Kenia prohibió intercambiar semillas autóctonas. Un coro comunitario contraataca

El Coro de la Granja de Semillas Autóctonas Edén defiende la soberanía sobre las semillas y los cultivos autóctonos.
Es un mediodía soleado en la aldea de Makongo, en las afueras de la ciudad de Nakuru, a 159 kilómetros al noroeste de la capital de Kenia, Nairobi. Los residentes y el ganado buscan un refugio bajo los árboles para soportar mejor el calor implacable. El suelo reseco, agrietado y cubierto de polvo por las brisas ocasionales es muestra de una tierra sedienta y necesitada de lluvia.
Una melodía resuena en el aire, llega desde una casa y se escucha a más de cien metros de distancia. Es el hogar de Francis Ngiri, agroecólogo, agricultor y compositor de 60 años. Es el fundador del Coro de la Granja de Semillas Autóctonas Edén, grupo dedicado a crear conciencia sobre las semillas autóctonas en peligro de extinción.
Ngiri organiza ensayos semanales en su casa. Está sentado con dos de las integrantes del coro, Lucia Wambui, de 81 años, y Rose Wanjiru, de 54, en una sala de reuniones sin techo y con paredes de estera donde el grupo practica. Ngiri explica que la idea del coro nació en 2024, cuando se dio cuenta de que muchas semillas autóctonas estaban desapareciendo o ya se habían extinguido. Recurrió a la música para difundir su mensaje, pues cree que las melodías no tienen sesgos y pueden atravesar generaciones.
Muchas de nuestras semillas autóctonas ya han desaparecido. Nuestra gente ha adoptado semillas foráneas a expensas de nuestra variedad local, que es más nutritiva.
Su pasión por la música y su deseo de enfrentar los efectos del cambio climático lo llevaron a componer canciones sobre las amenazas que enfrentan las semillas autóctonas en Kenia y en toda África. El coro comenzó con 20 miembros, de entre 25 y 81 años. Con el tiempo y debido a dificultades diversas, el grupo se redujo a 12 personas. Sin embargo, la misión sigue intacta: conservar, preservar y proteger estas variedades de semillas y su gran valor nutricional.
Lucia Wambui Kuria, la integrante más longeva del coro y una de sus fundadoras, elogia la iniciativa. Atribuye la buena salud de las personas en su juventud al consumo generalizado de alimentos autóctonos. Dice: “Me preocupa que las semillas autóctonas estén desapareciendo rápido, como este frijol Nyakairu (frijol negro)”, dice mientras sostiene un puñado de estas legumbres oscuras.
Agrega que los frijoles Nyakairu son sabrosos, creen rápido y son más nutritivos que las variedades modernas. Le entristece que, a pesar de estas cualidades, esta variedad esté disminuyendo, ya que muchas personas rechazan las semillas tradicionales.
Grace Rosa Wanjiru, otra de las fundadoras, se alegra de haber permanecido cuando otros se fueron. Su dedicación le ha permitido presentarse en actos públicos y asistir a talleres de formación sobre agricultura indígena. Se siente motivada por la respuesta de la comunidad a sus canciones.
Nuestros esfuerzos por cantar por las semillas autóctonas no son en vano, porque muchos agricultores las han adoptado y han aprendido de ellas; tengo esperanzas de que muchos más se unirán.
Las semillas autóctonas son resistentes al cambio climático, pueden soportar sequías severas, plagas y enfermedades. Se transmiten de generación en generación y son esenciales en tiempos de incertidumbre agrícola, a diferencia de las semillas comerciales.
A pesar de las dificultades financieras, el coro ha grabado seis canciones desde 2024. Los costos de grabación en un estudio de la ciudad de Nakuru fueron cubiertos por Seed Savers Network Kenya, empresa social que apoya a pequeños agricultores y a la conservación de la agrobiodiversidad. Contribuyeron con 150 000 chelines kenianos (aproximadamente 1216 dólares) para respaldar los esfuerzos del coro.
Las canciones del coro están grabadas en una mezcla de suajili y kikuyu, e incluyen: Uongozi wa Wamama (Mujeres y liderazgo), Viazi Vitamu (Batatas), Agroecology, Mama Mashinani (Mujer rural), Mbegu Zilizokuzwa (Semillas tradicionales cultivadas) y Mbegu Cia Tene (Semillas autóctonas).
