Organizaciones y colectivos internacionales exigen suspensión del Tren Maya

Idioma Español
País México

Activistas, organizaciones y colectivos de defensa de los derechos indígenas y ambientales en el mundo exigieron al gobierno de México la suspensión inmediata del Tren Maya y el cese a las amenazas, hostigamientos y todos los esfuerzos de intimidar y presionar a quienes luchan en contra de la construcción del megaproyecto.

En una declaración de solidaridad con los pueblos en lucha contra el Tren Maya, iniciada por Sexta Grietas del Norte, las organizaciones y activistas internacionales recordaron que el megaproyecto «es un sueño capitalista que conducirá al despojo, el desplazamiento y el deterioro de la vida de la gente que vive en zonas próximas a lo largo de la vía férrea», así como la devastación ambiental en la Península de Yucatán.

Recordaron que en el informe “Territorios mayas en el paso del tren: situación actual y riesgos previsibles”, publicado en marzo de 2020, se concluyó que el megaproyecto federal del Tren Maya tendrá impactos negativos en diez Áreas Naturales Protegidas (ANP) y sus servicios ambientales, como la recarga de acuíferos y la capacidad de capturar carbono; que ha vulnerado los derechos de 146 mil indígenas; que las tierras para el proyecto y sus polos de desarrollo jamás podrán recuperarse; que los empleos que generará serán precarios y temporales y que podría destruir de manera irrecuperable mil 288 sitios arqueológicos.

De igual forma, criticaron la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de continuar con las obras del Tren Maya a pesar de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus.

A continuación la declaración completa:

Sexta Grietas del Norte invita a otros grupos y personas a unirse en solidaridad con nuestras compañer@s que luchan contra el llamado Tren Maya.

Saludamos los esfuerzos del Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (CRIPX) y los felicitamos por su éxito en detener la construcción del megaproyecto del tren en el corredor de Campeche. Este es un gran logro, especialmente en estos tiempos cuando los gobiernos se están aprovechando de la crisis de COVID-19 para promover sus agendas, y están atacando las resistencias y rebeliones en México y otras partes del mundo. Sabemos que la lucha sólo ha comenzado, y apoyamos y alentamos los esfuerzos continuos para detener permanentemente la construcción del tren en su totalidad. Esta lucha está lejos de terminar, ya que el gobierno está decidido a construir este megaproyecto que traerá grandes beneficios a los capitalistas que dirigen el país, a un gran costo para la vida humana y el medio ambiente.

Denunciamos las amenazas, hostigamientos y todos los esfuerzos de intimidar y presionar a quienes luchan en contra de la construcción del llamado “Tren Maya” y, en particular, denunciamos las agresiones en contra de nuestros hermanos y hermanas miembros del Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, quienes están arriesgando sus vidas y sus medios de subsistencia para luchar contra este megaproyecto de muerte.

El llamado proyecto “Tren Maya” busca transportar de 600,000 a 800,000 nuevos turistas al año en la península de Yucatán. En “consultas” engañosas y autoritarias, el gobierno simula informar y consultar con las poblaciones locales sobre los efectos del proyecto, alegando que es un proyecto de “desarrollo” que traerá beneficios a los pobres e indígenas de la zona: empleos, modernos, infraestructura, oportunidades de negocios.

De hecho, la verdad es todo lo contrario. Tales fueron las conclusiones de, entre muchos, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), un organismo federal independiente encargado de asesorar al gobierno mexicano sobre políticas públicas relacionadas con la ciencia y el desarrollo tecnológico. Este estudio, entregado al gobierno a principios de diciembre pero no publicado hasta marzo (mucho después del proceso de consulta), concluyó que el megaproyecto del tren tendría graves impactos negativos, que incluyen:

– destrucción de 10 áreas protegidas nacionales que brindan beneficios ambientales, como la recarga de acuíferos y la captura de carbono (que mitigan los daños causados ​​por el calentamiento global)

– impactos negativos irreversibles en el territorio que será apropiado para el proyecto

– la violación de los derechos de 146,000 indígenas que viven en el área

– generar empleos temporales y precarios

– conducir a un aumento de la violencia relacionada con el tráfico de drogas y el tráfico de personas

El estudio fue censurado por el gobierno hasta que se completó el proceso de consulta, para que la gente no supiera de los peligros del tren-megaproyecto.

