución al hambre mundial

Un Informe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO) hecho público este jueves 08 de septiembre, alerta sobre los peligros derivados de los residuos tóxicos de plaguicidas caducados. Esta situación es aún más alarmante en los países pobres puesto que los costos para la eliminación de una tonelada de residuos de plaguicidas cuesta alrededor de 3.500 dólares.

No obstante esta llamada de atención de la FAO, este organismo de Naciones Unidas emitió en el pasado mes de mayo otro informe en el que apoyó explícitamente el desarrollo de cultivos transgénicos como solución al hambre mundial, precisamente cuando son estos cultivos modificados los que requieren mayores cantidades de plaguicidas.

El Informe de la FAO sobre los residuos tóxicos de los plaguicidas caducados revela que los continentes donde mayores son los riesgos para la salud humana y el medio ambiente son África, Asia, América Latina y los países del este europeo.

Los residuos de plaguicidas caducados son los restos que perduran luego de culminadas las campañas de control de plagas. Estas sustancias altamente tóxicas para el medio ambiente y la salud de las personas incluyen existencias de los plaguicidas considerados como más peligrosos como los Contaminantes Orgánicos Persistentes, aldrín, clordano, DDT, dieldrin, endrin, heptacloro y fosfatos orgánicos.

Las cifras manejadas por la FAO en su informe revelan que en Ucrania existen alrededor de 19.500 toneladas de substancias químicas envejecidas, en Macedonia 10.000 toneladas, en Polonia 15.000 toneladas y en Moldavia 6.600 toneladas.

La situación de los países de África también es más que alarmante: ese continente alberga cerca de 50.000 toneladas de residuos tóxicos de plaguicidas.

Asia presenta una situación incógnita, ya que si bien se sabe que las existencias de residuos tóxicos alcanzan las 6.000 toneladas, el Informe de la FAO no incluye la situación de China, donde no sólo por tamaño del territorio sino también por la importancia de la agricultura se supone que existan niveles aún más alarmantes.

Los datos para Oriente Medio y América Latina revelan la existencia de 10.000 toneladas de puro veneno tóxico.

Según afirmó Mark Davis, responsable del programa de la FAO sobre la Prevención y Eliminación de Plaguicidas Caducados, "los países afectados piden cada vez con más frecuencia y mayor urgencia ayuda para eliminar sus existencias de plaguicidas caducados e impedir la acumulación ulterior de residuos químicos tóxicos. (...) sin fondos adicionales de los países donantes, la FAO no será capaz de responder a sus naciones miembros que necesitan asistencia?.

Particularmente peligrosa es la situación que se vive en muchos países de África. "Países como Argelia, Camerún, Somalia, Eritrea y Senegal están enormemente preocupados por los efectos graves y continuos de sus reservas de plaguicidas caducados en el medio ambiente y en la salud de las personas", expresó el funcionario de la FAO.

La existencia de más de 50.000 toneladas de residuos tóxicos en 53 países del continente africano constituye una grave amenaza para las frágiles economías basadas en la extracción de materias primas y en la agricultura, ya de por si gravemente afectadas por las sequías, las plagas y los desplazamientos masivos de refugiados que escapan de los conflictos armados.

Un ejemplo claro de las dificultades por las que atraviesan varios países de África con respecto a sus producciones agrícolas es la actual situación de las plagas de langostas que eliminan cualquier cultivo que encuentran a su paso.

Miles de litros de plaguicidas llegaron al continente africano proveniente de diversos países que respondieron precisamente al llamado que lanzara la FAO para prevenir sobre las inminentes pérdidas agrícolas y las consiguientes hambrunas.

Para el responsable del Programa de Plaguicidas de la FAO Mark Davis ?...es urgente combinar las medidas de limpieza con las de prevención. Hay que sensibilizar con urgencia a muchos países en el sentido de que el uso de plaguicidas debe ser controlado y limitado y de que hay que emplearlos respetando la salud de las personas y el medio ambiente?.

Sin embargo, el Informe sobre el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2003-2004, documento oficial de la FAO divulgado en el mes de mayo, abordó el tema de la biotecnología en general y de los cultivos transgénicos en particular desde una óptica que no rechazó ni condenó los efectos que este tipo de cultivos han tenido sobre el medio ambiente y sobre las comunidades campesinas que se han visto avasalladas por las grandes empresas que dominan este negocio.

La FAO no rechazó ni denunció los graves casos de contaminación que han ocasionado cultivos transgénicos, como es el caso de la contaminación de variedades de semillas de maíz criollo en México, situación que no se habría dado si se hubieran mantenido y potenciado los mecanismos tradicionales de cultivo y de mantenimiento de la biodiversidad.

La FAO afirmó en su informe que en los países en desarrollo donde si se han introducido cultivos transgénicos, los pequeños agricultores han obtenido beneficios económicos y se ha reducido el empleo de productos agroquímicos tóxicos. "Durante los últimos siete años, los cultivos transgénicos han reportado grandes beneficios económicos a los agricultores en diversas zonas del mundo", afirma el informe.

En definitiva, la postura de la FAO respecto a los transgénicos es que se debe evaluar y sopesar atentamente caso por caso los peligros y beneficios potenciales de esos cultivos, pero que ?no se debe subestimar el potencial que ofrecen?.

Incluso en un comunicado de prensa emitido por el Director General del Organismo Jacques Diouf en respuesta a una carta enviada por varias ONG's ambientalistas, afirmó: ?Siempre he señalado la necesidad de alimentar a una población mundial, que crecerá de los actuales 6.000 millones a 9.000 millones de personas para el año 2050, requiriendo así un incremento de la producción alimentaria del 60 % en una situación en que ampliar las tierras de cultivos se hace cada vez menos viable, ya que la urbanización, la expansión de la industria y la infraestructura de transporte van invadiendo las zonas rurales, a la vez que la deforestación y la producción de cultivos en ecosistemas frágiles están causando la degradación del suelo. Ante esta situación se requerirá intensificar los cultivos, aumentar el rendimiento y mejorar la productividad. Habida cuenta de ello, deberemos utilizar los instrumentos científicos de la biología molecular, y en particular la identificación de marcadores moleculares, la cartografía genética y la transferencia de genes para un mejoramiento vegetal más eficaz...?.

En conclusión, mientras que por un lado la FAO advierte y alerta sobre los peligros derivados de los residuos tóxicos de plaguicidas, por otro ha promocionado implícitamente la actividad de las grandes corporaciones que dominan a nivel mundial la comercialización y distribución de las semillas transgénicas, que son las mismas que comercializan los plaguicidas que requieren los cultivos modificados genéticamente.

Fuente: Radio Mundo Real

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