Estas canciones transmiten diversos mensajes sobre la importancia de los bancos de semillas, la selección y almacenamiento, la pérdida de diversidad genética, las leyes de certificación y sus limitaciones, la agroecología y el empoderamiento y liderazgo de las mujeres. La importancia de estas temáticas han dado mucha visibilidad al coro, y les han valido invitaciones a actos agrícolas en todo el país, lo que ha generado ingresos para sus integrantes.

El trabajo del coro nunca ha sido tan importante como ahora: en Kenia, los agricultores enfrentan a la punitiva ley de semillas y variedades vegetales, que prohíbe intercambiar semillas autóctonas entre agricultores, lo que amenaza tradiciones ancestrales. En respuesta, el coro fundó el Banco de Semillas Edén, iniciativa comunitaria para preservar las semillas autóctonas.
Así se conservan las semillas: las que están en botellas son para el corto plazo, entre una y dos temporadas, mientras que las ahumadas, secas o conservadas con ceniza son para largo plazo, es decir, pueden usarse tras varios años.
La conservación de estas semillas es meticulosa. Cuando se reciben, se seleccionan los granos sanos, se extraen y se codifican según la variedad. Pasan por pruebas de humedad antes de almacenarlas. Antes de sembrarlas, se someten a una prueba de germinación y solo las que logran un 80% de brotes se retienen, y se guardan con ceniza o gel de sílice para su uso futuro.
En la finca de diez acres de Ngiri, los cultivos autóctonos prosperan. El terreno está dividido cuidadosamente en secciones, cada una con una variedad distinta. Una parcela está destinada a la caracterización de 15 tipos de batatas autóctonas, lo que permite comparar características como sabor, velocidad de crecimiento, color, valor nutricional e idoneidad como forraje.
Ngiri también está experimentando con cruces. Actualmente, trabaja en hibridar githigo (maíz amarillo) con una variedad de peine rojo para desarrollar una cepa de rápido crecimiento rica en betacaroteno.
La importancia de los bancos de semillas para preservar las variedades autóctonas no puede subestimarse, especialmente en Kenia, donde la agricultura representa el 30% del Producto Bruto Interno (PBI) y el 80 % del empleo, principalmente en zonas rurales.
Las semillas autóctonas no pertenecen a empresas internacionales. Estas riquezas ecológicas han prosperado en las comunidades agrícolas locales durante generaciones. Según diversas investigaciones, el 80% de los pequeños agricultores que alimentan a la población de Kenia dependen de sistemas y redes de semillas informales. Se estima que el 90% de las semillas sembradas en el país provienen de estos sistemas.
Es esta tradición profundamente arraigada la que Njiri y su coro defienden a través de sus canciones. Con la música como herramienta de resistencia, desafían leyes que amenazan la soberanía de las semillas y buscan cambiar la historia sobre la agricultura indígena. Pero su activismo no está libre de complicaciones. Los horarios exigentes impiden los ensayos frecuentes y la falta de fondos dificulta la grabación profesional. La promoción sigue siendo un obstáculo.
Aun así, el coro se enorgullece de inspirar a las comunidades a regresar a la agricultura indígena. De cara al futuro, Njiri espera colaborar con otros agricultores de semillas autóctonas de África oriental para crear un himno regional. Aunque el alto costo de producción musical sigue siendo una barrera, sueña con grabar música de audio y video de alta calidad con proyección internacional.
También espera que sus canciones contribuyan a que el Gobierno reconsidere la ley de semillas y variedades vegetales, que muchos consideran restrictiva.
Njiri concluye: Espero que estas canciones ayuden a difundir el mensaje e influir a la próxima generación para conservar las semillas autóctonas antes de que desaparezcan para siempre.
Esta historia de Ruth Nganga se publicó originalmente en Minority Africa el 29 de abril de 2025. Reproducimos esta versión revisada como parte de un acuerdo de intercambio de contenido.
- Traducido al Español por Mariela Arnst.
Fuente: Global Voices