Este estudio confirma lo que muchos hemos argumentado desde hace tiempo: este megaproyecto de muerte es un sueño capitalista que conducirá al despojo, el desplazamiento y el deterioro de la vida de la gente que vive en zonas próximas a lo largo de la vía férrea: hogares, agricultura, comunidades, pequeñas empresas y comercios, incluso las empresas ecoturísticas sustentables. El tren amenazará a la selva tropical más grande restante en Mesoamérica, la Reserva de Calakmul, considerada la segunda biosfera más importante después del Amazonas por su producción de oxígeno. Los manglares de Bacalar, una de las áreas de manglares más importantes del mundo, también están en la ruta del tren y por lo tanto corren gran riesgo (ver  reporte de CONACYT “Territorios Mayas en el Paso del Tren: Situación Actual y Riesgos Previsibles”).

El Tren “Maya” proyecto beneficiará a las corporaciones de ingeniería y construcción que obtendrán grandes contratos, así como a las cadenas hoteleras, las corporaciones turísticas internacionales y los empresarios ricos que tienen los fondos para establecerse y saben qué manos llenar de billetes para sobornar. Este mega tren beneficiará a los funcionarios del gobierno quienes recibirán prebendas y sobornos de los capitalistas. El tren beneficiará a las industrias extractivas, cuyos proyectos seguirán inevitablemente la ruta del tren , aprovechando de la infrastructura, la instalación de transportes y la fuerzas militares y paramilitares de “seguridad” que llegarán a la región para apoyar a la construcción del tren y que servirán para proteger sus inversiones. Tambien les beneficiara la represión en contra de la tenaz resistencia y oposición a los megaproyectos, siempre un obstáculo para el capitalismo extractivo.

Solo nos falta mirar al espejo de llamada Riviera Maya, en el noreste de Yucatán, para ver los efectos que los proyectos turísticos masivos tienen en las personas y su medio ambiente. Mientras los ricos se bañan en piscinas impecables, se relajan en la playa y en elegantes bares, disfrutando de cócteles exóticos y comidas gourmet, los que los atienden ganan salarios miserables (muchos ganan el salario mínimo de 7 dólares por día) y decenas de miles de desempleados y subempleados pueblan el área en barrios de pobreza que rodean los centros turísticos. Entre estos sirvientes se encuentran campesinos que han sido despojados o que ya no pueden vivir de sus tierras, en muchos casos debido a la disminución del agua disponible. 

La abundancia de centros comerciales y restaurantes que obtienen ganancias en estas áreas turísticas son propiedad de la élite adinerada, a menudo extranjeros, que tenían el dinero para invertir en lujosos estándares que los turistas prefieren– las calles de Cancún están llenas de cadenas de tiendas extranjeras. Las playas, una vez prístinas y llenas de peces, están contaminadas. Cientos de miles de toneladas de basura creadas por los turistas contaminan el agua, se derraman en el océano e infectan la tierra en basureros repletos situados cerca de las casas de los pobres. El agua robada de las tierras de cultivo indígenas se desperdicia imprudentemente. Este es el patrón de “desarrollo” que se puede ver en las lujosas zonas turísticas de todo México: una industria turística devastadora e insostenible que ahora se está derrumbando a raíz de la epidemia de COVID-19.

El gobierno mexicano informa que Cancún está abandonado: solo el 7% de sus aproximadamente 90,000 habitaciones de hotel están ocupadas, mientras que 60,000 trabajadores han sido despedidos en el estado de Quintana Roo, lo que representa aproximadamente el 40% de su fuerza laboral.

Los trabajadores pobres y desatendidos de las zonas hoteleras, como los pobres y desatendidos en todo el mundo, serán los más afectados por la epidemia, mientras que los señores capitalistas encontrarán otras formas de obtener ganancias. En medio de esta crisis, el gobierno continúa avanzando el proyecto. El 10 de abril anunció que está revisando las propuestas de 14 consorcios (propiedades de multinacionales Chinas y de Carlos Slim, el hombre más rico de México) para construir la primera fase del tren, que costará al gobierno entre 12 y 22 mil millones de pesos mexicanos (de 600 millones a más de mil millones USD). Insiste el gobierno en que el proyecto se iniciará el próximo 30 de abril.

Nosotros, los abajo firmantes, denunciamos este proyecto y exigimos su detención inmediata en beneficio de la población local, los campesinos, la Madre Tierra y la humanidad misma. Apoyamos a todas las personas que luchan por preservar medios de vida sustentables, y especialmente a los pueblos originarios que luchan por preservar su historia e identidad y sus tierras ancestrales. Debemos proteger todo lo que queda de estos entornos y recursos sagrados para que las generaciones futuras tengan la oportunidad de sobrevivir contra la civilización de la muerte.

- Para leer la lista completa de sus firmantes, click aquí:

Declaración de lucha contra el tren Maya

Fuente: Desinformémonos

Temas: Megaproyectos

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